Sophia

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-Hay cosas que solo una chica puede hacer- Nina miraba a James y este, sin la más mínima intención de estarle prestando atención, bostezó y se removió en la butaca, provocando que su novia entrecerrara los ojos amenazadoramente- Claro ejemplo es este chico, no sirve para nada aquí.

-Al menos les llevo las bolsas, ¿no?- ironizó alzando los brazos, dejando ver la cantidad de compras que colgaban de ellos- Si no fuera por mí y tendrían que haber vuelto a la madriguera hace rato.

-No comiencen a discutir- Destiny apareció con su abultado abdomen de seis meses entre los estantes de la tienda y les fulminó con la mirada a ambos para detenerlos- Saben que no querrán hacerme enojar.

-Te lo recomiendo- James puso expresión burlona y miró a su mejor amiga- Papá me ha contado que su padre tendía a hacer explotar las cosas y cuando ella era pequeña también lo hacía.

-Ja ja, Potter, hablas como si no hubieses vivido esa etapa- Destiny alzó una ceja y le apretó fuertemente en el brazo, haciendo que él le fulminara y se apartara de ella de un salto- Ya es bastante con el mal clima de hoy como para que ustedes sigan discutiendo.

-Es que no quiere ayudarme- Nina hizo puchero y apoyó al cabeza en el hombro de Destiny- Dice que cualquier vestido servirá, que todos son iguales... Pero es el primer evento al que asistiremos públicamente como pareja y tú sabes Dest lo que es ser pareja de un Potter. Tendrías que ser bueno James y al menos decirme de qué color irás tú al casamiento de tú hermano y tú mejor amiga.

-Para mí te ves mejor sin ropa- contestó el azabache con simpleza, hundiéndose de hombros- Por eso digo que es igual cualquier vestido- agregó con descaro, provocando que su novia se lanzara sobre él y le besara tiernamente.

De todos modos, Destiny ya había dejado de escuchar hace varios segundos. Precisamente en aquel momento donde había escuchado al casamiento de tú hermano y tú mejor amiga. Inconscientemente llevó la mirada hacia aquel anillo que brillaba entre sus dedos y sonrió recordando lo enamorada que estaba, porque desde navidad solo sabía hacer eso.

Aún no podía creerlo. 

Finalmente, había llegado el día en que portaba aquel anillo en su dedo anular, entregado por la persona que más amaba en todo el mundo.

Se casaría con Albus Severus Potter Weasley. El segundo hijo de Harry y Ginny Potter. El prefecto perfecto de slytherin. Poseedor de los ojos esmeraldas heredados de su abuela Lily Potter. 

Dueño de cantidad indomable de celos. Padre de sus dos hijos, la bella Amira y el que estaba por llegar en tres meses.

Aquel hombre al que había empezado a amar en Hogwarts, aunque debía reconocer que desde mucho tiempo atrás le gustaba. 

Y aún no podía asimilarlo todo.

-¿Estás pensando nuevamente en Al?- preguntó Scorpius abrazándola por los hombros, haciéndola, como de costumbre, volver a la realidad- Me voy a poner celoso.

-Para variar- murmuró Rose colocándose a su lado, mirándolos divertida. La pelirroja siempre había admirado que su mejor amiga se llevara tan bien con el amor de su vida y viceversa- No me mires así, Scor, todos sabemos que también eres un celoso incontenible.

-Debe ser común en los mejores amigos, entonces- Destiny sonrió mientras su rubio mejor amigo intentaba hacerle cosquillas y Rose le regañaba diciéndole que tuviese cuidado, que recordara que ella también estaba tan embarazada como ella misma. 

-Hemos terminado- Nina, colgada del cuello de James, les miró sonriente y luego se bajó, tendiéndole un paquete a Destiny, provocando que esta le mirase de forma extraña, sabiendo ya que clases de cosas extrañas podía imaginarse la pelirroja de ojos chocolate- No me mires así, solo es un pendiente para ese brazalete tuyo que tienes.

Adiós, Albus PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora