24. De Fiesta y Enfrentamientos 2da Parte

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El cuchicheo persistía en el interior de esa limusina, haciendo que Bella fijara su mirada en el paisaje que le mostraba el vidrio polarizado del vehículo al tiempo que se bajaba por millonésima vez más la corta falda de aquel ajustado vestido amarillo que Esmeralda había insistido en que usara.

Mientras soltaba un suspiro al escuchar nuevamente las quejas de Mulan y las fantasías románticas de Aurora, su mirada captó una familiar figura en el exterior y de manera inconsciente su voz se abrió paso por su garganta.

—¡Detengan el vehículo! —Gritó haciendo que el chofer detuviera bruscamente la limusina y de paso alertando a las chicas a su alrededor, quienes fijaron su mirada en ella.

Oh Dios y ahora qué hago...

Pensaba Bella con angustia al tiempo que buscaba una manera de aligerar el ambiente que había ocasionado con su grito. Una mirada a un local en la calle le dio la excusa perfecta y el alivio la recorrió de inmediato.

—Hay un remate de libros en ese local...—Comenzó a decir mientras abría la puerta.

—¡¿Estás diciendo que prefieres pasar la noche comprando libros que ir a una fiesta?! —Soltó Megara con incredulidad.

—Así es Bella —Señaló Aurora con resignación— Ella disfruta mas una biblioteca que un festival.

—¡Hey! —Se quejó la aludida. No es que no disfrutara los festivales, es que las multitudes la abrumaban.

—Sí, esa es Bella —Agregó Ariel con una sonrisa— Así que déjenla en paz, ella se comprometió a asistir a la fiesta y lo hará... Luego de comprar todos los libros que quiera.

Con un suspiro colectivo, todas le dieron un permiso tácito para que hiciera lo que quisiera. Así que se bajó rápidamente del vehículo y luego observó cómo el mismo se alejaba dejándola sola en aquella calle.

—¿Qué es lo que estoy haciendo? —Se preguntó en voz baja mientras observaba a su alrededor y volvía a bajarse la falda del vestido, antes de comenzar a caminar al lugar donde había visto a aquella persona.

Con cada paso que daba se recriminaba su precipitada decisión. Aquel actuar no se parecía en nada a ella, pero había visto el rostro de esa persona y se había preocupado, aunque sabía que a él le importaría un bledo su preocupación.

Y allí estaba él, Adam Beaumont, de espaldas a ella y era evidente que todo su cuerpo estaba en tensión. Y ni que decir que estaba vestido de un modo inusual, se veía bastante elegante con aquellos pantalones negros ajustados y la camisa azul rey a través de la cual se marcaban unos músculos muy bien ejercitados.

Deja de divagar Bella...

—H-Hola... —Dijo ella con voz un tanto quebrada y baja, ya que a pesar de todo por lo que habían pasado, su presencia aun la intimidaba.

Adam pareció darse cuenta y se giró hacia ella con su usual ceño fruncido, sin embargo su gesto cambio a uno de sorpresa al verla, y como si no pudiera reconocer quien era la barrió de arriba hacia abajo con la mirada y esta se detuvo... En sus piernas.

Aquello la indigno y avergonzó.

—B-Baboso... ¡Mi cara esta acá arriba! —Soltó ella al tiempo que intentaba en vano taparse las piernas.

Él solo se limitó a levantar la ceja y soltar una risa seca como si no quisiera reírse. La verdad estaba un poco impactado, la nerd y sosa Bella también podía ser sexy... Muy, pero, muy sexy.

—¿Qué haces aquí? —Dijo con brusquedad al percatarse que los chicos con los que acababa de pelear podrían volver y encontrarla a ella junto a él.

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