Capítulo 23.

226 10 0
                                    


Poco a poco me iba quedando dormida en aquel colchón frío y vacío, mis ojos se cerraban con el pasar de los segundos y mi cuerpo estaba siendo dominado por el cansancio , mis músculos se relajaron hasta el punto en el que ya no me sentí más, ya no era yo, ya no me podía controlar, estaba volando,  flotando en un mar sin rumbo.  

La oscuridad tomó mi papel, usándolo en mi contra.

Siempre me he preguntado porque las cosas suceden en el momento menos esperado; como en este momento, después de casi dos semanas sin sueños ni pesadillas volvían a mí como las olas que desembocan en la orilla, a veces de una manera calmada, pero otras llegan más fuerte.

Pero siempre vuelven y van.

Una.
Y otra.
Y otra vez.

Como las olas .

Me desperté en aquél bosque , la noche majestuosa reinaba en ese lugar . Se sentía tan real como el frió se colaba por tus huesos, el crujir de las ramas y la tierra húmeda debajo de mi cuerpo.

Se sentía real, más sabía que no lo era al notar mi vestimenta; un vestido largo hasta mis tobillos y de mangas largas también hasta las muñecas , de encaje negro y ligero como una pluma.

Suspiré y me levanté de el suelo, mis pies descalzos mandaron una corriente de escalofríos a mi cuerpo al rozar más con la tierra húmeda y fría, una ráfaga de viento hizo que me abrazara a mi misma y mi cabello se alborotara.

Para ser un vestido recatado, se podía sentir el frió como si estuviera desnuda, pensé yo.

Caminé sin rumbo por un largo rato, sabía dónde estaba, conocía este lugar como si viviera aquí, pero no sabía a dónde me dirigía , no tenía ni idea, sólo caminaba sin orientación . Desde supongo minutos, segundos u horas atrás, no llevaba el registro del tiempo sentía que me observaban, más no quería voltear.

Las ramas debajo de mis pies me lastimaban logrando que parara una que otra vez para  sobar mis pies y seguir adelante a quién sabe dónde. Sabía que mi sueño me quería llevar a algún lado, lo sabía porque aunque no supiera donde estaba (O tal vez sí) , caminaba con precisión, como si lo supiera.
Aunque de algo sí estaba segura, nada bueno saldría de esto.

Y no me equivoqué.

Hoy era una de esas noches sin estrellas, y que las nubes tapaban la luna, solo era un espacio oscuro y vacío con nubes oscuras. El silencio se hacía presente más no del todo , las ramas crujiendo, los árboles meciéndose, uno que otro murciélago había pasado por encima de mí , al igual que uno que otro animal desconocido pasaba a mi lado haciendo ruido al caminar. Causando así una noche tétrica , muy tétrica .

<< No, otra vez no... >>.

— T-tú no eres real — balbuceé apenas .

Él no respondió , sólo se fue acercando más a mí mientras yo retrocedía a tanteas. 

— ¿Por qué haces esto? — dije dolida — ¿Acaso no ves que gracias a ti me hago daño? .

Le dije mirándolo a los ojos, pero no se inmutó por mis palabras, sólo se acercaba más y más hasta quedar a unos cuantos pasos de mí mientras yo seguía retrocediendo hasta que...

¡Maldición! ¡¿Por qué siempre pasa esto?! .

Me caí.
Por un carajo tropecé y caí al suelo, momento en el que Él aprovechó para terminar con la distancia que nos dividía. Me miró de arriba a abajo hasta irse agachando y quedarse a mi altura.

¿Por qué estoy temblando?.

Sus ojos que ahora estaban casi negros por la oscuridad me miraban con esa misma intensidad que antes, su rostro ahora estaba tan cerca del mío que podía sentir su respiración y su aliento chocar contra mis labios entre abiertos.

La Jefa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora