Capítulo 3: Güera oxigenada.

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Me encuentro corriendo por los pasillos de la escuela, por culpa de mis hermanos llegamos tarde y en estos momentos estamos corriendo lo más rápido posible.

Parecía que estábamos como en una de esas películas de terror en donde se encuentran un grupo de amigos y empiezan a escuchar ruidos, desaparece uno tras otro y para no ser el siguiente corren por sus vidas. Rio ante la idiotez que estoy pensando y observo mi salón.

—Adios, Broooke —gritan los gemelos corriendo al otro lado de la escuela, por suerte ellos van en el mismo salón.

Ellos están en último año, a mi me falta este y el siguiente para salir.

Me tranquilizo y regulo mi respiración, abro la puerta y siento la vista del profesor junto con la de los demás, no me gustaba ser el centro de atención. Nunca me ha gustado.

—Señorita Johnson... llega tarde otra vez —dice el profesor Owens con un poco de molestia.

No dice nada más despues de que sonrío apenada y me apresuro a buscar un asiento, veo a mi mejor amiga y no dudo dos veces en sentarme junto a ella.

—¿Ahora qué pasó? —susurra Madison inclinándose en mi lugar.

—¿Por qué? —le sigo y rio al ver que arruga su nariz tal cual como yo lo hago en ocasiones.

Madison es mi mejor amiga y no, ella no lo es desde pequeña o algo por el estilo, ella lo es desde la secundaria, realmente desde hace poco, es genial, me cae muy bien.

–Fue culpa de mis hermanos –miro por el rabillo del ojo y veo que suelta una risita.

–¿Que hicieron ahora? –curiosa voltea a verme y me sonríe.

Ella es muy diferente a mi, bueno en ciertas cosas, ella es castaña de piel blanca, tiene pecas en sus mejillas que resaltan su color, es delgada pero tiene buen cuerpo, ojos cafés y es súper segura. Muy bonita en realidad.

Y por otro lado estoy yo, pelirroja, bronceada, de estatura pequeña, ni bonita ni fea, ojos cafés, regordeta de los cachetes, amante de los libros y cuando se trata de personas que no conozco, agarro confianza con facilidad.

–Pues... –estaba a punto de contarle cuando escuche a alguien carraspear.

–Señorita Johnson y señorita Henderson –suspira el profesor con molestia– ¿Algo que quieran compartir con la clase?

–Nope -decimos al mismo tiempo.

–Entonces presten atención– Gruñe y empieza a escribir unos nombres en el pizarrón.

Historia, la clase más aburrida de todas, ¿a quien le importa las cosas que sucedieron en el pasado? Es decir, estamos en el presente. Sí, quizá muchos aportaron nuevas cosas a la sociedad, ¿pero por que lo hacen tan aburrido?.

Volteamos a vernos y suspiramos con pesadez, Madison y yo odiamos Historia, pero no estoy muy orgullosa con mi nota, así que trato de prestar atención.

[...]

–Oh, claro que no, ¡eso es mentira Madison!– La acusó con una papita en mi mano.

–Es verdad, como olvidarlo– Ríe ella y ocultó mi rostro de la vergüenza.

Estábamos en la cafetería, después de una larga mañana y de una estresante información de la descomposición de no sé qué y lala. Madison y yo venimos a tratar de relajarnos un rato.

Estábamos recordando cuando el fin de semana pasado fue a quedarse a dormir a mi casa y accidentalmente dormida bese a mi almohada (según ella).

– Oh por dios, ¿ya viste el cabello de la zorra de Layla?– Volteo discretamente y observo el color disque rubio que tiene.

– ¿Que le pasa? ¿A caso quiere descomponer más su cerebro?– Digo y empezamos a reír como focas retrasadas.

–Es una güera oxigenada– Decimos al unísono, tengo que taparme la boca para contener un poco mi risa.

–Totalmente tienen la crueldad en sus venas– Escuche decir a una voz familiar.

Volteo y sonrío al ver qué Jayco se acerca a nosotras con su comida. Él es nuestro mejor amigo, el único a decir verdad, siempre éramos nosotros tres. Desafortunadamente solo Madison y yo vamos en el mismo salón, por suerte con él comparto un taller de lectura los miércoles.

–Hola Mady, hola Broo– Sonríe como siempre lo hace y se acomoda a un lado de mi–Oh, por cierto chicas, tengo noticias.

¿Noticias? Interesante, no era muy fanática de los chismes o algo así, bueno a quien engaño claro que si, los chismes eran lo único bueno. ¿Si entienden no? A todo mundo le pasa, ¡¡nadie vive sin los chismes!!

–Suéltalo– Dijo Mady mientras nos acercábamos para escucharlo mejor.

–¿Ya se enteraron de la fiesta que habrá este sábado?– Le dio una gran mordida a su hamburguesa y rio.

–Eww, fiesta– Solté sin ánimos.

Nunca me han gustado las fiestas, por el simple hecho de que "las fiestas de ahora" solo son alcohol, relaciones sexuales, más alcohol y más relaciones sexuales.

Y pensar en el hecho de que en ese lugar se encuentran la mayoría de las personas sudando y haciendo cosas que al siguiente día nadie recordará. Simplemente me quita realmente los ánimos de ir.

–Anda Broo– Me animaron, como si fuera posible acceder.

–No, no y no– Digo cruzándome de brazos–No habrá cosa que me haga cambiar de opinión.

Cuando digo no, es que no, fin. Así debe de ser siempre ¿no es así?

–Escuche por ahí que Jackson Cooper es el anfitrión de la fiesta...– Volteo rápidamente con Jay y lo miro con una sonrisa triunfadora.

Raioz. Jackson a sido mi amor platónico desde la secundaria. Suspiro y se que he perdido esta batalla, ¡pero bah! No puede ser tan malo ¿verdad?..

¡La Gran Mentira!© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora