"Lección"

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Capítulo XVIII.

"Lección"

_______ se había ido, y no debía afectarme tanto. Su tiempo conmigo había terminado, y yo sabía que se iría. Tarde o temprano lo haría, yo no era más que un trabajo que le había permitido llevar un poco de comida a su casa.

Pero ¿Cómo hacer entender al corazón que ella ya no estará cada mañana?

-Hijo, ¿estás bien? -preguntó mamá poniéndome las manos en mis hombros.

-Sí, mamá. No te preocupes. Voy a estar en mi cuarto si me necesitas.

Y caminé seguro hacia la dirección donde se encontraba mi habitación.

-Es por ____, ¿verdad?

Me detuve en seco, agaché la cabeza y sentí que el pecho me dolía como hacía un segundo. No respondí.

¿Qué decir? ¿Realmente importaba responder? Se había ido, que respondiera una pregunta no la haría volver.

Traspasé la puerta, destrozado, al menos no necesitaba de la ayuda de aquel bastón dentro de la casa, ya todo lo reconocía naturalmente. Ojalá pudiera reconocerme a mí mismo con la misma claridad.

Me tumbé en mi cama de cara a la almohada y pasé mis manos debajo de ella con la intención de estrujármela contra mi rostro como si así lograra asfixiarme, como si así pudiera ahogar el grito que pugnaba por salir.

De entre los pliegues de tela, sentí un objeto rígido que prontamente quité para palpar. No recordaba haber guardado ningún libro allí.

Me senté en el colchón, los ojos me ardían con las lágrimas esperando detrás de mis párpados, pero no las dejaría salir por nada del mundo. Llorar no la devolvería.

Aquello era una especie de cuaderno grueso y rectangular, con un espiral de plástico a un lado, gruesas tapas texturadas como fuera la corteza de un árbol, obviamente no lo era, y sus páginas estaban punteadas en esas letras que reconocía por instinto como si pudiera leer las palabras escritas con un lápiz sobre un papel cualquiera.

"Just -comenzaba-. Me di cuenta de que estos últimos días me estabas evitando, no tengo idea del motivo. Si fue por mi culpa, lo siento. Me hubiera gustado tener una charla entre ambos como esas que hace tiempo no teníamos antes de volver a mi trabajo del hospital, que me resultará aburrido, tengo que aceptar.

Pero no te preocupes, era sólo otro de esos sermones que tú ya sabes y que estoy segura de que no necesitas, tal vez sólo quería dejarte unas palabras antes de irme.

También sabes que eres el mejor amigo que he tenido y agradezco infinitamente cada uno de los momentos que me has regalado. Como amiga, tengo una fe increíble en ti y me sorprendo de mí misma por sentirlo así.Tú bien sabes, y lo has experimentado en carne propia, la vida es dura, sabes que siempre intenta amargarte de mil y una maneras, pero tú has sobrevivido a todo eso y eso lo admiro de ti, Justin Bieber. Conociéndote de seguro dirás que todo fue por mi ayuda y no sé qué más, y sí, yo ayudé pero no era yo quien te impulsaba a levantarte de la cama todos los días, no era yo la que te metía a fuerzas la comida en la boca para que te la tragaras y no murieras de inanición, lo has hecho tú y eso en poco tiempo. Con mi tío tardamos meses antes de que volviera a decir una palabra y dejara de hundirse en su propia miseria, y tú pronto hasta sonreías y dejabas de insultarte e insultarme como lo hacías al principio.

Puedes contar conmigo siempre y lo sabes, sólo quería recordártelo, estaré dispuesta a ayudarte en lo que necesites y no como la enfermera que soy, sino como tu amiga.

Este cuaderno es un pequeño regalo para ti, porque compartes conmigo el mismo gusto por la lectura y el romanticismo y te lo imprimí con tus poemas favoritos. Espero te guste y que cuando lo leas al menos recuerdes que una chica te enseñó a leerlo.

Luz de medianoche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora