No es más que un Apocalipsis /TWD (Carl y tu)/ [Terminada]

La 'nueva'.

Carl y yo salimos detrás de Daryl para volver al refugio y al parecer a 'Merle' le afectaron las palabras de su hermano y vino detrás de nostros cabizbajo.

Llegamos hacia el campamento y todos se alegraron de ver a Daryl en cambio no tardaron en quejarse por la presencia de Merle, decidieron llevarlo a hablar con Rick, cuando Daryl se acercó a mi.

-Taylor yo..... -Fué a hablar pero lo interrumpí con un abrazo.

Le abracé con fuerza y él sorprendido correspondió.

-Siento enfadarme tanto. -Dije arrepentida.
-No, la culpa fué mía, de no darme cuenta de quien es de verdad importante para mí.

Sonreí ante su comentario.

-Vaya, dentro del Rudo Daryl hay un Daryl sentimental. -Dije burlona.
-¡Hey! No me agas retarte arquera. -Dijo Sonriendo victorioso.
-Cuando quieras, pero acepta luego la derrota.

Pasé un rato riendo con Daryl, hechaba de menos esas charlas con él, la verdad me recuerda a mi padre solo que menos estricto.

Me dirigí a la casa para dormir, estaba demasiado cansada de todo el día fuera, cuando llegué ví a Carl también a punto de acostarse.

-¿También estás cansado? -Pregunté.
-Ya ves, podría dormir hasta la tarde del siguiente día. -Dijo Carl riendo.
-Por cierto gracias, me salvaste de la muerte con tus reflejos. -Terminó recordando al hombre que le iba a disparar.
-No iba a dejar que te disparase. -Dije obvia.

Me cambié y me acosté junto a Carl, éste me dió un corto beso y me abrazó por la cintura, yo me abracé a su espalda y me quedé profundamente dormida.

Al día siguente desperté y Carl no estaba, me vestí y cogí mis armas antes de salir de la casa, a lo lejos en la  verja vi que estaban dejando pasar a una chica, me alarmé y fuí para ver.

-¿Quien es ella? -Pregunté a Daryl y a Rick.
-Estaba sola, decidimos que podría quedarse. -Me dijo Rick.
-Pero no la conocemos. -Dije desconfiada.
-Habrá que conocerla. -Dijo Rick antes de marcharse.
-¿Que ocurre? -Dijo Carl llegando con Judy en brazos.
-Viene una nueva. -Dije sin ánimo, me traía desconfianza.
-Ah, pero contra más seamos mejor ¿No? -Dijo Carl despreocupado.
-Nose, no me trae buena espina. -Dije mirándola.

Tenía el pelo largo y castaño, piel clara, ojos también claros, labios ligeramente anchos.
Pero era extraño que estuviese sola, no se, algo en ella me molestaba.

-¿Quieres sostenerla? -Dijo Carl refiriéndose a Judy.
-¡Claro! -Contesté felizmente.

Carl me pasó a Judy de entre sus brazos a los míos, estaba despierta y sonriente.

Acaricié sus mejillas haciendo que se riera aún más, Carl observaba la escena con una amplia sonrisa.

-¡Oye! ¿Conoceis a la nueva? -Dijo Michonne.
-No, nadie la conoce aún. -Dije indiferente.
-Pues prefiero que la conozcais, me transmite desconfianza.
-¿Lo ves? ¡No soy la única! Esa chica es rara. -Dije con el ceño fruncido.
-Oh vamos, no puede ser para tanto. -Dijo Carl y se fué hacia ella para hablar.

Me llamó Carol para que le ayudara a cocinar unas galletas así que para distraerme me fuí con ellas.

-Te han salido deliciosas Carol. -Dije probando una.
-Nos han salido deliciosas. -Dijo remarcando la primera palabra.

Al charlar con Carol salí de su casa y en el porche de otras de las casas Carl y la nueva conversaban muy felizmente, ella se acercaba demasiado a él y él no se alejaba.

Cerré mis puños con fuerza de la rabia que tenía dentro, los celos me carcomían al ver esa escena.
Llegué hacia ellos y dije:

-Carl, necesito decirte algo, ¿Puedes venir un momento? -Dije con la mirada fija en la chica.
-Claro voy. -Dijo Carl poniéndose de pié pero ella lo paro.
-Adiós. -Dijo con su estúpida voz dándole dos besos en la mejilla demasiado cerca de la boca.

Me miró y puso una sonrisa maléfica y victoriosa, desde luego es mala.
Carl un poco desconcertado me siguió.

-¿Que ocurre? -Me dijo Carl.
-¿No has visto la mirada de loca que me ha puesto? -Dije cabreada.
-No, yo creo que te estás emparanoyando. -Dijo Carl tan tranquilo.
-¡Carl, no es mi imaginación, lo e visto,  es mala, ni siquiera habla de ella!
-Se llama Enid, y es de nuestra edad. -Dijo Carl.

Que el no se inmutara acerca de mis argumentos me cabreaba aún más.