Desperté, estaba toda adolorida, no sabía que estaba pasando, me levanté con dificultad y sobé mi cabeza; esta me dolía. Observé a mí alrededor y todo era blanco, en eso recordé lo ocurrido; le había cedido mi cuerpo a mi sombra, me acerqué a una especie de pantalla y vi a través de ella, estamos en el bosque, ¿Por qué? ¿A dónde vamos?, seguí viendo y saqué la conclusión de que esa pantalla son mis ojos. Llegamos a un lugar que me resultaba conocido, no sabía a dónde íbamos ni que era lo que ella estaba buscando, pero si sabía que era algo malo; muy malo. Al entrar al lugar inmediatamente lo reconocí, el Santuario, ¿qué hacemos aquí?, el inconfundible libro con el holograma de Natie apareció en frente a mí o bueno, nosotras, se abrió y al verme o verla a ella, ¡ay! Ustedes entienden; se volvió a cerrar.
-Ábrete, no puedes ignorarme- le dijo a Natie, ella se abrió pero la veía algo confundida, ¿será que me notó?- ¿qué tanto me miras?- preguntó amenazante.
-Nada, nada- respondió ella rápidamente- ¿qué es lo que quieres?
-Tú sabes que es lo que quiero Natalie- dijo en tono de burla- tráeme el diario de Augustus Every- el holograma de Natie quedó en shock, ¿quién era ese?- no me mires así y tráelo.
Natie obedeció, fue en busca del diario, entonces entendí que era el diario de la persona que descubrió las sombras, ¿qué hará con ello?, una vaga idea cruzó por mi mente, no puede ser eso, ¿o sí?, sentí como una sonrisa se formaba en su rostro; ya tenía el diario en sus manos. Comenzó a leerlo y mi idea comenzó a hacerse realidad, eso es lo que quiere, quiere convertir a todos en sombras; está loca.
Tenía que impedirlo, tenía que hacer algo pero, ¿cómo? Ella es yo y yo soy ella, ¿cierto?, entonces, ¿qué pasará si hago esto...? Imaginé lo mismo que ella estaba viviendo, solo que agarré una lápiz, observé por la pantalla y noté como ella también agarraba un lápiz, comencé a escribir en una hoja unos dibujos o eso era lo que le estaba haciendo pensar, solo espero que este plan funcione. Ella seguía en lo suyo y yo en lo mío hasta que un ruido llamó la atención de ambas, alguien estaba entrando al Santuario, su sonrisa se amplió y dejé de hacer lo que hacía para contemplar la situación.
-Vaya vaya- dijo- pero que tenemos aquí- se detuvo en frente de la mesa- pero si son los estúpidos amigos de Isabella y... Thomas- río, me tensé- querido, va a ser mejor que te vayas, esto se va a poner feo- dijo divertida, ¿acaso está loca? ¡Pero qué mujer tan cínica! Thomas estaba molesto, se notaba en su expresión.
-Ríndete y devuélvenos a Isabella- dijo Damián haciendo que ella riera fuertemente.
-Cariño, ¿acaso no sabes lo que es un trato?- volvió a reír- creo que todos son tan incrédulos como parecen- las chicas y Dan se comenzaron a acercar amenazadoramente- deténganse ahí- ella hizo un movimiento de manos y ellos quedaron... ¿congelados en el espacio? Ninguno podía moverse, ella camino alrededor de ellos, tocando los cabellos de cada uno, cuando llego el turno de Thomas; se acercó a él y depositó un beso en la comisura de sus labios.
-Descarada arpía, ¡aléjate de él!- comencé a gritar, sabía que ella podía oírme y eso era suficiente.
-Te lo manda Isabella- se alejó de él mientras le sonreía coquetamente.
-¡Déjate de insinuaciones, es mío!- grité con rabia, ella sonrió.
-Saben, no tengo tiempo para ustedes- su sonrisa se amplificó y agarró el diario sobre la mesa, el holograma de Natalie seguía ahí, a través de la pantalla miré la hoja en la que había hecho que mi sombra dibujara y luego miré a Natalie, ella asintió levemente para no llamar la atención de mi sombra- ya me tengo que ir, hay asuntos más importantes que debo resolver- se acercó a Thomas y susurró en su oído- ya nos volveremos a ver.
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Un Destino: desafiando a las sombras
FantasyEl tiempo ha pasado, Isabella ya tiene 16 años y está preparada para sus lecciones; pero no todo es color de rosas. Isabella comienza a sentir la presión y con ella, problemas; sus poderes se salen de control y la aparición de un nuevo enemigo solo...