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que mamá me había regalado y que después de meditarlo comprendí que, en caso de que la operación no saliera como todo mundo esperaba debía de empezar a acostumbrarme a él-, dijo con voz mecánica que eran las once de la noche, ya había cenado y me encontraba sin mucho que hacer más que preocuparme si, después de todo, la intervención ya había sido saldada. Preferí no preocuparme por ello... al menos en esos momentos.

-¿Necesitas algo? -me preguntó ____ con ternura luego de acomodar mis almohadas y al tiempo que acariciaba mi pelo con sus dedos.

-Que duermas, ____. De verdad, no voy a escaparme ni nada.

-Lo sé, es que... estoy nerviosa.

-Lo entiendo, pero te necesito tranquila, amor. Prométeme que al menos intentarás dormir -le pedí aprovechando que mamá había ido a casa en busca de mantas. Le tomé de una mano levantando ligeramente mi rostro hasta toparme con su respiración en las mejillas.

-Te lo prometo -dijo suavemente y me dio un largo beso cuya intensidad quedó reflejada en el sonido de la máquina conectada a mi corazón. ____ rió entre dientes antes de volver a su sillón a un lado de mi cama -. Buenas noches, Biebs.

-Buenas noches, ____... nos vemos pronto -musité y cerré mis párpados rogando al cielo que pudiera descansar, atenuar los nervios y despertar al día siguiente con un poco más de fe o, al menos, con las suficientes fuerzas como para no echar a correr.

No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado pero sí que no había pegado ojo en bastantes horas, me giré hacia donde sabía estaba durmiendo ____ -mamá estaba en el sillón ubicado en el extremo más lejano de la habitación, la había escuchado llegar de puntillas un buen rato antes-. Me debatí entre hablarle o no, tal vez, y era lo más probable al escuchar que sus respiraciones no eran del todo profundas, que estuviera despierta.

Lo intenté.

-¿__? -susurré lo suficientemente bajo como que sólo ella lograra escucharme.

-¿Sí, Just? ¿Qué necesitas? -me preguntó ella en el mismo volumen de voz. Sonreí.

-Te dije que durmieras, amor -le regañé en broma.

-Mira quién habla... -respondió y escuché el roce de su ropa al ponerse de pie-. No puedo dormir -dijo poniéndome una mano en la mejilla.

-Tampoco yo. Ese sillón debe de ser incómodo.

-Un poco, la verdad es que dormí en mejores condiciones -su aliento rozó mi oreja cuando se inclinó a hablarme.

-Creo saber a qué te refieres -murmuré y me corrí hacia un lado de la cama.

-¿Qué haces? -me urgió ella.

-Un lugar para que duermas -le respondí con inocencia.

Ella suspiró.

-Pueden despedirme por esto, Bieber -me dijo con determinación.

-¿Por favor? -rogué -, es esto o tendrás que sedarme, porque no hay otra forma de que pueda dormir esta noche. Además, si lo que te preocupa es mamá, está dormida y no dirá nada, te lo aseguro -ella guardó silencio-. Te necesito.

Casi pude escuchar cómo las barreras de ____ caían ante mi petición y sonreí en la oscuridad cuando la sentí deslizarse a mi lado.

-Será tu culpa si quedo desempleada -me reprendió. Reí por lo bajo mientras cruzaba mis brazos por su cintura.

-Eso no pasará -dije muy serio.

Le acaricié las mejillas por un largo momento, memorizando sus rasgos a pesar de que ya los sabía, delineé sus labios con un dedo y sentí su respiración escaparse por entre ellos con calidez. Me incliné a besarla con ternura antes de acurrucarnos en nuestra posición favorita.

Luz de medianoche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora