"Cuando me miras, el tiempo parece que desaparece por completo"–L.F.
Sus ojos negros siguieron con atención cada uno de sus movimientos, el roce de sus dedos sobre la tela mientras desabotonaba uno a uno los botones y deshacía los nudos que la mantenían ceñida a su cuerpo y no pudo evitar sonreír al ver parte de su piel expuesta antes de que la tela oscura se deslizara por sus hombros hasta caer al piso. No dijo nada ante su carencia de cuidado porque había algo excitante en su falta de tacto, dejándole más que claro que un hombre era muy distinto a una mujer y que ese joven no era igual a otros que había conocido.
No vaciló cuando fue el momento de quitarse los pantalones y la tela oscura de sus interiores y sintió que el aliento se volvía pesado en su garganta, estaba seguro de que nunca había hecho algo así ante otro hombre e incluso en esa situación, se mostraba firme como si exponerse ante él fuera normal.
Prestó atención a cada rasgo de su figura y se sintió complacido ante tan maravilloso paisaje, sabiendo que sería él quien pudiera recorrerlo y disfrutarlo de la manera en que deseara hasta que se saciara de él.
–Tu cuerpo no es como el de un guerrero, pero es igual de llamativo –comentó–. Acércate –Vio al castaño dar un par de pasos en su dirección y sonrió al percatarse de que aun así su cuerpo estaba fuera de su alcance.
–¿Tienes miedo?
–No y si lo tuviera, no sería de usted.
Le gustaba la fiereza de su mirada, no se sentía intimidado por él a pesar de su situación y eso lo admiraba en cualquier hombre, incluso si este iba a convertirse en un medio para encontrar placer. Lo vio acercarse y se puso de pie, deslizando su nariz a lo largo de su cuello blanquecino, aspirando su aroma.
–Hueles a almizcle y bosque, ¿eres un cazador?
–No –respondió, sintiendo una de las manos que hasta hace un momento se deslizaba por su costado hacia su espalda, apartarse para sujetarle de la barbilla.
–No, su alteza –le corrigió, mirándolo a los ojos.
–No, su alteza, no soy un cazador.
Sonrió –con el tiempo aprenderás a mostrarme el respeto que merezco, pero si debo de ser honesto, la manera en que me miras solo me hace desear con más ansias el hecho de obtenerte.
–Nunca me obtendrá, su alteza. –y aquel susurro hizo hervir en su ser más que solo el calor de su lujuria, sino también su orgullo; era un joven peligroso, pero al mismo tiempo esa misma sensación de advertencia era la que le tentaba a descubrir cada rincón sensible de su ser mientras alimentaba su propio placer.
Le miró una última vez antes de sellar sus labios con los suyos y le besó de forma apasionada, sin abstenerse de nada, dejando de lado su título para devorar aquellos labios insolentes que desconocían la obediencia; acarició su cuerpo mientras le robaba el aliento y le dejó respirar apenas lo suficiente para no romper el contacto por completo.
Era el deber de un concubino complacer a su señor, pero no había esperado que sus labios correspondieran los suyos, pensó que encontraría mayor resistencia y se preguntó si su deseo de servir era lo suficientemente grande como para ignorar el hecho de que se estaba entregando a un hombre y no a una mujer.
Su piel era suave al tacto, casi tanto como sus labios cálidos y supo que desde esa noche su alcoba se convertiría en un pensamiento recurrente a lo largo de su día, donde un joven se desnudaría según sus peticiones cada noche si así lo deseaba.
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Enslaved {KyuSung}
FanfictionHabía conocido la tentación en el pasado y pese a ser un fuerte opositor de los caprichos, pronto se dio cuenta que deseaba tener el poder de manipular aquel temple que se mostraba sin temor y una firmeza que pocos poseían en su posición; deseaba es...