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Miré de donde provino esa voz y ví a una niña cómo de unos siete años.

-¿Cómo te llamas?. -pregunte.

-Rina. -sonrió. -¿Y tú?.

-lindo nombre, me llamo Camila. -le hice una seña para que se sentará a mi lado.

-¿Por qué estás sola?.

Y recordé todo. Recordé que tenía leucemia. Recorde que me podía morir.

-vine a tomar aire. -me miraba inocente.

-eso es bueno. -asentí sonriente.

-¡¡¡RINA!!!. -una chica se dirigía hasta nosotras, se le notaba enojada. -¡¿Cuántas veces te tengo que decir que no te alejes de mi?!. -la niña pequeña había empezado a llorar.

-no llores cariño. -le dije dulcemente quitándole las lágrimas.

-disculpa ¿Quien eres?. -pregunto la chica que acababa de llegar.

-ella es.... -hablo la más pequeña.

-tú cállate. -alzo la voz aquella chica.

-no le grites. -la observé tranquila. -ella no lo va a volver a hacer, ¿Verdad Rina?.

-si hermana, disculpa. -la menor se levantó y abrazo a aquella chica. -¿puedo ir al columpió?.

-¿Cuales son las palabras mágicas?. -le dijo a su hermana.

-por favor. -hizo un puchero.

-no te alejes. -le advirtió.

La niña se fue corriendo a los columpios.

Quisiera que mi vida fuera así. Sin problemas ni preocupaciones. Con felicidad y amor.

-¿Puedo sentarme?. -la chica señaló el lugar a mi lado.

-claro.

-¿Eres de aquí?. -pregunto.

Me sentía incómoda, como dije anteriormente, no soy buena socializando.

-si ¿Y tú?.

Si me metieran en una habitación con una persona, me moriría de vergüenza, literalmente.

-no, soy de londres. -la miré detenidamente.

Era muy hermosa. Su cabello castaño claro, sus ojos color cafés, su nariz perfilada, sus carnosos labios, que ahora llevaban un hermoso brillo.

-siempre quise conocer londres. -y era cierto. Ese era uno de mis sueños.

-¿cuantos años tienes?. -su voz era angelical.

-diecisiete. -su rostro era de asombro.

-Yo tengo veintidos. -en realidad si lo parecía. -me llamo Dua.

Hasta su nombre era hermoso.

-Camila. -le tendí mi mano para que la estrechará.

-es un lindo nombre. -me sonrió. Su sonrisa era hermosa.

-quiero un helado. -su hermana pequeña apareció.

-no me quedo dinero Rina, lo gaste en todos los dulces que me pediste hace rato. -aquella chica se levantó.

-si quieres yo te lo puedo comprar. -mire a la mayor.

-no te molestes. -dijo.

-jamás. -me levanté. -si quieres cariño, ven mañana y yo te compro todos los helados que quieras.

El brillo en los ojos de la más pequeña no tenía precio.

-¡Si! ¡Hermana por favor! ¡Anda! ¡Por favor!. -le suplico. -dije dos veces las palabras mágicas.

-esta bien. -me miró la mayor. -ten. -me dió un pequeño papel. -ahí esta mi número para que me llames.

Las chicas se despidieron de mi, y se marcharon.

Gracias a ellas olvide por un momento mi enfermedad.

You and me. - Duamila ; G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora