Capítulo XXVIII.
"Alegría incomprendida"
Lo que me despertó al día siguiente fue el tremendamente puntual aparato de reloj digital que osaba interrumpir mi sueño a las nueve un domingo. Había olvidado quitarle la alarma.
Sin embargo, una parte de mi cerebro estaba consciente del día de la semana e hizo que apagara tal sonido y volviera a dormir un rato más. Necesitaba unas horas más de sueño, mi cuerpo lo pedía a gritos y me aferré con las uñas a la preciosa ilusión que compartía con ____.
-¿Justin? -me llamó una voz de mujer desde lejos.
-¿________? -pregunté medio dormido aún. La mujer rió.
-No, hijo. Soy yo-pronunció entre risas-, parece que alguien está muy desorientado -dijo mamá y recién entonces reconocí su voz-. El almuerzo está listo, ¿vienes?
Fue entonces cuando caí en cuenta de que debía despertar, serían más o menos mediodía y recordé vagamente que la noche anterior había sido la fiesta de cumpleaños de Chaz... me parecía tan lejano.
-Claro, má -acepté desperezándome y escuchando el rugir de mis tripas y recuperando la consciencia de a poco-. ¿Y ____?
Mamá tardó en responder, lo que yo tardé en recordar si es que se suponía que mamá sabía que ella había pasado la noche en mi cuarto -situación que, analizándola desde un aspecto estrictamente objetivo, hacía que se me erizara la piel al pensar la frase 'había pasado la noche en mi cuarto'-, y si se suponía que yo debía saber que ya se había ido -mamá no estaría hablando tan campante de haber un colchón a un lado de mi cama-.
Una gran parte de mí deseaba que mi amiga entrara en ese momento por la puerta, me diera los buenos días con un beso en la mejilla y se quedara a almorzar con nosotros, pedía sólo unos minutos más de su compañía aunque sólo me recordara lo imposible que era para mí.
-La llevé a su casa hace un rato -me contó y detecté una sonrisa en su voz, no supe porqué sonreía-, te dejó saludos y me dijo que volverá ni bien se haga de tiempo, mencionó que el doctor aún no volvió, que estaba muy ocupada y no recuerdo qué más... -reflexionó mamá.
-Ah -dije mientras me ponía de pie e iba al baño.
Esa tarde, recibí la visita de los chicos, con Chaz incluido quien, por como lo escuché tenía la peor resaca de su vida, pero aún así quería saber qué había pasado entre Alice y yo, al parecer alguien más nos había visto unidos por las bocas.
Repetí la historia que le había contado a ____, con menos entusiasmo porque ellos entendieran las razones de mis actos. No quise pensar dónde erradicaba la diferencia entre mis amigos y ________.
-¿De verdad no volvieron? -preguntó Nol, escéptico-, digo, se veía muy convincente.
-No, Nol, no volvimos y ni siquiera pienso que ella tuviera esa intensión conmigo...
-¿Y tú? -repreguntó mi otro curioso amigo, Ryan. Chaz se mantenía condenadamente silencioso.
-¿Yo, qué? -musité para hacer tiempo.
-No volvería con ella ni por todo el oro del mundo -aseguró Somers fervientemente robándome las palabras y con un tono que escucharía del profesor de psicología más antiguo y conocedor de la mente humana, y eso... me inquietó.
-¿Cómo estás tan seguro, Chaz? Alice es bonita -Nolan sostenía su teoría y hablaba de la belleza de Alice como si eso lo justificara todo.
-¿Tú volverías con alguien que te dejó solo cuando más la necesitabas? -preguntó Chaz una vez más, como si supiera la respuesta de antemano.
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Luz de medianoche.
RomanceLa vida es dura, te quita todo hasta que la escuchas reír maquiavélicamente en tu cabeza, disfrutando de tu dolor. La vida es injusta, difícil, cruel y vacía… lo es cuando una oscuridad te cubre de pies a cabeza expandiéndose a todo cuanto mundo exi...