Destiny dejo los platos secos en su lugar y se volvió hacía la ventana del departamento, esa misma por la que podía ver Londres a la perfección.
-Lysander- susurró con melancolía apretando los bordes de la mesada con sus manos. Desde que se habían mudado juntos allí, aquella misión de los aurores había sido el primer momento que ambos debían pasar separados en un largo tiempo. Era imposible no sentir cierta nostalgia - Solo han pasado dos meses- murmuró para sí misma, pasando una rápida mirada por el reloj de la pared. Planificar cómo tendría que ser el departamento de sus sueños todo el verano y comenzar sus estudios terciarios los había vuelto más cercanos de lo que una pareja de su edad podía ser.
Miró nuevamente hacía Londres, sintiéndose demasiado abrumada por los sentimientos que tenía en su interior.
El ruido de la puerta le sacó de sus pensamientos y dio un giro completo, rozando la varita en la parte trasera de su bolsillo de jeans. Lysander se había ido junto con Harry y Ron a una misión en busca de los últimos simpatizantes de Voldemort, los cuales habían comenzado a ocacionar problemas en Escocia. Si bien era muy pronto para el joven aspirante a auror, era imposible no haber extendido un permiso especial al sentir que Destiny estaba en peligro. Sin duda, ser la ahijada del heroe de su generación tenía cierto peso al saber que había gente de ese estilo suelta en la calle.
James le había hecho jurar que siempre andaría con la varita a su alrededor y por ello mismo estuvo rápidamente en su mano cuando la puerta se abrió sin su permiso.
-Pensé que ya habíamos superado el resentimiento-Albus alzó una mano en son de paz y con la otra extendió una caja de donas.
-¡Albus!- después de haber despedido a Lily hacia su último año de Hogwarts y tener a James envuelto en su último año de la academia, no podía negar que ver una cara tan familiar de un Potter le resultaba enormemente gratificante. Dejó la varita hacia un lado y salió corriendo en su búsqueda.
El chico se quitó el abrigo mientras la pelirroja acomodaba todo en su diminuta sala de estar para poder tomar el té como se debía. Habían adquirido esa vaga costumbre, a la que incluso se sumaban Rose y Scorpius de vez en cuando, después de la primera semana que Lysander se había ido. Ambos sabían que la noche ponía demasiado nostálgica a Destiny y Albus estaba buscando resarcir su conciencia después de todo lo pasado en Hogwarts... y algunos años antes.
Lo mínimo que podía hacer era brindarle compañía a la ex pelirroja.
-Me gusta tú cabello- murmuró él cuando ella dejó el infaltable Whisky ante ellos, un agregado imprescindible al té y mezclado con las donas, era totalmente exquisito- El castaño oscuro resalta tus ojos.
-En verdad el paquete decía negro azulado- le acotó como si nada, sintiéndose algo tonta después por estarse justificando cuando él había dicho que todo estaba bien así- Pero no es muy negro.
-Ni muy azulado- se burló él, tomando uno de los mechones entre sus dedos, ya que ella ahora lo llevaba mucho más largo.
-Albus...- intentó frenarlo, sabiendo cuáles eran sus propias limitaciones. Quería ser su amiga, verdaderamente lo quería, y sabía que todo estaba marchando lo suficientemente bien desde que se habían alejado de Hogwarts... pero la soledad y la sensación punzante en el pecho cada vez que le tenía cerca, era imposible de negar. Y no le ayudaba cuando él de la nada acortaba la distancia de esa forma.
-Lily me ha enviado una carta desde Hogwarts- comentó él, volviendo a su lugar, pero mucho más cerca que antes- Explicándome doscientas razones por las que debía venir a verte apenas pudiese... la primera logro convencerme.
-¿Qué decía?- pregunto mientras servía el té y le entregaba una taza a él.
-"Me ha dicho que ya no quiere ser pelirroja... ¡Como osa irse de nuestro bando! Será mejor que te aparezcas por allá, Potter, o verás cuantos genes de merodeadora tengo cuando llegue a casa para las navidades"- dijo utilizando casi el mismo tono que ella, haciéndoles reír a ambos- Me llamó Potter y no Al, entiende mi grado de preocupación.
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Adiós, Albus Potter
RomanceDesde el primer momento que lo vio sentarse en el banquillo de la selección supo que su corazón le pertenerceria a él durante toda la eternidad. Y a pesar de que muchos querían ser los que pudieran besar sus labios, todos sabían que ella solo le cor...