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Mis amigos me llamaban, y decidí mirarlos. Tom estaba justo al lado de ellos mirándome, y decidí dejar de andar para salir corriendo.

No podía salir del campus y tampoco quería hacer, por tanto fuí al pequeño bosque que había detrás de la universidad. Me encontré un árbol bien grande enfrente de mi. Me senté apoyando mi espalda en él y decidí sacar un libro de mi mochila. Cogí el libro que tan enganchada me tenía y empecé a leerlo.
Sentía paz, estaba tranquila,
por mi cabeza no rondaban ningún problema.
Saque mi mirada del libro con una gran sonrisa y contemplé aquella tranquilidad. Los pájaros cantaban y la hierba que me rodeaba se movía sutilmente por la brisa que corría. Respire profundamente sin que me importaran las clases, sin que me preocupa un después, ese momento era necesario para mi,
necesitaba poder respirar.

Vi como alguien se acercaba, pero no estaba suficientemente cerca como para que lo reconociera. Vi como se paró al verme, yo quería conservar mi momento de relax, por eso decidí volver a mi libro y finjir que no l@ habia visto.

El capítulo que estaba leyendo se puso realmente interesante, la persona que se me había acercado me empezó a hablar, tenía una voz masculina pero no escuche lo que dijo.

-Shhh, calla esto está muy interesante, no me molestes. -le dije mientras que agitaba una mano para indicarle que se fuera. Se sentó justo enfrente de mí.

- ¿Y es más interesante que yo?-oí.

Yo arrugué mi nariz queriendo decirle que su presencia me molestaba. Agarro la parte superior de mi libro y bajándola un poco, lo suficiente para que nos viéramos las caras.

- ¡¿Tom?!-grite sorprendida.

- ¿Te acuerdas de mi nombre?-dijo el tambien sorprendido. Eso me hizo enrojecer y agache un poco mi cabeza.

*Antes no solia enrojecerme con tanta facilidad* pense.

El puso su mano en mi barbilla delicadamente y levanto mi mirada.

- ¿Cómo es que te acuerdas?

-Me lo has dicho esta mañana, no tengo Alzhéimer-le respondí mientras que con cuidado quitaba su mano de mi barbilla.
Tom echó a reir, le salió una lágrima por ello.

- ¿ Que es tan gracioso?- le pregunté.

-Lo natural que es tu sarcasmo. - respondió quitándose aquella lágrima de su rostro. Eso me hizo reírme un poco por lo bajo.

- ¿ Qué haces aquí?- me pregunto.

-Leer SOLA y tranquilamente- dije mientras que le lanzaba una mirada maliciosa. El puso una mano en su pecho y puso una cara de ofendido.

- ¡Dios! Eso me ha dolido, jamás me habían rechazado de esa manera. - dijo poniendo una pequeña sonrisa un tanto pilla.

-Siempre hay una primera vez para todo- le dije con segundas.

Tom sonrió más así enseñando todos sus dientes y se rió sutilmente. Nos quedamos en silencio, ni siquiera los pájaros cantaban, solo se escuchaba aquel ruido que hacía el viento chocando con la hierba. Era relajante, aquel silencio no era incomodo.

En ese momento él cogió mi mano, le mire a los ojos para saber lo que quería. Me di cuenta de que no estaba nerviosa, era como si todo los días me cogiera la mano, como si fuera habitual para mi que lo hiciera.

-Sabes, apenas te conozco pero sé que eres diferente a todas, tienes algo que ellas no tienen...-

- ¿Inteligencia?, ¿el color natural de mi pelo?... Aaa no, ya sé lo que ves diferente en mí. Que yo no me muero por tus huesos. - le dije con una sonrisa burlona.

-Sí, si lo haces- respondio chulo.

-¡Ja, no, y tú lo sabes tanto como yo! Eso te debe estar matando por dentro... no puedes permitir que ninguna se resista a ti ¿verdad?- volví a decirle con la misma sonrisa, pero esta vez un tanto orgullosa de mi misma. El empezó a acariciar mi mano, trague y mire a esos increíbles ojos.

Tiro de mi mano a la vez que se acercaba más a mí, abrió sus piernas y las puso alrededor de mi. Yo miraba sus largas piernas como una asustada niña pequeña. Seguido le mire a él, se acercó muchísimo a mi oído.

- ¿Estás segura de que te puedes resistirte a mi?- me susurro.

Esas palabras tan suaves provocaron que un pequeño escalofrío corriera por mi espalda.

Pero valientemente respondi:
-Muy segura- también susurrando en su oído, con toda seguridad para que no notara que me había puesto nerviosa. Note que un escalofrío recorría su cuerpo como me acababa de pasar a mí.
Se apartó de mi oído y se puso justo delante de mí, acercándose a mis labios. Yo volví a tragar y vi que él también lo hacía.

- ¿Y ahora?-sus palabras rozaban mis labios. Estaba muuuuuy nerviosa, aunque sabía que él también. Utilice eso a mi favor.

-No, yo si me resisto a ti, pero veo que a ti te está costando no besarme...- le respondí rozando mis labios con los suyo y me di cuenta que el me iba a besar, me aparte a tiempo y le deje con las ganas.

-Ja, ¿ves?- dije burlona.

Me levanté y recogí mis cosa, me aleje un par de pasos y miré a Tom. Estaba totalmente bloqueado y me hizo gracia, me volví a acercarme a él, me agache y le abrace por la espalda.

-Escúchame bien porque no lo repetiré. Primer consejo: No empieces una guerra, con un enemigo desconocido. - le susurré.

Me volví a levantar y retome mi camino.

- ¿Habrá más consejos listilla?-

-Eso depende de ti imbécil-

- ¿Así es como me vas a llamar?-me preguntó entre risas.

-Así es como eres-le respondí sin nisiquiera darme la vuelta. Su risa se volvió una sonora carcajada.

Este chico popular era diferente, no me reía de él, si no con el... Y ademas me gusto que en cierto modo yo le pusiera nervioso. Lo malo es que era mutuo, él a mí también me ponía muy nerviosa. Pero...

*¡JAMAS, REPITO, JAMAS ME ENAMORARE DE UN POPULACHO DESCEREBRADO BABOSO DE PACOTILLA*!

Amor A MomentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora