Elena
Verlo marchar ha sido muy difícil. No he podido controlar las malditas lágrimas, estoy hecha una sentimentaloide.
Me monto en el coche pero no soy capaz de arrancarlo. Hace un rato Marcos estaba sentado a mi lado y ahora me siento sola y vacía. Con las manos cogiendo el volante y la frente apoyada en éste, cierro los ojos y hago un gran esfuerzo por no estallar en llanto. Cojo el teléfono y llamo a Ari.
- ¡Flor! ¿Dónde estás? – dice al otro lado de la línea.
- En el aeropuerto.
- ¿Ya se ha ido Marcos?
No soy capaz de contestar. El maldito nudo de mi garganta no me deja pronunciar palabra.
- Estoy en la marisquería de mis padres, vente. Aquí te espero.
- Vale. Hasta ahora.
Cuelgo el teléfono y de repente se me viene a la cabeza que no he avisado a mi padre de que ya estoy aquí. Respiro hondo y lo llamo. Le digo que ceno en casa de Ari y que mañana iré a verlo para darle un achuchón fuerte. Sé que a veces se siente solo, y yo me siento culpable por no pasar más tiempo a su lado. Cuando cuelgo me pongo en marcha.
Sorprendentemente, encuentro aparcamiento cerca de la marisquería y me bajo del coche, cogiendo solo mi chaqueta. Camino hacia el local con las manos en los bolsillos y cabizbaja. Cuando entro me recibe el padre de Ari.
- Elena, ¡hola! – Me da dos besos – Si buscas a Ari, está en el almacén.
- Gracias Gabriel, aquí la espero.
Sonrío forzosamente. La verdad es que no tengo muchas ganas de conversar, y parece que el hombre se da cuenta, porque enseguida me deja sola, excusándose. Miro a la calle a través de la puerta de cristal. No sé cuánto tiempo paso con la mirada fija en ningún punto en concreto, cuando Ari me sobresalta.
- Helen – dice poniendo su mano sobre mi hombro.
- ¡Joder! – digo llevándome la mano al pecho – Qué susto.
- Te he llamado desde allí varias veces y no me escuchabas.
- Lo siento.
- ¿Qué pasa amiga?
A pesar de su pregunta, sabe perfectamente lo que me ocurre. Posa su mano en mi espalda y me mira con ternura.
- ¿Y ahora qué Ari?
De nuevo las lágrimas empiezan a salir sin control.
- Venga, venga. Relájate Elena, poniéndote así no consigues nada.
- Si ya lo sé, pero no puedo evitarlo.
- Vente a mi casa, me cuentas y te desahogas.
Solo puedo asentir mientras me sueno con el pañuelo.
- ¡Papá! ¿Me necesitas por aquí?
- No hija, vete tranquila.
Ari se acerca a él y éste le da un cariñoso beso en la frente.
- Nos vemos mañana – le dice mi amiga a su padre.
- Muy bien. Y tú chiquilla – dice mirándome – no estés triste y alegra esa cara.
Sonrío y el hombre me da a mí también un beso en la frente.
Salimos del local y me agarro al brazo de mi amiga. Nos dirigimos al coche sin hablar. Sé que Ari está esperando a que yo empiece a desahogarme.
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La Banda Sonora de Elena
Romance#Wattys2018 #DreamAwards2018 Elena y Marcos se conocen en un viaje. La atracción es mutua desde el primer momento en que se ven, y las chispas saltan cada vez que se rozan. Ella vive en Barcelona y él en Sevilla, y a pesar de la distancia, deciden d...