CAPITULO 5

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- Good Morning guys – saludó la profesora de inglés – Para el trabajo de hoy quiero que formen parejas

De todas las materias, la que aprobaba con facilidad era inglés, ya que era uno de los idiomas que había aprendido. Claro que los maestros que tuve nunca supieron que era muy buena, en cierta manera me gustaba sacar malas notas en sus exámenes a propósito, solo por el hecho de que no me viesen como un cerebrito.

Mientras todos formaban pareja yo permanecí sentada observando como todos evitaban a Henry. Me sentí mal por él, así que jalé mi asiento y me acerqué a él. Ni siquiera me dirigió la mirada, estaba concentrado en lo que la profesora explicaba, creí que al terminar me diría algo pero lo único que hizo fue mirar su libreta, soy un poco orgullosa así que tampoco dije nada, solo me quedé mirando lo que hacía, específicamente me quedé viéndolo a él, era la primera vez que lo veía de frente y a una distancia "corta", así que aproveché el momento para grabarme bien sus particularidades, además pensaba que si lo miraba fijamente se iba a dignar a hablar, pero eso no pasó. Estuvimos en silencio casi por toda la clase hasta que Henry me extendió una hoja, "anota tu nombre" fue todo lo que salieron de sus labios, para después levantarse y dirigirse al escritorio de la profesora, fue a entregar el trabajo, me sorprendí.

- ¿Por qué lo has ido a dejar? Ni siquiera te ayudé - Se sentó y se recargó, alzó un poco la barbilla y me miró como si fuera insignificante, me sentí cohibida por un breve momento, pero después recobré la postura y fruncí mi ceño dando a entender que se explicara.

- Eso es lo querías ¿no? Formar pareja conmigo para que yo hiciera el trabajo - Me quedé sin habla, no porque no supiera que decir, sino que si abría la boca me echaría a carcajadas, pero lo que continuó diciendo, me dejó boquiabierta - No me sorprende de alguien que solo sabe meterse en problemas

Él ni siquiera me conocía, jamás habíamos cruzado una palabra hasta ahora y ahora estaba ahí sentado mirándome con desprecio, estaba juzgándome antes de tiempo. Sentí como si se hubiera crispado mi mandíbula y antes de que pudiera detenerme grité incrédula.

- ¡¿Qué?! – me levanté de mi asiento y golpeé con mis manos la mesa - ¿Qué dijiste? – Estaba furiosa, todos los hombres son así, malentienden todo, por eso los detestaba. Traté de ser amable por una vez en mi miserable vida y eso es lo que ganaba.

- Señorita Zusumi ¿sucede algo? - preguntó la profesora. Iba sentarme, lo juro, enserio iba a hacerlo, pero ese idiota volvió a retarme

- ¿Estás sorda? Deberías sentarte ahora si no quieres volver al despacho de la directora – me miró Henry un tanto desafiante

- ¡Ja! INCREIBLE Guau... nunca conocí a una gran escoria como tú, por eso nadie se te acerca – pateé la silla y de pronto recordé que aún estaba en clase. Miré a mi al rededor y todos nos miraban, algunos lo hacían de reojo mientras susurraban cosas entre ellos. Los habría podido insultar pero me contuve.

- Señorita Zusumi ve a la dirección por favor - Miré hacia la profesora e inhalé aire tratando de calmarme, tomé mis cosas y salí de la clase sin antes devolverle la mirada a Henry, quien estaba escribiendo algo en su libreta.

Al salir del aula pateé una lata de refresco que estaba tirada y avancé por el gran pasillo hasta llegar a la dirección, antes de entrar cerré los ojos y suspiré. Entré y me encontré con el conserje quien me dedicó una sonrisa, después de haber venido muchas veces aquí ya se había aprendido mi cara, le devolví la sonrisa. Esperé afuera del despacho de la directora hasta que me llamaron.

- Y bien señorita Zusumi ¿Qué sucede? Esta es su quinta vez aquí. La primera fue por no entregar su trabajo, la segunda por gritar a uno de sus compañeros y las otras fue por insultar a unos chicos ¿Y ahora? - me hizo un gesto para que me sentara en la silla que estaba frente a su escritorio

- Golpeé la mesa durante las clases - Miré hacia otro lado mientras le decía

- Vaya, eso es nuevo... ¿Y por qué lo hiciste?

- Porque todos los tipos de mi salón son unos idiotas – la directora me miró con los ojos bien abiertos, me di cuenta que había dicho en voz alta lo que estaba pensando – Quiero decir, siempre molestan – bajé la voz y mordí mi labio, no me importaba decirlo, pero era la directora quién estaba frente a mí, y después de todas estas veces estaba poniendo una soga en mi cuello para que me echaran de la escuela.

- Quedamos que si volvías a causar problemas llamaríamos a tus padres - Sentí como un punzón en el pecho. "Solo tengo a mi padre" pensé, la palabra padres la había dejado de utilizar desde hace once años.

- Mi padre está muy ocupado y tiene suficientes problemas como para calentarse la cabeza en su hija que no puede quedarse callada... Prefiero quedarme a limpiar todos los salones a que lo llamen - Me di cuenta muy tarde que de nuevo había hablado de más, la escuela era enorme, eran como quince salones y no eran pequeños.

- ¿Todos los salones? - Sonrió

- Sí... bueno, de hecho, no, ¿tal vez tres?

Después de que la directora me diera un sermón me advirtió que si llegaba a causar más problemas llamaría a mi padre. Necesitaba relajarme un poco así que me tomé mi tiempo para entrar en el salón de nuevo. Subí a mi salón y me quedé pensando en lo que había dicho el sin modales. Pero también recordé lo que yo había dicho, no estuvo del todo bien, pero, aún así, no me arrepentía de nada.

Desde aquel día cuando pedían hacer parejas o equipos hacía como todos, evitaba acercarme a Henry. 

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