Treinta y siete

4 1 0
                                    

-Es una marca por bala- responde Ian -El suero me salvo- llevo un largo rato preguntándole sobre todas sus cicatrices. Hay una que tiene en el hombro por bala, en la mano con un cuchillo, en un brazo por una pelea al igual que los nudillos y una apenas visible en el rostro cerca de la ceja derecha por... Otra pelea.

-Es increíble a lo que has sobrevivido- digo. Ambos estamos acostados en su cama hombro con hombro mientras nuestras manos se entrelazan en el aire.

-¿Tienes alguna cicatriz?- le toca a él preguntar -Te he mostrado todo lo que tengo- me pongo de rodillas frente a él sin decir nada y alzo la blusa negra que llevo puesta para mostrarle mi herida.

-Fue en el ataque, cuando mis padres murieron. No se con que exactamente fue porque quede inconsciente- las llemas de sus dedos recorren el borde irregular y siento un cosquilleo por todo el cuerpo.

-Es... Muy grande- admite -Pudiste haber muerto. Key, ¿Tienes idea de lo fuerte que eres?- confiesa. Bajo la blusa y me siento con las piernas dobladas usando mis pies como silla.

-No soy fuerte

-Y eres valiente- dice. Lo miro a los ojos, soy consiente de que las riendas de la conversación han cambiado. Estoy aquí por algo que vine a solucionar que involucra a mi seguridad y ahora Ian intenta hacerme creer que soy valiente.

Incontables veces me lo han dicho, muchas personas me lo repiten y sé que no lo soy.

Cuando miro a Ian me doy cuenta de que ahora no me ve igual que antes. Su perspectiva hacia mi ha cambiado desde que me declaro su amor.

-Ian, sé que todavía no lo olvidas. Puedo notar por tus ojos que cuando me vez piensas en eso...

Ian al instante inclina la cabeza hacia adelante tratando de ocultar su reacción.

-No entiendo que es lo que ven en mi. No soy bonita, no soy la mejor persona del mundo, no soy valiente como creen todas las personas que me lo han dicho. Y no entiendo como es que aún así te sigo atrayendo- a pesar de que no quería sacar este tema de conversación tengo que dejar algo en claro. Algo que me vino a la mente hace unos minutos y no había considerado desde que Alex y yo tuvimos una relación. Porque la verdad es que no tuvimos el tiempo necesario para conocernos, en menos de una semana ya nos habíamos confesado un amor que no existía, que no era real y que yo no sentía. Quizá todo lo que Alex me dijo que sentía por mi era mentira y quizá solamente me quería utilizar como venganza a Roldan. Sin embargo yo solamente me sentí atraída por Alex, su físico me atraía pero nunca consideré la posibilidad de enamorarme de verdad. -¿Que vez en mi?- hago la pregunta que me hago yo misma y que debí hacerle a Alex.

Hace segundos que comenzó a mirarme y ahora una sonrisa se dibuja en su rostro. Sospecho que le he puesto nervioso pues se endereza para sentarse sobre el colchón mientras me mira de vez en cuando y frota sus manos en su pantalón lo cual me dice que le están sudando.

No puedo creer que yo sea capas de provocar algo así en un hombre como Ian. Es imposible que una adolescente de diecisiete años intimide a un joven de veinte.

Difícil de creer.

-Key, no puedo creer que me hayas preguntado eso- lleva una mano a su pelo y lo despeina.

-Yo no puedo creer que me hayas besado...

-¿Estas hablando en serio?- me mira sonriente.

-¡Oye!- exclamo -¡Responde a mi pregunta!- golpeo su hombro suavemente.

-Esta bien- se soba riéndose para después acomodarse en su lugar y mirarme directamente -¿Quieres saber que me gusta de ti? Esta bien, te lo diré. Pero no quiero que seas terca y tampoco niegues todo lo que te voy a decir. Porque eres tan necia que no vez lo que realmente eres y no tienes idea de lo que haría por ti para conquistarte porque eres malditamente hermosa- siento el rubor apoderarse de mis mejillas, desvío la cabeza al colchón para que no vea que me he puesto roja pero Ian con su mano me toma de la barbilla obligándome a mirarlo.  -Me gusta tu sonrisa aunque sea difícil verla seguido, me gusta cuando te enojas y una arruga se forma en tu frente, me gusta que seas valiente y fuerte, me gusta tu forma de pensar cuando estas en aprietos, que seas seria pero a la vez graciosa y que no te dejes intimidar por nadie. Me gusta porque eres como quieres sin hacer caso de nadie. Y me gusta tu cicatriz- finaliza quitando su mano de mi barbilla. Todo lo que dijo me ha dejado estupefacta, porque sabe de mi. Me conoce mejor que a nadie.

-¿Que hay de Lina?- necesito resolver mi duda de la relación entre él y Lina.

-Confieso todo lo que me gusta de ti porque tu me lo pediste y al final me preguntas sobre Lina ¿En serio?- no parece molesto por lo que le he preguntado pero si luce irritado.

-¡¿Como voy a creer en todo lo que me confesaste después de que Lina salió de tu habitación medio desnuda?!- reclamo elevando la voz poco mas de lo habitual, no estoy molesta. Ian ríe al respecto y eso si me hace molestar.

-¿Estas celosa?- pregunta burlándose.

-¡No!- respondo al instante -¡No estoy celosa!

-¡Lo estas!

-¡No!

-¡Celosa!

-¡Idiota!

-¡Te amo!

-¡Basta!- golpeo su hombro ligeramente con mi puño. -Ian, no te adelantes...

-Ya lo hice- la comisura de sus labios se eleva triunfante. Yo tampoco puedo evitar reír y desvío la mirada a la pared para que no vea mi rostro, nuevamente estoy colorada.

-No tienes intención de rendirte ¿Verdad?- pregunto segundos después de que regreso a mi color natural.

-Keysi, voy a conquistarte. No me voy a cansar de hacer lo posible para que me des una oportunidad.
Pero tampoco quiero hacer que me odies, verás que te voy a conquistar de la manera más sutil y discreta posible- no pienso en otra cosa que no sea en el color de sus ojos, en cuando muestra sus dientes al sonreír y en su forma de hablarme. Entonces entiendo que si puede ser posible que me conquiste. Por mas resistencia que yo ponga, mis sentimientos pueden ganarme la batalla.
Eso si, cuando Ian llegue con un ramo de flores o un obsequio romántico lo bateare al instante, pues todo que incluya algo cursi como eso me dan náuseas y ganas de matarme. Omito la idea de decirle esta parte, si tanto me observa y conoce espero que se de cuenta de esto.

-No creo que sea el momento correcto como para amar...

-¿Entonces cuando crees que es el momento correcto?- me interrumpe -Sea el momento que sea aunque haya guerra, muertos, sueros letales o el fin del mundo se aproxime, el amor nunca dejara de que existir.- sonrió al darme cuenta que desde que llegué a su habitación no ha hecho más que contradecirme.

-Aunque ambos llevemos el suero en las venas- digo casi con sarcasmo y una sonrisita ligera.

-Exacto- habla con dulzura mientras que sus ojos brillan como si le hubiese dado una idea  -Eso nos convierte en la pareja perfecta. Puedo decir que estamos hechos el uno para el otro. Y ya que sabemos pelear podríamos pelear juntos hasta haber terminado con nuestros enemigos- finaliza con el rostro literalmente brillando de emoción.

-No tengo palabras para negarme a tan exquisita petición- confieso

-Mira que tan repentinamente cambiamos el rumbo de la conversación- se levanta de la cama para extender una mano en mi dirección, la acepto y me jala hasta quedar en pie frente a él
-Viniste aquí por el tema de las notas y terminamos hablando de lo que siento por ti- camina a la puerta y toma la manija entre sus manos mirándome.

-No es culpa nuestra- admito siguiéndolo -Quizá el destino nos puso en este lugar

-Vamos a descubrir juntos quién nos quiere hacer daño- dice antes de poder abrir la puerta -Aunque será mejor que se rinda si nos quiere muertos porque con el suero eso no será posible- admite cuando estoy frente a él.

-¿Seremos los únicos en vivir eternamente?- pregunto saliendo de la habitación.

-No lo creo- responde caminando detrás de mi -Pero no sería mala idea estar tu y yo, sólos en este universo...






Catástrofe, El Secreto De La Vida Eterna (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora