Capítulo 28.

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La marea era calmada y relajante, las olas pequeñas y pasivas desembocaban suavemente en la orilla sin hacer mucho revuelo y la brisa era un como pequeño susurro a mis oídos .

— ¿Por qué me trajiste a este lugar? .

— ¿No te gusta?.

— Negué — Me encanta, el mar es mi lugar favorito en el mundo — él se encogió de hombros.

— No lo sé , tuve un presentimiento de que te gustaría esto; llevo planeando venir acá después del accidente, para que te olvidarás de todo y te relajarse un poco .

— No era necesario .

— Tal vez no, pero quería hacerlo.

Tomó mi barbilla y besó suavemente mis labios, yo respondí a su beso sin prisa, disfrutando cada momento de éste, aunque en el momento se me hizo raro aquello y me tensé un poco, luego me relajé y simplemente disfruté.

— ¿Qu-qué hora es? — pregunté cuando sus labios se separaron de los míos, miró el reloj de su muñeca y luego dijo:

— 2:40pm  ¿Tienes hambre? — preguntó y yo negué.

— No, es sólo que perdí la noción del tiempo desde que me diste el sedante — lo miré mal y él se encogió de hombros  — ¿Por qué lo has hecho? .

— Estaba seguro que me dirías que no , además había pagado los pasajes — reí ante su comentario .

— Vale, está bien — lo miré — Pero que no se vuelva a repetir — aseveré.

Él soltó una carcajada .

— Oh, ¿si no qué harás? — dijo con burla .

— No me provoques — le advertí. 

Pero entonces él comenzó a hacerme cosquillas por todo el cuerpo , provocando que terminara acostada completamente en el sillón donde nos encontrábamos y él encima de mí, por mi lado las carcajadas no cesaban debido a que soy un poco sensible a las cosquillas.

—  ¿Dime harás al respecto muñequita? — dijo él sin dejar de hacerme cosquillas .

— Ya... Ya para ya — dije entre risas. 

— No hasta que digas quién manda aquí. 

— Y-yo — dije como pude.

— No, no, esa no era la respuesta  — dijo él negando e intensificando las cosquillas .

— ¡Y-ya! ¡Para! — y entonces paró. 

Mi respiración estaba muy agitada, mi pecho se movía descontroladamente y daba grandes bocanadas de aire buscando oxígeno, cuando ya mi cuerpo se relajó un poco pero no del todo , él volvió a preguntar.

— ¿Quién manda aquí? .

— Yo — dije todavía un poco agitada. Él chasqueó la lengua, sus manos tocaron mi vientre, dispuestas a darme otra ronda de cosquillas volví a decir algo que  no sé de dónde salió

— Nosotros .

Aquello se sintió extraño saliendo de mis labios, todavía estaba desconcertada por lo que acababa decir, y no me refería por aquel jueguito de quién mandaba o no, sino al hecho que pronuncié aquella palabra "Nosotros" .

Eso nos incumbía a los dos , de alguna forma que nos unía de una forma simple , pero ya no era sólo él o sólo yo, éramos los dos, éramos nosotros. 

Juntos.

Él levantó una ceja y sonrió de lado .

— No era lo que quería escuchar, pero no ha estado mal esa respuesta — dijo sin despegar sus ojos de mí.

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