"Sorpresas"

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Capítulo XV.

"Sorpresas"

-"...Me gusta cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos y mi voz no te toca, parece como que los ojos se te hubieran volado, y parece como que un beso te cerrara la boca..." -leía ____, sentada a mi lado en una de las bancas de aquella plaza.

Su voz parecía un arrullo y cuando no, mi cabeza de inmediato me transportó a otro mundo, a una ilusión, tan hermosa como increíble, tan perfecta como dolorosa. Me imaginé vagamente una escena en la que ella y yo estábamos solos, nos mirábamos a los ojos con cariño, ella me sonreía y yo le acariciaba la mejilla con mis dedos. La _______ de mi sueño correspondía a mis sentimientos, y yo era el hombre más feliz del planeta.

- ¿Biebs? - su voz me bajó de mi nube-. ¿Qué sucede?- preguntó preocupada y colocó una de sus manos a un lado de mi mejilla.

Me quitó lentamente los lentes de sol que siempre tenía puestos con su mano libre, los ojos me ardieron como si el sol chocara contra ellos después de haberlos mantenido demasiado tiempo cerrados, sin embargo y obviamente no veía nada más que negro y más negro.

-Tienes los ojos empañados -señaló.

Malditas lágrimas.

No dije nada porque simplemente lo que debía decir no podía salir de mi boca, debía permanecer por siempre oculto en mi pecho, hasta que algún día desapareciera por completo. Porque en el fondo, muy en el fondo sabía que debía olvidarme de aquel sentimiento.

¿Cómo le iba a pedir que se quedara? ¿Cómo le iba a decir que la quería de una manera estúpida y que la necesitaba?

-Por favor, Just - susurró, y me sonó a súplica.

De repente me abrazó.

¡No! ¡No podía hacerme eso! ¡Estaba mal!

Igualmente la estreché en mis brazos como quería hacerlo desde la noche anterior, hundí mi rostro en su hombro intentando no llorar y tratando de disfrutar de aquel abrazo, uno que venía anhelando desde hacía tiempo. Las ondas de su pelo me rozaron la nariz en una delicada caricia que sólo hacía que me sintiera peor.

-¿Qué pasa, Justin? - volvió a preguntarme después de separarse.

-Nada, es sólo... otro de mis ataques. No te preocupes -dije en una ridícula excusa, tan poco convencido que creía que ella seguiría preguntándome, pero se limitó a entregarme de nuevo mis lentes -. Caminemos un poco más -agregué para distraerla.

Ella no mostró más preocupación por lo que sea que estuviera rondando por mi cabeza, cuando en realidad, mi cabeza no tenía vela en ese entierro, todo era cosa de mi corazón, que una vez más se había equivocado de elección.

Una elección que estaba decidido no debía llegar más allá del tormento que hasta ahora me llenaba el pecho de una oscura sensación, lo soportaría todo, pero _______ jamás debería enterarse de mis sentimientos.

Al día siguiente, había tenido mi primera clase para aprender a prepararme el desayuno. No había sido buena idea, y la presencia y el adorable perfume de ____ no ayudaban mucho a mi concentración.

-¡Ouch! -gemí por segunda vez esa mañana.

Mis dedos habían calculado mal el lugar donde se suponía estaba el asa de la cafetera.

-¡Ay, Justin! ¿Estás bien? -se alarmó ____, como siempre haciéndome sentir... extraño.

Tomó mi mano y la inspeccionó suavemente, tanteando con la yema de sus dedos dónde estaba esta vez la ampolla.

Luz de medianoche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora