Jueves: Jeon Jungkook

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Autora: Leidy Julieth Perez¿Es posible que la persona más antisocial que conozcas sea la misma que tiene un corazón enorme? Si tu respuesta es negativa, es porque no me conoces.

Soy Jungkook, soñador, apasionado por la música y quien estuvo un tiempo obsesionado con el ejercicio físico.

Mi obsesión por el ejercicio surgió desde hace varios años atrás, cuando una chica me rechazó por no ser suficientemente atractivo para su gusto. Fue mi primer corazón roto y juré que sería el último, no permitiría que nadie más me lastimara.

Todo ocurrió en ese verano, el instituto donde estudiaba organizó una excursión a Bukhansan para que hiciésemos montañismo, todos estábamos ansiosos por eso y yo mucho más, pues sería mi primera excursión en compañía de Min Soo. Una de las chicas más hermosas del instituto y mi amor platónico desde la primaria.

Habíamos sido amigos de la infancia, sus padres y los míos eran socios. Llevaba varios días planeando cómo decirle todo lo que sentía; pues siempre me he caracterizado por ser muy tímido con las personas, se me dificulta hablar con los demás por lo que las personas suelen decir que soy antisocial.

Al llegar el día, la emoción se arremolinó en mi estómago. Ella no me era indiferente o eso creía, siempre estaba conmigo y no me dejaba solo en ningún momento y eso me hacía quererla cada vez con un poco más de intensidad.

Formamos grupos para iniciar el descenso de la montaña, ella iba conmigo; pero a lo largo del camino pude notar como su mirada no se apartaba del lugar donde estaba uno de los jugadores de fútbol más reconocidos de la escuela, sin embargo no le presté mayor atención a eso, pues ella llevaba su mano encajada en la mía.

-Soo, tengo que decirte algo. –Dije turbadamente.

-Claro Kookie, dime.

-Es algo que... he estado guardando por mucho tiempo.

-¿Qué es?

-Soo, me gustas.

-Jungkook, ¿qué dices? –Dijo ella con expresión confusa.

-Yo... estoy enamorado de ti desde hace algún tiempo. –Confesé.

-Kookie, agradezco mucho esto, de verdad lo hago. –Dijo tomando mis mejillas. –Pero no puedo corresponderte.

-¿Por qué? –Dije tristemente.

-No sé cómo decirte esto.

-Sólo dilo.

-Yo quiero a alguien que sea vigoroso, que tenga bien formado el cuerpo y tú... bueno tú no eres así. –Eso se clavó como una estaca en mi corazón. Me estaba rechazando básicamente por no tener músculos. –Pero podemos seguir siendo amigos ¿no?

-Me rechazas porque mi cuerpo no está formado como el de él. –Dije señalando al chico de hace un rato.

-Kookie, no lo entiendes.

-Claro que lo hago, quieres un maldito fisiculturista con tan solo 14 años.

-Jungkook, ¡No me hables así!

-Déjame en paz. –Dije alejándome de los demás.

Corrí todo el camino hasta llegar al pie de la montaña, me reporté con los maestros y salí rumbo a mi casa. En el camino vi a un tipo golpeando un cachorro. La ira se fusionó con el dolor que sentía, llenando cada parte de mi cuerpo flácido.

Golpeé la mandíbula del tipo con toda la fuerza que tenía; pero este era más fuerte que yo. Por lo que al final del día tenía un ojo hinchado, el labio y la ceja derecha cortada y muchos moretones en mi cuerpo; pero no me importó porque si no hubiese sido porque cubrí al cachorro con mi cuerpo, el tipo lo hubiese matado.

Llevé al cachorro a casa y lo envolví con una manta, el pobre estaba congelado. Había evitado a mis padres porque no quería dar explicaciones, sin embargo fue Min Soo quien se dio cuenta de todo al siguiente día cuando las clases comenzaron.

-Kookie, ¿qué te pasó? –Dijo asustada.

-Nada que te importe. –Dije pasando a su lado sin determinarla. Fue la última vez que hablé con ella.

Mi primera parada luego de las clases y hasta hace algún tiempo fue el gimnasio, incluso hice uno en casa. Practicaba horas enteras sin descanso.Me excedí tanto que lesioné varios ligamentos de mis brazos y algunos más de mis piernas; pero no me detuve, no lo haría. Porque cada vez que lo hacía, recordaba las palabras de la chica a la que había amado y por quien hubiese dado mi vida si hubiera sido necesario, la misma que me rechazó por mi físico.

Al cabo de los días tomé una terapia, pues mis padres estaban atemorizados con mí impulsividad al hacer actividad física. Mi corazón roto por el rechazo de Soo terminó en la vigorexia, una enfermedad que estaba afectando mi salud. Fue un tiempo difícil para mí, pero pude salir de ello, controlé mi problema y hoy en día soy alguien mejor.Entendí que un rechazo no es sinónimo de soledad de por vida, es más, hoy en día agradezco haber tenido esa experiencia, pues aprendí a valorarme más como persona, aprendí que no todo el mundo va a amarte, me reconcilié con ese sentimiento de rechazo y dejé volar mis sueños.

Hoy tengo 20 años, tengo un hermosa perrita que me acompaña hace seis años, más que mi mascota, es mi mejor amiga y para completarlo todo conocí una chica increíble con la que planeo casarme. Hoy puedo decir con toda franqueza que la obsesión por la actividad física se esfumó para dar paso al amor incondicional a la vida, a mi vida.

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ATT: Roxy tu patrona.

CreaDanielleWhere stories live. Discover now