Capítulo 10 - TRAMPA

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A pesar de que mi visión estaba completamente cubierta aún podía sentir gran parte de mi cuerpo y lo que sucedía alrededor de él. Podía sentir el aire chocar contra mi piel al moverme. Podía escuchar al piso quebrarse con cada una de mis pisadas. Podía sentir el espantoso olor de los embrys por todos lados, incluso sobre mí mismo. Pero lo que más me sorprendió fue sentir la enorme cantidad de energía que ahora recorría mi cuerpo.

Era algo impresionante. Mi dura piel parecía apenas poder contener aquella tremenda energía. Tal vez Tali tenía razón después de todo...

No podía estar seguro de qué era lo que estaba sucediendo pero los ruidos extraños, gruñidos y gritos que percibía a mi alrededor indicaban que aún la batalla no había terminado y que seguía luchando, aunque no estaba seguro contra quien.

De pronto todo se quedó en silencio y no sentí más movimiento por parte de mi cuerpo. Sea lo que haya sido que había estado sucediendo en aquel estacionamiento, por fin se había terminado.

―¡Leo, despierta! ―La voz de Roran resonó de pronto en mis oídos, haciendo que todos los sentidos que tenía despiertos se centraran en ella―. ¡Vuelve, Leo! ¡Despierta!

La urgencia en su voz no era normal, algo no estaba bien pero no sabía cómo despertar, cómo tomar control de mi cuerpo nuevamente. Por más que intentaba concentrarme no lo lograba. La energía que recorría mi cuerpo era mucho mayor que antes y no me permitía concentrarme.

―Tenemos que salir de aquí ―Escuché decir a Roran y parecía estar hablándome a mí―. ¡Sígueme! ―ordenó y luego pude sentir su aroma alejarse rápidamente.

Me sentí perdido por un segundo. ¿A dónde iba Roran? ¿Me estaba abandonando? ¿Cómo esperaba que lo siguiera si no tenía control de mí mismo?

Entonces mi cuerpo se tambaleó por un segundo y luego pude sentir nuevamente al viento chocar contra mi piel y al aroma de Roran acercándose.

¿Qué significaba eso? ¿Acaso estaba siguiéndolo? ¿La criatura había obedecido a Roran?

Durante los siguientes minutos pude percibir todo tipo de aromas familiares a mi alrededor: El olor del jebe de los neumáticos de los autos, el asfixiante olor del CO2 en el aire, los distintos y diferentes perfumes de las personas, comidas, arboles, edificios y un sinfín de fragancias conocidas que hicieron que me relajara mientras viajaba preso dentro de mi propio cuerpo. Era más que evidente que nos encontrábamos corriendo por la ciudad, probablemente de regreso al Refugio, aunque no podía estar seguro desde la oscura celda donde me encontraba.

Luego de unos momentos todos los aromas desaparecieron de pronto y ahora sólo podía percibir tierra y polvo a mi alrededor, por lo que supuse que nos encontrábamos ya a las afueras de la ciudad, corriendo por el desierto que rodeaba al hogar de los zorianos.

De pronto un aroma exquisito y tremendamente familiar me golpeó como una enorme ola. De inmediato reconocí de quien se trataba y quedé muy confundido. Eso no tenía sentido... ¿Cómo era posible? ¿Cómo podía percibir el aroma de Alina desde donde me encontraba? ¿Acaso habíamos llegado ya al Refugio? No... sólo habían pasado unos minutos...

Entonces caí en cuenta de lo que sucedería luego...

«¡Alina!», exclamé en mi mente, aterrado. Ella no podía verme así... convertido en ese monstruo espantoso. No podía poner en riesgo su vida apareciendo frente a ella en esa forma, sin tener aún el control sobre mi cuerpo.

¡No! ¡Tenía que despertar! ¡Tenía que volver a mi forma humana de inmediato!

Envuelto en desesperación y angustia volví a intentar tomar control de mi cuerpo, poniendo toda mi concentración en quitar el velo obscuro que cubría mis ojos y en contener toda la energía que circulaba por mi piel.

HIBRIDO, CRONICAS DEL LINAJE HUNDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora