You will never find

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Marcos

El encuentro con Elena está siendo de lo más excitante; no solo por el sexo, si no por lo mucho que la estoy conociendo. Durante la comida hemos estado hablando de nosotros, de nuestras vidas y familias. Es una mujer muy inteligente. Me encanta esa parte de niña que tiene, que contrasta con su madurez. Disfruto cuando se ríe con ganas o cuando se sonrojan sus mejillas porque ha dicho algo que le da vergüenza confesar.

Después de comer hemos vuelto al hotel. Hemos follado un par de veces y hemos terminado durmiendo un rato. Casi a las siete de la tarde me despierto.

- Despierta dormilona – le digo apartando el pelo de su cara.

- Un poco más – ronronea somnolienta.

- Despierta. Si no, no podrás dormir esta noche.

Sus ojos de abren como platos.

- Prefiero hacer otras cosas antes que dormir.

- ¿En serio? – digo aguantando la risa.

Me ha gustado su sinceridad. La verdad que yo también prefiero pasarme la noche haciendo el amor con ella, que durmiendo.

Se pone bocabajo y se mete la punta del dedo índice en la boca, mordiéndola de una forma tan sensual, que mi polla comienza a palpitar, poniéndose dura.

- No conocía esa faceta de usted, señorita Roldán.

- Hay muchas cosas que no conoce de mí, señor de la Torre.

Elena acerca su cara a la mía y besa la punta de mi nariz. Poniéndonos de lado, juntamos tanto nuestros cuerpos que no queda espacio entre nosotros ni para pasar una pequeña brizna de aire.

- Joder, me estoy poniendo muy cachondo – confieso.

- Y yo...

Cogiendo mi mano, la lleva hasta su triángulo de placer, guiando a mis dedos hasta su entrada.

- Ah...

Separo sus muslos para tener mejor acceso y mis dedos se deslizan acariciantes sobre su sexo, empezando a masturbarla.

- ¿Así? – le pregunto mordisqueando su oreja.

Asiente con la cabeza. Con los ojos cerrados se muerde el labio inferior. Arquea la espalda cuando le introduzco un dedo en su vagina. Cuando le meto un segundo dedo, deja escapar un ronroneo de satisfacción. Mientras tanto, con el pulgar acaricio su clítoris.

Agarra mi polla con su mano derecha, y con movimientos arriba y abajo, empieza a masturbarme ella también. Un ramalazo de placer recorre mi espalda cuando la aprieta entre sus dedos, y yo acelero los movimientos de mis dedos deseoso de que Elena se corra en mi mano. Jugueteo con su erizado pezón, succionándolo y lamiéndolo como si de un caramelo se tratara.

- Fóllame más fuerte – me susurra con lascivia.

Aquellas palabras fueron la chispa que prendió la mecha. Con facilidad introduzco un tercer dedo y los muevo deprisa sin dejar de acariciar con el pulgar su núcleo de placer y poco después, noto cómo su vagina se contrae anunciando el orgasmo que está a punto de llegar.

- Ah... Sí... Ya...

Sin dejar de mover los dedos, noto como su coño palpita por dentro y Elena arquea más su cuerpo, soltando mi polla dura como una piedra, para agarrarse a las sábanas. Lucha por recuperar el resuello mientras yo le doy pequeños besos en el hueco entre su hombro y su cuello.

La Banda Sonora de ElenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora