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Me desabrochó lentamente mi camisa y yo hice lo mismo con la suya. Estaba completamente roja ya que Simón se encontraba mirando mis pechos a través del brasier rosa que tenía puesto, no son tan grandes pero tampoco pequeños. Y más roja me puse cuando vi su gran formado abdómen. ¡Dios! Eso es lo que se llama un “Dios griego”.

— Eres tan hermosa — lo oigo susurrar.

Se acerca a mí y me comienza a besar el cuello, mientras yo dejaba besos húmedos en su hombro. Mis manos comenzaron a recorrer su gran formado cuerpo.

Nos recostamos lentamente sobre el césped. Él se colocó encima mío pero con mucho cuidado. Me encanta que sea tan cuidadoso y tierno a la vez.

Sus labios bajaron a mi abdomen, podía sentir como introducía su lengua en mi ombligo mientras yo acariciaba su espalda desnuda. Luego volvió a mi cuello, al parecer le gusta esa parte, mordió y beso ligeramente. De un momento a otro siento su lengua entrar por el lóbulo de mi oreja, esa acción hizo que soltara un pequeño gemido, se siente tan placentero.

Moví un poco mis piernas ya que quería enrollarlas en su cintura y fue ahí que sentí algo duro en mi entrepierna. ¡Dios! Acaso será el pequeño Simón pero creo que no tiene nada de pequeño.

— ¿Pasa algo amor? — que bonito suena que me llame amor.

Lo miro fijamente a los ojos, lo atraigo hacia mí y junto nuestros labios en un beso lleno de amor, pasión y deseo a la vez.

— Te amo tanto — susurré sin dejar de besarlo. Y no sé en que momento pero ahora ambos estábamos casi desnudos. Él por su parte solo tenía puesto un bóxer negro y podía ver claramente su tremendo bulto, yo por mi parte solo traía puesto mi bracier rosa y mi trusa también rosa.

Sus besos bajaron de mi cuello a mi pecho. ¡Maldición! Sacame el bracier de una vez.

— ¿Bonita...yo...yo puedo?

Al parecer leyó mi mente, amo que sea tan caballeroso y tierno a la vez. Este chico me trae loca a mil.

Yo solo asentí con un leve sonrojamiento. Sus manos quitaron lentamente mi bracier, sus ojos se encontraban fijos en mis pechos, estoy segura que estoy hecha un tomate.

— Sin duda alguna eres hermosa Ámbar...eres como un
ángel — se acercó a mi
rostro — MI ángel — me dió un tierno beso en los labios para luego besar uno de mis pechos. ¡Se siente tan bien! Los lamió, succionó y los mordió ligeramente.

— Hazme tuya Simón — le susurro en el lóbulo de su oreja.

Él me mira sorprendido, pues yo también me sorprendí al decir esas palabras pero era lo que sentía, quería, anhelaba, deseaba que entre en mí.

Mordió mi labio inferior para luego quitarse el bóxer. ¡No puedo creer lo que estoy viendo! ¡Este chico es perfecto! Lo amo, lo amo.

Luego su siguiente acto me sorprendió ya que me sacó la trusa en un instante, esta vez no me había pedido permiso alguno pero tampoco pienso enojarme por eso.

Se colocó encima de mí y temblé cuando nuestras partes íntimas se rozaron.

— ¿Estás segura? — preguntó tiernamente.

— Muy segura — respondí al instante.

— Bien — sonrió para luego tomar su amiguito y comenzar a introducirlo lentamente en
mí. ¡Mierda dolía! Solté un gimido pero esta vez de dolor.

— Amor lo siento yo no... — estaba a punto de sacarlo pero se lo impedí. Tomé al pequeño Simón con mis manos y de una lo introducí dentro de mí, no pude evitar gemir, una mezcla de dolor y placer a la vez.

— Ámbar yo.

— No te preocupes, estoy
bien.

— ¿Duele?

— Claro que duele pero creo que es por ser la primera vez...

— Amor yo — se acercó a mi rostro y acaricio mis
mejillas — lo siento no quise hacerte daño.

— Hey tontito, es normal...¿Ahora podrías moverte? — me volví a sonrojar cuando dije eso.

— ¿Estás segura? — asentí.

Lo sentí salir para luego volver a entrar, comenzó a embestirme, primero lo hacía lentamente pero poco a poco los movimientos aumentaban, la rapidez aumentaba. No pude evitar gemir con fuerza, él se acerca y me comienza a besar mientras me embestía con fuerza.

Me arqueo un poco, luego decido enrollar mis piernas en su cintura mientras mis manos arañaban su espalda. ¡¡Se siente muy bien!!

— ¡Oh amor! — lo oigo susurrar sin dejar de besarme — ¡Oh! ¡Oh! ¡Te amo...tanto! ¡Ah!

— ¡Ah! ¡Te amo! ¡Ah! — respondí.

Estábamos ya por llegar al climax, el orgasmo llegó con fuerza. Sentí como un líquido llenaba dentro de mí, se sentía tan bien. Simón se deja caer sin hacerme daño sobre mí.

Podía sentir su respiración agitada, igual que la mía. Él aún seguía dentro de mí.

— Te amo mi bonita — lo escucho susurrar en mi hombro.

— Te amo mi bonito — respondí mientras rodeaba su espalda con mis brazos.

🖤

¡Oshe tú! ¡Deja de mirarme!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora