Besos

65 12 11
                                    

Elena

Mientras las chicas están en la habitación metidas en la cama y viendo un programa en la tele, yo hablo con mi padre en el otro dormitorio. Le cuento lo bien que nos lo estamos pasando, que estamos comiendo como locas y que nos está haciendo un tiempo buenísimo. Obviamente, no le hablo de los chicos. Seguro que no le haría gracia saber que tenemos a hombres cerca. Y es que tengas la edad que tengas, para un padre siempre serás su niña. Me dice que mañana se pasará por el centro, por si Celia y Natalia necesitan algo. ¡Si es que es un amor!

Hablamos durante un rato más y colgamos, no sin antes desearnos buenas noches y hacerme prometer que mañana volveré a llamarlo.

Cuando cuelgo, seguidamente marco el número de Raúl. Un tono... dos...

- ¡¡Hombre!! Pero si estás viva – dice al otro lado del teléfono.

- Perdón, perdón, perdóname. ¿Me perdonas?

- Ya podías haberme mandando un mensaje para decirme que has llegado a Oropesa, que estás bien, o que estás follando y por eso no puedes escribirme, pero algo Elena.

- No me hables de follar Raúl...

- ¿Qué ha pasado? No me digas que estás tirándote a un tío y que por eso no me escribes – se ríe al otro lado del teléfono.

- No seas burro. No me estoy acostando con nadie, pero sí te digo que he conocido a un chico que me pone más nerviosa de la cuenta.

- Dirás que te pone más cachonda de la cuenta.

- Jajajaja, eso también – le doy la razón a mi amigo. Y le cuento con pelos y señales todo lo que ha pasado este fin de semana.

- Elena, no seas tonta. Disfruta el momento, no sabes si volverás a verlo. ¿Por qué no pasar un buen rato juntos y ya está?

- Lo pensaré.

- Así me gusta. Dale mambo al cuerpo, que lo tienes que tener oxidado – bromea.

Nos reímos y antes de colgar, al igual que mi padre, me hace prometer que daré señales de vida.

- No te olvides de mí, perra.

- Yo también te quiero – le digo.

- Buenas noches reina, y piénsalo.

- Lo haré.

Finalizadas las llamadas, me dirijo al baño antes de meterme en la cama con mis amigas y por fin disfrutar de un ratito de televisión. Dejo el móvil en el lavabo y cojo el desmaquillante para quitarme la pintura de la cara antes de lavármela. Estoy pasando el disco por un ojo cuando me llega un mensaje.

- Seguro que es Raúl – pienso.

Cojo la toalla y me seco la cara con una mano mientras con la otra desbloqueo el teléfono para ver quién es. Leo el mensaje. No puede ser. Marcos. ¿Pero cómo ha conseguido mi número?

"He pasado un bonito día a tu lado. Estoy deseando que llegue mañana por la tarde para volverte a ver. Buenas noches niña. Un beso. Marcos."

Leo una y otra vez el mensaje. Madre mía, siento un hormigueo por la espalda y tengo una sonrisa en la cara que me delata. Me ha encantado recibir ese mensaje suyo. Guardo su número en mi móvil y al actualizar mi lista de contactos en el chat, aparece su foto. Es en blanco y negro, y en ella sale Marcos riendo. Parece una foto hecha sin que él se diera cuenta. Sale guapísimo. Tiene una sonrisa perfecta.

Ahora la pregunta es ¿le contesto? Puedo hacerme la dura y pasar de él, aunque pensará que soy una borde, así que mejor le escribo.

La Banda Sonora de ElenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora