And you.... Believe in the magic?
Capitulo 38
Narra Luke
Me la quedé mirando sin creerle mucho el cuento; pero su mirada parecía ser seria. Ella era la chica más bonita de toda la escuela, todos la querían, ¿y nunca había tenido un novio? me quedé pensativo durante un rato; y no, nunca la había visto con un chico. Quizás ese era el motivo por el cual sus amigotes eran tan celosos; yo era el primer chico al cual tendrían que sacar encima.
Y si fuera mentira lo que me hubiera dicho; ¿como se las hubieran ingeniado para sacar a los otros chicos de encima de ella? Lo que sea que hayan echo, entonces lo hicieron increíblemente bien; por que nunca la vi con nadie. Nunca la había visto tomarle la mano a alguien que no fuera uno de ellos; besar la mejilla de alguien que no fuera uno de ellos y abrazar a alguien que no fuera uno de ellos; y uno de ellos no podía estar enamorado de ella, porque eran amigos desde hace bastante tiempo por lo que tenía entendido, supongo que se hubiera notado si hubiera sentido algo especial por la chica. Ella parecía haber quedado inmóvil completamente; y que, yo también. No podía respirar bien cuando estaba al lado de ella y lo único que pedía era que esa sensación me dure durante el resto de la vida; pero sabía que no tendría la oportunidad de estar a solas con ella por el resto de mi vida; porque sabía que a pesar de todo yo seguía siendo muy poca cosa para esa chica. Ni siquiera sabía como era que podía gustarle. Intentaba formular en mi mente alguna respuesta posible o existente para aquella pregunta pero mientras más me lo cuestionaba más difícil se me hacía; las chicas bonitas y divertidas, inteligentes y tiernas no salen con chicos como yo.
<<Me encantas Luke>>
Tres simples palabras que me podían alegrar la existencia en la tierra. Comenzar por el me, que no es lo mismo sin el encantas; pero sin embargo, más allá de todo, escuchar después de unos ligeros segundos decir mi nombre con esa hermosa voz que tiene es la gota que rebalsó el vaso.
Me encantas. Le encantaba; no podía ser más feliz en ese momento, y aun que sus palabras hubieran sido falsas, es como cuando eres pequeño y te dicen que el hada de los dientes te traerá dinero; yo siempre dudé del hada de los dientes, sin embargo, me quedaba despierto para poder tocar un poco de su polvo mágico... Miento, me quedaba despierto para poder robarle un poco más de dinero; y es que papá solía decirme que si la veía le robaríamos todo el dinero que tenía; y aún así, el simple echo de dudar y al mismo tiempo creer que era verdad me hacía feliz; porque magia, el amor siempre ha sido magia.
¡que diga mi nombre!- le hubiera pedido a la tierra en ese momento- ¡que diga mi nombre por el resto de los siglos, para que la existencia de algún que otro Luke se siga alegrando con la voz de un ángel!
Y entonces ella me miraría con recelo y correría de mi porque era un tipo loco y aficionado con una mujer hermosa que parecía ser descendiente de la misma Afrodita.
- No me mires de esa manera- me pidió- me siento rara... ¿vale? No he tenido novio, ya... ¿tan extraña soy?
- No lo tomes así, no mires el lado malo de las cosas siempre- le sugerí yo, con un poco de nervios al estar hablando con ella; sin embargo a medida que pasaban los minutos se iba haciendo un poco más fácil; pero las mariposas no las ahogaba nadie- Tienes que aprender a mirar todo desde una perspectiva distinta.
- No me hables como si me estuvieras enseñando matemáticas porque te prometo que me dará un ataque de estudios ahora mismo y me darán ganas de tomar mis cuadernos y leer- Rió sarcástica.
- Me refiero a que me sorprendo no porque seas rara, si no porque eres bonita e inteligente y tierna, es por eso que me parece raro que no hayas tenido un novio antes...
- ¡Bonita! chicas bonitas sobran Luke, ¿tierna? Vamos, ¿cuando te he dicho algo tierno? E... ¿inteligente? con dificultad pasaré de año...
- ¿Bonitas chicas sobran? Todas las chicas son bonitas... Pero tu eres la más bonita... ¿Cuando me has dicho algo tierno? Por favor, chica, todo tú es tierno, desde la sonrisa que tienes las veinticuatro horas del día en el rostro hasta el simple echo de llamar mi nombre, ¿no te das cuenta? Los hombres te miran esperando que digas también el nombre de ellos para hacerlos feliz aun que sea un segundo...- Me miró pensativa; estaba seguro de lo que estaba pensando en ese momento. Que mentía; que la estaba diciendo cosas por decir; pero lo último que yo quería era que pensara eso.
Me gustaba demasiado y todo lo que le decía era verdad; absolutamente todo.
- ¿inteligente?- preguntó. Sonreí.
- ¿Con dificultad pasaré de año? Mírame un poco, soy el chico con mejores notas en el curso, y soy un tonto, un tarado... ¿tú? Tu eres inteligente.
- ¿como lo sabes?
- Wow, ¿con esa misma boca le hablas a tus papás?- alcé una ceja- Sabes escoger a los mejores amigos del mundo, tienes una sonrisa que demuestra que eres feliz, o que sabes serlo a pesar de los problemas y... ¿que no se trata de eso? De la capacidad de saber enfrentar tus problemas a diario- suspiré. Ella parecía estar conmovida, pero aún así no lo suficiente como para creer lo que le estaba diciendo- Yo soy un tonto, y el colegio está quedando de lado en todo esto
- ¿en que te basas para decir tales cosas sobre ti mismo?
- ¿por donde empiezo, por la parte en la que soy la bestia y me enamoró de la bella?- Ella rió divertida; con ganas. Avanzó unos cuantos pasos mientras yo me unía a su risa; contagiosa. Hermosa igual que ella; me daba ganas de escucharla como un CD que nunca se acaba, como esas canciones que ponen en todas partes; en el ascensor, en las escaleras, en los dentistas, y hasta en los estadios. En la radio del auto y en la radio de tu casa.
Entonces ella sacó un libro de un cajón. La bella y la bestia. Reí divertido.
- Del final- dijo después de un rato. Fruncí el ceño confundido mientras ella me mostraba la última página- Parte del final, donde dice que vivieron felices para siempre.