No podía creer lo que había escuchado.
— ¿¡Cómo!? ¿Es broma verdad?
Deja de mirarme y yo rápidamente lo tomo de su barbilla y hago que me mire nuevamente.
— ¡Respóndeme Matteo! — elevo un poco la voz, mientras la sensación de llorar me comenzaba a ganar — ¡Ahora mismo quiero que me digas a dónde se fué Gastón!
— ¿¡Para qué!? — aparta mis manos — ¿Para qué quieres que lo haga? ¿Ahora te importa Gastón?
Ganas de bofetiarlo no me faltaron pero preferí no hacerlo.
— ¡Realmente eres un idiota! Gastón siempre me va a importar, él es una persona importante en mi vida.
— ¿Así? — arquea la ceja — si dices que tanto te importa porque no hiciste algo cuando te dije que quería irse del país. Dime Ámbar, ¿Acaso hiciste algo para impedir que se vaya? — sus palabras me comenzaron a doler — ni siquiera me creíste cuando te lo dije — se acerca a mí — yo fuí en busca de tu apoyo porque sabía que tú eras la única en convencer de que ese idiota no cometa una estupidez. Tú eras la única Ámbar, que podía evitar que Gastón se vuelva alejar de nosotros pero claro — se contiene de llorar — preferíste quedarte en Perú con el mexicano...mientras Gastón se alejaba de nosotros y esta vez para siempre — mis ojos se abren a tope — porque no piensa regresar a Argentina...nunca — una lágrima se deja caer de su ojo izquierdo.
— Matteo — seco mis lágrimas, ni sé en que momento salieron de mis ojos — tú sabes a dónde fué y tienes que decírmelo...por favor.
— Lo siento pequeña pero no pienso decírtelo — cierro los ojos con fuerza.
— ¡Joder! ¡Somos los tres! ¡Siempre fuimos los tres desde niños! ¡Merezco saber a dónde fué! ¡No me puedes negar eso Matteo! Siempre nos contamos todo. ¡Entre nosotros no hay secretos! ¡Tienes que decírmelo! ¡Gastón también es mi amigo!
— ¿¡Y para qué quieres saberlo!? ¿¡Para qué diablos quieres saber a dónde fué!?
— ¡Merezco saberlo! — lo tomo de los brazos — ¡Te exijo que me lo digas!
— No lo haré Ámbar.
— ¡Gastón es mi amigo! Yo tam...
— ¡Es que ese es el problema! — interrumpe y me mira fijamente a los ojos — ¡Ese es el maldito problema, Ámbar! Tú ves a Gastón como un amigo pero él no te ve de la misma forma y tú lo sabes muy bien — se trata de calmar — él me hizo prometer que no te dijera a dónde se va — mi corazón comenzó a
doler — ¿Que no te das cuenta pequeña? — seca las lágrimas de mis mejillas — te quiere olvidar...está tratando de hacerlo Ámbar, es por eso que decidió irse de Argentina...quiere alejarse de tí completamente porque sabe muy bien que si te tiene cerca será imposible. También es por eso que me pidió que no te dijera nada de su viaje porque sabe muy bien que serías capaz de ir a buscarlo y así las cosas se complicarían para él... tienes que entenderlo pequeña — junta sus manos con las mías — él ya aceptó que eres feliz al lado de otro...quiere olvidarte Ámbar, lo mismo que tú hiciste con él.— Es que yo no lo he olvidado — mi voz salió apagada — el hecho de que lo nuestro se acabara no significa que nos tenemos que olvidar...yo quiero mucho a Gastón, Matteo.
— Pero no lo amas.
— Lo nuestro comenzó como una amistad...¿Por qué no podemos volver a eso?
— Para él no es fácil Ámbar, tienes que entenderlo.
— Si tan solo pudiera hablar con él aunque sea por última vez...darle las gracias por aquéllos momentos bonitos que vivimos juntos, decirle que aunque lo nuestro no halla funcionado...igual siempre será una persona importante en mi vida, decirle lo mucho que lo quiero y desearle que encuentre a alguien especial y se amen desde principio a fin, tal y como me sucedió a mí — sonrío y al mismo tiempo rompo en llanto.
Siento que los brazos de Matteo me rodean el cuerpo, así que decido continuar mi llanto en su pecho.
— Es lo mejor pequeña, tanto para él como para tí — dijo en un hilo de voz.
Y aunque lo quería negar, él tenía razón.
Lo tengo que aceptar, perdí a un hermano.🖤
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¡Oshe tú! ¡Deja de mirarme!
FanfictionMiradas, sonrisas...¿Primer beso sin dirigir palabra alguna? ~ Él se enamoro de ella desde la primera vez que la vió. Fué amor a primera vista. ~ Ella pensó que era odio lo que sentía por él pero luego se da cuenta que nunca fué así. ¡OS...