Mudanza

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Estábamos empacando, ¿para qué? Bueno, porque nos vamos a mudar a Tierras Neutras gracias a mis lecciones de princesa; pero no solo nosotros nos mudamos, James, Kate, Andrea y Thomas se van a mudar igualmente. Lastimosamente, Federico y Fernando no pueden venir ya que no tienen ningún parentesco mágico, pero eso no implica que no vendré a visitarlos. Les daré un resumen de lo que ha ocurrido: desde la fiesta las cosas volvieron a su estado "normal", era una adolescente común para muchos, hace unos 3 meses los sueños o visiones volvieron, pero no se lo he dicho a nadie ya que no son muy graves. Todas han tratado de lo mismo; un montículo de arena negra increíblemente grande abalanzándose sobre mí, una risa escalofriante y luego unos ojos; unos ojos negros con toques dorados. Tengo unas semanas sin dormir bien y para pasar la noche, dibujo esos ojos de pesadilla, hasta que el sueño se apodera de mí nuevamente. Hace un par de días tuve un mal presentimiento y aún no se me quita del todo, poco a poco iré viendo de qué trata, ¿Las cosas con Thomas? Se pueden decir que están bien, no lo veo desde hace un tiempo porque ha estado de misión en misión gracias al Consejo Mágico y eso hace que mis niveles de preocupación suban por las nubes.

-Isa, querida ya nos vamos- dijo mi mamá para luego subir al auto, la seguí y me senté al lado de la ventana. Mis hermanos ya estaban ahí, Dan trataba de entender el juego de Gabriella pero no lo lograba, mi padre estaba en el asiento de copiloto y mi madre asegurándose de que todo esté en orden.

-Adiós casa, adiós vecindario, adiós amigos; nos volveremos a ver.
+¡Qué dramática!
-¿Cómo que dramática? ¿No estás viendo nuestra situación?
+Claro que sí, pero dices eso como si fuese la última vez que vendrás.
-Uno nunca sabe, hay que estar preparada para todo. Mujer precavida...
+Vale por dos. Está bien, está bien; sólo deja el drama.
-No prometo nada.
+Está niña no tiene remedio.
-¡Te oí!
+¡Lo se!

Después de esos 5mins de locura interna, decidí pensar en los pros de la situación; viviré en un castillo, asistire a muchas fiestas, seré la princesa y luego reina de toda una nación de la cual nadie sabe... Y de la nada todos los contras llegaron a mi mente; te perderás en el castillo, las fiestas serán sumamente aburridas, no podrás hacer las estupideces que haces con tus amigos, vivirás agobiada el resto de tu vida... Ok, suficiente. Agarré mi teléfono, conecté mis audífonos y comencé a oír música, era tan relajante; cantaba ciertas partes, al resto de la canción le hacía playback, en menos de lo que pensé, ya habíamos llegado. Muchos hombres que parecían de seguridad nos escoltaron al castillo mientras que el resto sacaba las maletas del auto y con un hechizo las hacía desaparecer, ¿irán de una vez a las habitaciones? Concentre mi vista en el lugar al que estaba entrando y lo que más llamó mi atención fue el hermoso cielo raso con pinturas en él, por lo que pude entender de ellas, narraban la historia de este lugar.

-¡Bienvenidos!- dijo un hombre en medio de la habitación- su majestad- se dirigió a mí e hizo una reverencia, yo no sabía que hacer, él se incorporó nuevamente para seguir hablando- princesa, con el consejo se ha acordado que el lunes comenzarán sus lecciones reales, mañana se le dará el horario exacto. Hoy podrán acomodarse en sus habitaciones y mañana recorrer el reino si gustan- dijo y observó levemente a todos, los ojos de Gabriella estaban iluminados, algo me dice que le encantará esta nueva vida- si me permiten, les enseñaré el lugar.

Comenzamos a caminar por todo el castillo, era enorme, nos mostró las salas, el comedor, el salón de bailes, los jardines, la biblioteca (a la cual iré más tarde), el lugar de los empleados, el establo real (pero de lejos, ya que dijo que no estábamos listos para ver las criaturas que ahí se hallaban), la cocina, la sala de reuniones, la habitación del trono y por último, las habitaciones. Cada habitación era más grande y hermosa que la anterior, primero fue la de mi hermana, luego Dan, mis padre y por último yo. Mi habitación era increíble, parecía estar diseñada exclusivamente para mí, tenía un estudio gigante, una closet que parecía otra habitación, una sala de estar bellísima, una baño inmenso y luego la habitación como tal. Las paredes de los lugares eran de color turquesa excepto las de la sala de estar y una en el estudio que parecía una pizarra gigante, mi cama era matrimonial y con esa cortinas que cuelgan del techo de esta, las ventanas tenían asientos adelante, la sala de estar tenía muebles para regalar y de esas sillas que cuelgan del techo. Me acerqué a esta y cuando me senté dio un par de vueltas, cuando se detuvo me dio a ver un pequeño balcón que se encontraba en la habitación, me acerqué; no era la gran cosa, pero era hermoso. Tenía plantas de rosas blancas a los costados y con la vista perfecta al cielo...

-Hermoso, ¿verdad? Me aseguré de que tuvieras la mejor vista a las estrellas- dijo una voz en la habitación, giré para ver y Thomas se encontraba a unos metros de distancia, sonreí al verlo y fui directamente a abrazarlo. No sabía cuanto tiempo tenía sin verlo pero eso no importaba en estos momentos- te extrañé Bella, y no sabes cuanto- dijo intensificando el abrazo.

-Yo te extrañé más Tommy- dije y solté una pequeña risita, nos separamos un poco y me beso, uno de esos besos necesitados pero dulces que se estaban volviendo costumbre entre nosotros, nos separamos a causa de que un ruido nos sorprendió.

-Isabella Maria de la Concepción Josefina Bellerose Lange Tercera, ¿dónde diablos estás?- reí ante mi nuevo nombre por parte de Katelyn, Thomas hizo lo mismo que yo.

-Por aquí Kate- dije, ella se acercó a nosotros, Thomas tenía su brazo sobre mis hombros y uno de los míos rodeaba su cintura- por cierto, gracias por el nuevo nombre solo tengo una pregunta, ¿Por qué tercera?

-Porque fue el primer número que se me ocurrió- dijo para luego echarnos a reír, sus carcajadas empezaron a desaparecer y se transformaron en suspiros de asombro, no había notado la inmensidad de la habitación- ¡no inventes! ¿Está es tu habitación?- asentí un poco avergonzada, a pesar de que era increíblemente bella también era exageradamente grande.

-Deja me decirte que me mudo, no te salvas- dijo Andrea saliendo de la nada- ahí voy a poner mi cama y la mitad del closet va a ser mío, ya veremos cómo hacemos para el estudio y el baño, pondremos turnos o algo así.

-Claro, claro; ya te despertaste y viste que estabas soñando- Thomas y Katelyn rieron y Andrea me veía un tanto molesta- te puedes quedar a dormir de vez en cuando, pero no vas a vivir conmigo, además; no creo que me dejen.

-¿Quiénes? ¿Tus padres?- preguntó Andre, bufé.

-¡No! Los guardias del castillo- reímos. Pasamos ahí un tiempo, en la sala había una tv así que decidimos ver películas, después de las peleas para decidir qué películas veríamos, logramos elegir una; pero en menos de 10mins, las puertas de mi habitación se abrieron nuevamente.

-Princesa Isabella, ya es la hora de la cena- dijo un chico que se veía como de mi edad, me llamó la atención un poco y le sonreí.

-¿Cómo te llamas?- le pregunté y él se sorprendió por la pregunta.

-Mi nombre es Logan su majestad, Logan Reed- dijo e hizo una reverencia.

-No es necesario que hagas eso Logan- dije, en serio, no me acostumbro a las reverencias- muchas gracias por avisarme, pero por favor dile a mis padres que no tengo hambre.

-Por su puesto princesa- dijo para después irse.

-Gracias- le dije, no se si me escuchó, me giré a ver a Thomas, se veía un poco molesto.

-¿Por qué tanto interés en su nombre?- me preguntó mientras alzaba una ceja y arrugaba la nariz inconscientemente, sin dudas esta celoso.

-Porque no- dije restándole importancia, él bufó y se acomodo en el sillón, yo hice lo mismo.

Me acerqué más a él y me acurruque en su pecho mientras veíamos la película, él rodeó mis hombros con su brazo y apoyó su cabeza sobre la mía; lo observé como pude, estaba tan concentrado en la película, ¡se ve tan tierno!, ok Isabella, controlate. Seguimos viendo películas y comimos un poco hasta que se hizo muy tarde, las chicas se fueron a su casa y Thomas se quedo ahí conmigo, ya que me asustaba estar en una habitación tan grande yo sola; sí, lo se, qué cobarde soy. Al fin y al cabo, no había sido una mala mudanza; al poco tiempo nos quedamos dormidos.

Un Destino: desafiando a las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora