No es más que un Apocalipsis /TWD (Carl y tu)/ [Terminada]

¿Secuestrada?

Sentí un constante y fuerte dolor en mi cabeza e intenté abrir poco a poco los ojos.

Cuando recuperé la consciencia me dí cuenta de que me encontraba atada en una silla de pies y manos, la habitación era pequeña y poco iluminada, me asusté y comencé a buscar mis armas.
Me encontraba sin ninguna de ellas, intenté desatarme pero solo lograba hacerme rasguños en las muñecas y en los tobillos.

Intenté romper la cuerda tirando de mis manos con fuerza o dándole golpes a la silla pero no lograba hacer nada, estaba atada con cinta gruesa por lo que sin un cuchillo o arma no podría desatarme.

A mi alrededor no había absolutamente nada, ví una puerta pero estaba cerrada desde fuera con llave, tampoco habían ventanas y el lugar estaba bastante sucio, un silencio perturbador inundaba la sala mientras extraños escalofrios recorrían mi cuerpo.

Cerré mis ojos con fuerza, no voy a mentir, tenía miedo, no sabía que me haría o harían, no se a quién me encontraré.

Escuché unos pasos y mi cuerpo se tensó al instante.

Llegó lentamente hasta la puerta y la abrió con la ayuda de una llave.

-Vaya, ya has despertado. -Dijo un hombre entrando por la puerta.

Su aspecto era de unos treinta y pico años, cabello corto y barba, al parecer estaba contento.

-¿Quien eres? -Pregunté mirándole a los ojos desafiante.
-Creo que no es lo que más debería preocuparte. -Dijo sonriendo.
-¿Que quieres? -Le dije de igual forma que antes.
-Nada, solo pasar un buen rato, antes de desacerme de tí.

Mis piernas temblaban, no entendía a lo que se refería con eso de 'Pasar un buen rato'.

-Tranquila pequeña, ¿Porque no me dices tú nombre? -Dijo acariciando mi brazo, yo intenté moverlo con fuerza pero estaba atada. -Es preferible que te estés quieta, si no quieres sufrir las consecuencias. -Dijo sacando una navaja.

Acercó la navaja a mi mejilla y cuando pensé que no haría nada hizo un corte en ésta, yo me quejé del dolor al notar la herida arder y las gotas de sangra caer por mi cara.

Este hombre estaba loco, y no podía hacer nada.

-¡Dime tu nombre! -Dijo ahora cabreado.

Me quedé en silencio sin si quiera mirarle a la cara, él frustrado hizo otro corte pero ésta vez a mi muslo, y más profundo haciendo que gritara de dolor.

-¡Taylor! ¡Me llamó Taylor! -Dije para que parara de cortarme.

El paró y sonrió.

-Así me gusta. -Dijo sonriente.

El miedo me invadía y pequeñas lágrimas caían por mis mejillas doloridas y ensangrentadas.

La pierna y la mejilla me ardían como el infierno y me sentía tán sola y desprotegida.

-Ahora que empiece lo bueno. -Dijo incorporándose.

Quitó mis zapatos y luego mis shorts.

-¿Que vas a hacer? -Dije con miedo y rabia a la vez.
-¿Sabes? No debería de ir una adolescente sola por ahí. -Dijo terminando de sacar mi short.

No quería pensar en lo que haría, después quitó mi chaqueta y mi camiseta, haciéndome quedar en ropa interior.

-¡Sueltame! -Dije entre lágrimas.
-No, no hasta que yo quiera.

Se acercó a mi mejilla dañada y la acarició con el dedo, haciendo que me ardiera aún más.
Retiré la cara de su mano bruscamente.

-Vaya, no aprendes. -Dijo volviendo a coger la navaja.

Me intentaba revolver el la silla pero no lograba nada, solo provocaba más risas por parte de él.

Pasó la navaja por mi brazo apretando cada vez más, haciendo otro corte en mí.

Yo me quejaba de dolor, no sabía que podría hacer, estaba firmemente atada, él con una navaja y yo herida y en ropa interior.

Acercó sus labios a los míos, al notar su aliento provocó harcadas por mi parte, el hecho de mirarle me daba asco.

-Carl.... -Dije casi en susurro, si Carl estuviera aquí esto no pasaría, con él estoy segura, él me protege.....

No podía evitar llorar mientras pensaba en él y en lo estúpida que fuí al estropear todo de esa manera, ahora un estúpido me va a violar y luego acabará con migo.

Acarició mi muslo desnudo y yo ya no hacía otra cosa que llorar y esperar que algo ocurriera.

-Vamos a yá. -Dijo acercándose a mí.

Miró mi Sostén/Sujetador, sonrió y colocó sus manos cerca del broche, estaba dispuesto a desabrocharlo cuando una bala atravesó su cabeza y  la esperanza me inundó.