Capítulo 20: Sharpey Evans.

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–OSITO GOMINOLA, OSITO GOMINOLA, OSITO GOMI, GOMI, GOMI, GOMI, GOMI, GOMINOLA OH HEO– Canto y salto a la vez.

Veo la cara de horror de Sheyla y la cara divertida de Madison. Y no, no estoy borracha y tampoco estamos aún en la fiesta.

Es solo que he escuchado esa canción un millón de veces y el ritmo me gusta.

–Si estas así aquí, sana y salva– Sheyla me mira y niega– No me imagino que será de ti más al rato.

Madison, nuestra estilista personal, que la esta peinando, le jala un rizo.

–Auch– Se queja la rubia– Mi cabello es sagrado, ¿no te das cuenta que todas me lo envidian?

Paro de saltar y me hago una mini colita alta.

–Pueda que si– Me acerco a ellas y sonrio– Pero creeme, estará mucho mejor el cabello de Layla en la noche.

–Eres mala Teresa– Dice Madison y todas reimos.

Nunca pensé que estar con Sheyla no sería tan horrible después de todo. Claro, sigue siendo insoportable aún.

–Chloe. Necesito que vayas y saques al osito Lutzy de mi cuarto, ya toca lavarlo– Tapo mi boca con una mano y Sheyla trata de no sonreír.

–¡¡Mamá!!– Dice una avergonzada Madison– No digas eso.

La señora Rubí suelta una pequeña risita y se disculpa.

–No sabía que estaban tus amigas aqui– Nos mira y sonríe– Hola chicas.

–Hola señora Rubí –Me acerco a ella y la abrazo.

–Hola querida–Sonrío y disfruto de su abrazo.

Ella es una persona tan cálida y tan linda, se que a mis papás los tengo a miles de kilómetros y que quizá si les importe pero realmente me gustaría tener una mamá como la señora Rubí. Tengo a mis hermanos que están en todo momento para mi, que me regañan, que me hacen ver lo que está bien y lo que esta mal, me cuidan, y hacen cosas muy buenas por mi.

Como cuando la primera vez que tuve un raspón en mi rodilla izquierda y Esteban estuvo ahí para decirme que todo iba a estar bien, me colocó una pomada y si. Al día siguiente ya no me dolía, en ese entonces pensaba que el hacia magia y él no me decía nada al respecto, me dejaba ser feliz con mis ideas locas hasta los 12 que salí de la primaria y entre a la secundaria. Ahí si acabo mi inocencia. Santa se acabó para mi desde entonces.

–Deja a la pobre mamá de Chloe, Brooke, acabarás con su oxígeno– Volteo a verla y niego.

–Zor.. –Se calla Madison al ver que su mamá la mira fijamente.

Y empiezo a reir, me separo de Rubí y me acerco a Sheyla.

–No creo que sea buena idea llamarla por su segundo nombre.

Madison asiente y me mira sonriente.

–¿Qué tiene de malo?– Pregunta Sheyla y ruedo los ojos.

–Duh, a nadie le gusta su segundo nombre–Añade mi mejor amiga incrédula.

Y es ahí cuando la mamá de Madison carraspea, ella sale de su habitación y contengo las ganas de reír fuertemente.

–Osito Lutzy te espera, Madi– Ella sale rodando los ojos y escucho una enorme carcajada al final del pasillo.

Volteo a ver a Sheyla y me mira con una sonrisa, una simple y natural sonrisa. Es mi turno de transformarme que sea lo que diosito quiera.

[...]

–No– Dice Madison.

–Lo puedo– Continúa Sheyla.

–Creer– Término de decir al verme en el espejo.

Estoy realmente sorprendida, de verdad que lo estoy.

–¿Qué hicieron conmigo?

Doy media vuelta y el vestido morado se mueve ligeramente.

–Te vez brillante– Añade Shey y sonríe– Literalmente en todos los sentidos.

Observo a mi mejor amiga en busca de una aprobación y ella asiente orgullosa.

–Si Jackson no te hace caso, creeme, es un completo idiota.

¿Lo ven? Por eso amo a mi mejor amiga, ¡es la mejor de todas!

–Claro, no estás igual de hermosa que yo– Madison fulmina con la mirada a Sheyla y ella rueda los ojos– Calmate fiera, todavía no termino de hablar.

Rio ante eso y vuelvo a mirarme en el espejo.

–Como decía, no es tan hermosa como yo en este momento, pero debo decir que no se mira tan mal– La observo guiñarme un ojo a través del espejo y sonríe.

–¿Cómo es que la copia barata de Sharpey Evans esta en mi casa?– Pregunta Madi y Shey bufa.

Suelto una enorme carcajada y niego, espero que no terminen dándose la guerra entre estas dos.

–Por favor, soy fabulosa, ¿quién no iba a querer que estuviera en su casa?

–Recuerden, concentrense en lo principal– Añado recordando lo acordado.

–Claro que si, que Jackson se enamore de ti en cuanto te vea.

–Lo principal es que la zorra de Layla pague por lo que hizo– Contradice Sheyla con cierta amargura en su voz.

Necesito relajarme, no es la primera vez que hago este "tipo" de cosas.

Veo a las dos chicas que tengo en frente de mi y esbozo una gran sonrisa, es momento de irnos a la fiesta, ya son alrededor de las 9:15 de la noche, lo bueno realmente empezará a las 11.

–Por cierto– Las detengo al estar bajando las escaleras– Ustedes también se miran hermosas.

–Owww– Susurran al unísono y reímos ante eso.

–YA NOS VAMOS MAMÁ– Grita la castaña a mi lado y me tapo los oidos por un momento.

Observo a Madison y Sheyla un momento más, de verdad se miran hermosas. Madi lleva puesto un enorme vestido color plateado con encaje de corazón en la parte de la espalda y un cinto que se ajusta a su cintura y termina en la parte de atrás con un moño, por otro lado Shey lleva un vestido corto muy pegado con mangas hasta los codos, encaje en la parte de enfrente en forma de "V" y uno que otro holan en la parte de la cadera, esta noche, será algo que jamás voy a olvidar.

–¡Pero miren que jovencitas tan bonitas!– Sonríe la mamá de Madison y me sonrojo por un momento.

Saca una cámara y nos hace señas para que nos juntemos para una foto.

–Digan osito Lutzyy.

–Osito lutzyyy– Decimos al unísono Sheyla y yo y estallamos en una carcajada.

La señora Rubí nos enseña la foto y Madison sale con una cara de pocos amigos, amo tanto a la mamá de mi mejor amiga.

–¡Cuídense mucho, pasenla bien y sean niñas buenas!– Grita cuando nos encontramos en su jardín– En especial tú Madison.

Sonrío pero mi sonrisa se borra en ese mismo momento. Nunca imaginé que el hermano de Madison nos llevaría, oh no, tenemos un problema, tenemos un código rojo.

¡La Gran Mentira!© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora