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Simón

Estoy muy nervioso, demasiado diría. No quería moverme de mi lugar, mi corazón comenzaba a latir con mucha más fuerza, el sudor se hacia presente en mi cuerpo. Cerré los ojos con mucha fuerza al sentir que ya se estaba moviendo.

¡Mierda! Poco a poco aumentaba su velocidad. Siento que me voy a salir de control, esto no me gusta.

Derrepente siento una mano muy cálida y suave posarse en mi mano izquierda, una totalidad de tranquilidad y alivio se apoderó de mí. Abrí los ojos por impulso y me encuentro con los ojitos más hermosos que Dios pudo crear en esta existencia.

Definitivamente ella hace que hasta mis más peores miedos huyan de mí para nunca más volver. Ámbar provocaba miles de emociones, con tan solo tenerla cerca me siento el hombre más feliz, afortunado y seguro. Y eso no era todo porque en realidad provoca un huracán de emociones en mí pero si me pongo a mencionarlas yo creo que nunca acabaría.

— ¿No sabía que Simón Álvarez le tiene miedo a los aviones? — dijo burlona.

— No tengo miedo a los aviones, lo que pasa es que siento...¡Aiii! — cerré los ojos fuertemente al sentir como comenzaba a despegar el avión.

¡Mierda! Se siente una adrenalina tremenda y más es cuando desciende.

— ¿El guitarrista anda con
miedo?  — no sé porque tenían que traer al pesado, creído y odioso de Matteo Balsano. Oh sí lo olvidé, será porque es el novio de mi mejor amiga. No me cae mal pero tampoco bien, ahora a soportar su acento italiano durante todo el viaje.

— ¡Matteo! — dijeron al unísono mi rubia favorita con mi mejor amiga.

— Lunita quieres decirle a tu novio que deje de molestar al mío.

— ¿Pero si no estoy molestando a nadie? — ya se va hacer la víctima — además yo que culpa tengo de que tu noviecito ande gritando como niñita asustada.

Iba a responderle pero Luna se me adelantó.

— Ya parala Matteo — lo tomó de la oreja y lo hizo sentar en su sitio nuevamente.

¡Bien hecho Luna!

— Amor tranquilo, ya estamos en el cielo — me acaricia las mejillas suavemente.

— Siempre estoy en el cielo si estoy contigo bonita — sonríe y me acerco a sus deliciosos labios para así poder robarle un beso...

— ¡Dios! ¡Pero que cursis que son! — ¡Mierda! — Ámbar sabía que eras así de dulce pero no tanto...

— ¡Matteo ya! — grita Luna un poco enfadada — la neta que me estoy arrepintiendo de haberle pedido a la chulita de traerte conmigo.

— Y yo de aceptar — dice mi bonita con sus manos cruzadas.

— Luna — la mira — solo es broma nomás y Ámbar — ahora mira a mi rubia — lo siento no debí comportarme así, sabes como soy.

— Discúlpate con Simón también — exacto.

— ¿Eh? Yo no pienso disculparme con ese — ahora sí...

— ¿Todo bien por aquí?  — aparece el señor Mauricio, mi suegro.

— De maravilla — respondimos todos al unísono.

...

Ya habíamos llegado a Perú pero faltaba una hora para llegar a Cuzco. Y ya la oscuridad de la noche se hizo presente. Coloqué mi cabeza sobre las piernas de mi bonita. Sentía como jugaba con mi cabello. Conectamos miradas y ella de un momento a otro acerca su rostro al mío y apega nuestros labios en un tierno y dulce beso.

— Quiero decirte algo — hablo bajito.

— ¿Qué? Amor no te escucho.

— Acercate tantito — indiqué con mi índice.

Poco a poco su rostro se volvía acercar al mío.

— Dime.

— Un poco más — le digo sonriendo.

La distancia entre nosotros era mínima. Sus labios se encontraban a centímetros de los míos.

— Ya dime — me dice con una sonrisa.

— ¿Quieres saber?

— Simón dime — podía sentir su respiración chocar con la mía.

— Te amo Ámbar Smith — le digo y sus ojitos aumentaron más su brillo.

— Yo también te amo Simón Álvarez — no aguante más y la bese dulcemente.

Las ganas de volver hacerla mía me invadieron pero por ahora tendré que aguantarmelas.

— Oshe — me quejo al ver como jalaba suavemente mi labio inferior con su boca. Ríe — ¡Oshe tú! — vuelvo a decir.

Lo suelta y de pronto lo vuelve a jalar. Cómo me provoca. Me encanta que sea así conmigo.

Lo vuelve a soltar pero esta vez se acerca y me besa. Nuestras lenguas parecían en guerra. Así que se me ocurrió una idea.

Con mis dientes sujeto suavemente su deliciosa lengua.

— ¡Hey! — la oigo decir y solté una risita al escuchar como trataba de hablar — ¡Oshe!

Suelto su lengua y vuelvo a juntar nuestros labios. No quería, no me cansaba de besarla.

Durante la última hora de viaje. Mi bonita y yo nos la pasamos jugando, besos, mordidas y caricias. Luna y Matteo al parecer se habían dormido, así que la neta estaba agradecido de que fuera así, ya que así el fresa de Matteo no iba a molestar ni mucho menos arruinar nuestro momento.

...

— Bien, Luna y Ámbar compartirán habitación — dice el señor Mauricio — papá y yo compartiremos otra y Matteo con Simón dormirán en otra habitación, con camas separadas por supuesto — ¡Mierda!

🖤

¡Oshe tú! ¡Deja de mirarme!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora