Capítulo XXVII.
"Vilipendios y apologías. Parte 2"
En algún momento de la madrugada, desperté. Me sentía desorientado y me tomó mis buenos minutos saber que estaba en mi cama, pero cuando me ubiqué sentí que necesitaba un baño. La ropa seguía pegoteada contra mi cuerpo a pesar de que la transpiración ya se hubiera secado.
Me puse de pie torpemente y cuando di un paso, aparte de descubrir que pareciera que se me partiría la cabeza de un momento a otro, sentí bajo mis pies algo blando y un gemido de dolor que lo acompañaba desde el suelo.
-Perdón -me disculpé y toqué algo mullido y suave junto a la cosa blanda. ¿Un colchón?
-No te preocupes -musitó ella, ____, sentándose, a juzgar por su voz que se levantaba del nivel del suelo.
-¿Qué haces aquí? -pregunté sentándome en mi cama con consternación.
-No puedo evitarlo... -comenzó, parecía que aquello le pesaba y que en realidad yo no debí descubrirla durmiendo en el suelo de mi cuarto-, es que trabajar tanto tiempo para alguien te crea hábitos y no podía evitar querer saber cómo seguías después de todo lo que habías tomado -me explicó y me sentí verdaderamente protegido, por sólo un segundo.
Luego me llenó una sensación que ya había experimentado, comencé a pensar de nuevo que ella sólo sentía pena por mí.
-Ah -fue todo lo que pude decir.
El silencio duró mucho tiempo, demasiado, hasta que recordé que iba a darme una ducha.
-Iba a bañarme -avisé -. No soporto tener este olor a alcohol.
Y no lo soportaba. Ésa era una de las razones por las cuales no gustaba de las borracheras.
Escuché a ____ mascullar algo entre dientes que no quise saber.
-Creo que será mejor que vuelva a mi cuarto -dijo.
-¡No! -medio grité-. Digo, puedes quedarte. Me vestiré en el baño así que no verás nada -reí poco convincente.
-Ok -suspiró ella.
Rebusqué entre mis cajones meticulosamente ordenados por camisas, pantalones, musculosas y ropa interior para hallarlos con más facilidad, encontré mi pijama en el cajón del medio y partí hacia el baño cuidando de no volver a pisar a ____ -rodeando su colchón en el suelo-.
El agua de la ducha me aclaró la mente y aminoró el dolor hasta hacerlo fácil de olvidar, y recién en ese momento pude darme cuenta de que ____ me trataba diferente a antes de la fiesta. Más fría, si se quiere...
Sí, Justin, ¿por qué lo haría? Ni que hubiera visto tu beso con Alice.
Y si lo hubiera visto, no entendía porqué debía de afectarle.
Concluí que todo era producto de mi imaginación al tiempo que cerraba la llave de agua y buscaba a tientas una toalla. Me faltaban horas de sueño y eso me estaba pasando factura.
Me vestí rápidamente a un lado de la ducha, sequé gran parte del agua de mi pelo y, ya fresco y oliendo a jabón, volví a la cama.
El colchón seguía en el mismo lugar, los dedos de mis pies lo habían rozado y estaba seguro de que ____ ya dormía, por lo que anduve lo más silencioso posible.
Acomodé mi cabeza sobre la almohada, pensando en la situación.
Hubiera dado cualquier cosa por poder verla dormir, por quitarle los mechones de su cabello, los que interrumpiera mi visión de su pacífico rostro... de nuevo, tenía a ____ cerca, más cerca que antes y no estaba seguro de qué hacer para aprovechar aquel momento y, al menos, conversar con ella sobre cualquier cosa y de paso descubrir si su frialdad era imaginaria.
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Luz de medianoche.
RomanceLa vida es dura, te quita todo hasta que la escuchas reír maquiavélicamente en tu cabeza, disfrutando de tu dolor. La vida es injusta, difícil, cruel y vacía… lo es cuando una oscuridad te cubre de pies a cabeza expandiéndose a todo cuanto mundo exi...