CAPITULO 42

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- Bien aquí están todos los resultados de sus exámenes

- Que nervios – me levanté y fui a ver mis resultados – ¡Sí podré graduarme!

- ¿Pasaste? – Henry me preguntó

- Sí, gracias por ayudarme...

Desde hace tres semanas no podía estar a gusto con Henry, me la pasaba preguntando si solo era un juego para él, de seguro se había enojado por preguntarle por sus padres aquella vez, o tal vez yo estaba haciendo mucho alboroto solo porque Henry reaccionó de aquella manera cuando le dije que le diría a mi padre que salíamos juntos.

Cuando las clases terminaron me despedí de Henry y fui rápido a mi casa. Hoy también iría a ver mis resultados del examen de admisión a la universidad. Primero fuimos a ver mis resultados ya que quedaba más cerca

- ¿Qué pasa si no quedé? – miré a mi padre preocupada

- Si quedaste, tranquila... Has mejorado mucho tus calificaciones y ya no te metes en problemas como antes

- Hasta que maduraste – dijo Leo y le propiné un pisotón para que se callara

Vi la tabla de resultados y fui buscándome, claro no me busqué en las dos primeras tablas, era obvio que ahí no estaba mi nombre. Seguí buscando hasta que

- ¡Zusumi! Aquí estás – Gritó Leo, papá y yo fuimos casi corriendo

- ¡Felicidades hija! - me abrazó

- ¿Lugar 32? Esto debe estar mal – No podía creer que estaba en el puesto 32 de 150

Después fuimos a ver los resultados de Leo y como siempre, quedó en los primeros puestos

- ¿Número 4? No está tan mal, pensé que me iría peor

- Felicidades hijo – mi padre lo abrazó – ¿Deberíamos ir a celebrar no creen?

Salimos del lugar y buscamos el carro de nuestro padre

- ¿Y tú auto? – preguntamos

- Es ese – sacó la llave e hizo sonar un auto Honda – Toma, es tuyo – le arrojó las llaves a mi hermano

- ¡¿Es enserio?! Muchas gracias papá – Leo corrió a abrazarlo

Admito que me puse celosa por un breve momento. Entramos en el auto

- Enserio muchas gracias... ¿A dónde vamos?

- Zusumi ¿Qué haces aquí? – preguntó mi padre

- Ah pues... ¿iremos a comer no?

- ¿No irás a ver tu nuevo auto?

- ¿Yo? – pregunté emocionada, miré por la ventana y vi un auto al otro lado de la calle - ¿Es enserio? Pero no sé manejar

- Sí, es tuyo, es fácil aprender, en una semana podrás manejar

Bajé y corrí al otro lado de la calle

- Hola – me saludó Henry

- ¿Qué haces aquí? – lo miré asombrada

- Él me ayudó a traer el auto – dijo mi padre detrás de mí - ¿Le ensañarás a manejar verdad? – Henry asintió – bueno diviértanse 

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