Razones

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Todos circulaban a su alrededor, en el caos obvio que podría realizarse en San Mungo tras un ataque de mortifago en plena calle a la mañana. Los sanadores  y los elfos iban de un lado hacía el otro, mientras eran engullidos por una nube de aurores que entraban y salían sin parar buscando información que retener para armar el caso.

En medio de ellos, Rose Weasley contenía a su novio y a su primo, con la poca energía que le quedaba en el cuerpo.

Nadie se detenía a brindarles un poco de información sobre Destiny y ellos internamente, temían consultar. Scorpius no era ni de cerca un chico pesimista, pero en ese momento no quería tentar por demás a la suerte.

-¡Niños!- Ginny Potter dobló el pasillo, aún con el piyama y un abrigo a medio abrochar. Detrás de ella le seguían James y Harry, ambos con la misma expresión meditabunda de la pelirroja mayor. Albus alzó la vista hacia su padre, era imposible animarse un poco de verle bien- Vinimos en cuanto pudimos- explicó la mujer, mientras le daba un abrazo fugaz a cada uno- Debimos comunicarnos con Lily primero, pero ya estamos aquí...

-¿Qué ha pasado?- preguntó entonces Harry, completamente ido de la situación. En su conciencia, además de cargar con tantas cosas, cargaba con el hecho de que tras un descuido, Lysander había sido hechizado; no precisaba más para estar al limite de la situación nuevamente.

 -No lo tenemos claro- contestó Scorpius, directamente hacia el señor Potter. Él acababa de procesar demasiadas cosas como para comprender qué estaba pasando con su mejor amiga en ese momento- Lorcan fue a darle la noticia a Destiny, y luego de salir detrás de ella, la encontramos hechizada en un pasillo. Notablemente había sido atacada, alguien experto la tomó por sorpresa.

-Debí de haber ido yo a hablar con ella- Harry se tomó el caballete de la nariz con la punta de los dedos, Ginny, a su lado, le tomó afectuosamente por el codo, acercándose entre sí- Con todos los riesgos luego de la misión...

-¿Qué?- Albus, que hasta ese momento se había mantenido completamente ido de la situación en un costado, alzó la cabeza inmediatamente tras escuchar a su padre- ¿Qué riegos, papá? ¿De qué estás hablando?

-En la misión efectivamente encontramos rastros de personas que seguían los ideales de Voldemort- comentó acercándose aún más hacia su familia, para guardar aquellos detalles en privado antes de que el El Profeta  decidiera sí publicaba la noticia o no- Exacto, mortifagos- anunció, tras ver los rostros de sus hijos y sobrina- Cuando estuvimos en el campo, fuimos emboscados y en medio de la lucha fue cuando tomaron a Lysander. Sabían muy bien quienes éramos nosotros, y quién era él. Intentamos con Ronald llevar toda la situación bajo calma, pero mencionaron a Lily... y a Destiny, y la tensión del momento creció.

-Oh, cariño- murmuró Ginny, llevándose las manos a la boca. 

-Cuando fuimos capaces de reaccionar, Lysander ya había caído y no pudimos dar con algunos de los mortifagos- terminó de contar, a grandes rasgos- No pensé que fueran a atacar a Destiny, mucho menos en pleno Londres muggle...

-¿Cuándo pensaban decirnos sobre esto?- espetó James, colérico- Lily esta en Hogwarts, papá. Tenemos que avisarles a todos, si han atacado a Destiny irán por cualquiera de nosotros en cualquier momento...

Albus se tapó el rostro con ambas manos, intentando ocultar la expresión que había aparecido en su rostro. Su mente trabajaba a gran velocidad y cada hipótesis en la finalmente concluía era un peor resultado que el anterior.

Si habían dicho el nombre de Lily y el de Destiny frente a Harry, solo significaba que estaban buscando hacer daño. Ese tipo de daño del que uno no podía reanimarse rápidamente. Querían atacar las debilidades de la familia.

Adiós, Albus PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora