parte 1

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- Isabela, ya levántate-un proyectil impacta de lleno en mi cabeza y me obliga a abrir los ojos, mi hermana se encuentra en su cama sentada, ya está vestidas, los cierro de nuevo.

-déjame dormir, Alison. Estoy de vacaciones lo merezco-le digo mientras hundo mi cabeza en la almohada.

-probablemente tengas razón, pero las vacaciones se acabaron linda lo siento debes vestirte-no alcanza a terminar de hablar cuando siento que todas mis frazadas salen volando de la cama, claro que se que las vacaciones se terminaron, pero mierda no quiero volver a clases.

Me hago bolita y con los ojos aun cerrados estiro la mano para taparme nuevamente, no alcanzo las frazadas así que saco la sabana de abajo y me enrollo en ella.

-¡vamos Isabela llegaremos tarde por tu culpa!

-no lleguemos y punto, no quiero ir, aun no me siento preparada emocionalmente para ir a clases, ya no sé ni cómo escribir, espera ¿escribir?, ¿Qué es eso?

-¡MAMA, NO SE QUIERE LEVANTAR!-su grito me hace llevar las manos a mis oídos pero de igual forma escucho el de mi madre.

-¡Isabela Martin si no te levantas en este instante iré yo y no será nada lindo jovencita!-le creo, la última vez que no me quise levantar mi colchón tuvo que secarse todo un día en el jardín.

-aaaaarghhh, ya voooooy-con muchísima flojera en cada terminación nerviosa de mi cuerpo me senté en la cama y mire a mi hermana con odio, la muy adoptada me estaba sonriendo-soplona.

Ella salió a saltitos de la habitación no sin antes gritarme que me apure, pero no le preste mucha atención el zapato que estaba junto a la cama de mi hermana estaba más interesante.

-¡Isabela!-mierda, despabile y me metí corriendo al baño, cerré con pestillo. Me estire soltando un bostezo.

-Flojera sal de este cuerpo estudioso y madruigador-digo en voz alta.

Del otro lado del espejo una maraña de pelos cobrizo me devolvía la mirada, o esperen era yo, me saque el vergonzoso pijama de perro y me metí a la ducha, la deje helada para poder despertar y cuando apenas la primera gota toco mi espalda solté un grito y comencé a respirar más rápido, no la deje mucho rato fría.

Me duche en tiempo record y me envolví en la toalla de princesas que estaba colgada junto a la taza del baño, ahora venia lo más complicado, peinarme.

Tome mi peineta y comencé esa difícil misión.

Una vez vestida y con el cabello medianamente peinado, bueno solo me había hecho una trenza que me caía por el hombro, me mire al espejo.

Mi piel estaba más blanca que de costumbre y tenia las mejillas casi tan rojas como mi cabello, hay días en los que me gustaría ser la hermana morena no la colorina, mi hermana Alison salió con el cabello marrón oscuro, igual que el de mi padre y su piel era como la de una persona que se paso toda las vacaciones en una playa, en cambio yo había salido como mi madre, cabello rojizo piel pálida como papel y ojos verdes, lo único que había sacado de mi padre, sus ojos. Todo lo demás era como una imitación made in china de mama, enserio no entendía como éramos mellizas si no nos parecíamos en nada, bueno igual teníamos cosas iguales como la pequeña nariz o la forma de los ojos pero en todo lo demás éramos como agua y aceite. Ella era la deportista de cuerpo curvilíneo y delgado, yo, bueno yo era como sid el perezoso de la era del hielo con unos cuantos kilitos de amor demás.

baje corriendo las escaleras y fui a la cocina, papa estaba leyendo el periódico mientras tomaba un café humeante, para tener cuarenta y muchos estaba bien conservado, no tenía ni una sola arruga y se veía guapísimo con su traje negro del trabajo, mi madre era como una jodida diosa, esa mujer se veía más joven que sus hijas y sin duda tenia mejor cuerpo que sus hijas, llevaba un vestido pegado al cuerpo hasta la rodilla color beige y unos tacones de infarto negros, enserio yo con esos me rompería el cuello seguro o como minimo me fracturo un pie.

perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora