Desperté gracias a cierta melodía que sonaba en el aire, alguien tarareaba una canción y sabía quién era. Caminé, dejé que la música me llevase a ella y mientras me acercaba, admiraba el lugar. La última vez que estuve aquí me encontraba muerta, sabía que está vez no era así, era por otra cosa. De los árboles caían gotas de cristal, eran sauces pero de diferentes colores, todos pasteles, armónicos, tranquilizadores. El cielo estaba iluminado por estrellas las cuales parecían que no se iban nunca, el sendero era de la arena más blanca y perfecta que nunca antes había visto. Al final de éste ella se encontraba, mi bisabuela, en frente de ese lago; en el cual aparecía yo al lado de un Thomas dormido, al igual que mi persona.
-Lo lograste- dijo, al igual que esa vez- pero a un alto costo, ¿no?- me miró. Me senté a su lado, sabía a qué se refería, a mis poderes, los había perdido.
-Ahora, ¿qué haré?
-Eso creo que ya lo sabes- me respondió con una sonrisa.
-Pero, bisabuela Aura, ¿cómo voy a gobernar un reino mágico si no poseo magia?- ella rió.
-De eso no me preocuparía Isabellita.
-¿De qué entonces?
-En decir la verdad, por ejemplo- la miré incrédula- sabes cosas que el resto de los habitantes de Tierras Neutras ignoran y desconocen. Tienes que decirles la verdad, de lo que hiciste, de tu magia, de todo.
-¿Y cómo?
-Como siempre lo has hecho. Isabellita, eres una líder nata por naturaleza, todos los que están contigo te siguen, no por la cantidad de cartas que tienes, si no por la forma en que las juegas- me obligó a mirarla- tu manera de pensar, de ser e incluso de tratar hace que muchas personas te sigan y una vez que lo hacen no dejan de hacerlo. Eres, como dijiste, una marca histórica para nuestro mundo, defines un fin y un principio, una derrota y un triunfo, una pregunta y una respuesta. Eres curiosa pero astuta, sabes cuándo actuar y cuando no, y créeme cuando te digo que muchos aprecian eso.
Sonreí. La duda aun me inundaba, el sentimiento de desprecio que podría sentir el pueblo de Tierras Neutras hacia mí por decirles la verdad yacía en el fondo de mí ser pero como ella decía; ya sabría qué hacer.
-¿Cómo logro despertar?- le pregunté y ella sonrió, luego señaló el lago. La miré inquietante, asentí. Me adentré a él, algo en mí decía que cuando más profundo mejor. Una vez, en lo que creía que era el centro del lago, me sumergí en él y cerré mis ojos; esperando que el agua del lago me cubriera por completo...
Abrí mis ojos poco a poco mientras se acostumbraban a la luz del exterior, volteé encontrándome con un Thomas aún dormido; besé su frente y me levanté. Al salir del baño, Thomas me esperaba ya listo para partir. Observaba la casa de una manera diferente, había un brillo en sus ojos que aun no lograba descifrar.-¿Qué pasa?
-Esta casa. Ya no la veo igual- dijo girándose hacia mí, alcé una ceja y él sonrió- la primera vez que vine aquí era solo una casa, sin nada que me importase. Pero ahora, después de todo, puedo decir con firmeza que es un hogar. Mi hogar- se acercó a mí- nuestro hogar.
-Me alegro que te guste- dije mientras lo besaba- pero lamento informarte que ahora viviremos en un castillo- comenté al mismo tiempo que me dirigía a la puerta- acá serán nuestras vacaciones de verano- Thomas rió divertido- ven, ¿qué esperas? ¡Es hora de irnos!- reí. Thomas se acercó a mí riendo para luego tomar mi mano.
-¿Las reinas pueden tomar vacaciones?
-Eso... después lo averiguaremos- reímos.
Narrador Omnisciente.
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Un Destino: desafiando a las sombras
FantasyEl tiempo ha pasado, Isabella ya tiene 16 años y está preparada para sus lecciones; pero no todo es color de rosas. Isabella comienza a sentir la presión y con ella, problemas; sus poderes se salen de control y la aparición de un nuevo enemigo solo...