Capítulo 6 "El guardia del príncipe"

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Aquella noche se había sentido peor que la primera vez que permitió que lo tocara porque sus palabras seguían rondando su cabeza y aunque no sonriera, estaba seguro de que por dentro estaba disfrutando de verlo así, cumpliendo con sus caprichos a pesar de lo que pensaba y decía. Trató de no hacer ruido, incluso aunque fuera debido al cansancio mientras empujaba en el interior del cuerpo del príncipe; no pensaba darle ese placer.

Le miró en silencio cuando le ordenó verle a la cara y salió de sus aposentos.

Había escuchado cosas, que un hombre deseaba el cuello del criminal que asesinó a su hijo y supo entonces que se referían a él, pero al parecer alguien había buscado silenciar las habladurías.

Su vientre gruñía sin saber lo que deseaba luego de deshacerse de lo poco que había comido después de visitar en la noche al príncipe y aunque su estado aún era letárgico, no podía darse el lujo de disminuir el ritmo y dudaba se lo dieran.

La llovizna que había amainado a primera hora de la mañana había convertido el campo de entrenamiento en un hoyo fangoso, lo que provocaba que le costara mucho más trabajo moverse, especialmente cuando peleaba cuerpo a cuerpo en el entrenamiento; escuchaba los gritos de su maestro y vitoreos para el enemigo; estaba cansado. Un golpe le hizo caer al fango y apenas pudo poner su espada sobre su pecho para protegerse, pero la fuerza del contrario le obligó a sostener el acero con su mano libre antes de poder empujarle con su pierna para apartarlo.

Limpió la espada tratando de ocultar su herida y vendó su mano cuando fue momento de regresar a su habitación, esperando que el sangrado menguara lo suficiente como para asumir que el corte era un de las líneas de nacimiento de su palma.

–Desnúdate.

Con el paso de los días, quitarse la ropa frente a un extraño dejó de representar algo de lo cual apenarse, así que no sintió nada cuando apartó sus ropas de su cuerpo, pero admitía que su mirada siempre le fastidiaba.

–Dije que revocaría "esos" privilegios por cada rasguño, pero los moretones parecen ser mucho peores; los colores morados y verdes no son de mi preferencia, especialmente en mi concubino, ¿cómo puedo encontrar tu cuerpo atractivo si luce de esta manera? –cuestionó–. Muéstrame tus manos.

–Ya miró mi cuerpo, ¿por qué debería mostrarle mis manos?

–Porque yo también he usado una espada, concubino y sé que hay heridas que se ocultan en ellas. –Pudo ver su seño fruncirse cuando le giró una mano y supo que estaba ocultando algo, así que sonrió internamente y la presionó con fuerza, esperando escucharlo quejarse, pero este resistió; sin duda sería bueno para su trabajo, nadie quería a un hombre débil para proteger su espalda.

–Bien, ya he visto suficiente así que retírate; no pienso dormir contigo con esta apariencia.


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Habían transcurrido dos meses desde que su concubino comenzó a entrenar con los guardias del palacio y aunque no había podido observar ninguno de sus entrenamientos debido a sus propias ocupaciones como el único heredero, había escuchado un poco al respecto.

–Aún no puede dominar la espada, su alteza.

Jonghoon entonces frunció el ceño, pero el hombre se apresuró a tomar la palabra, temiendo no estuviera contento con su trabajo.

–Pero el arco... es una historia distinta, ¿sabe si el joven había tenido entrenamiento antes?

–Hasta donde sé solo es un hombre más del reino.

Enslaved {KyuSung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora