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Kota recuerda vagamente la última vez que estuvo triste.

Su madre había muerto de una infección, un desafortunado accidente con un cuchillo de cocina se llevó a la que fue la única mujer que lo trato con amor. Kota casi no reconoce los rasgos de su progenitora, pero jamás olvida lo mucho que la quería. Amable, cariñosa y servicial, una mujer que tenía, lo que algunos llaman, vocación de madre.

Cuando murió, Kota entendió lo frágil que pueden ser los mortales, en especial los humanos. Aprendió a valorar la vida y a las personas mientras duraran. Como hijo del príncipe de los infiernos, tuvo que acarrear consigo el desprecio y las miradas de temor.

Es por eso que lo desconsienta el hecho de verse afectado por la ausencia de Kalliope. Esa niña se había metido en su cabeza, inundado sus pensamientos y esperanzas. A través de los siglos tuvo muchas mujeres a las que amo, pero siempre terminaban muriendo o yéndose para siempre. Las entrenó a todas, tratando de protegerlas lo mejor posible.

Con el tiempo comprendió, que no importa cuánto las defendiera del peligro, eran libre y no podía tenerlas en jaulas de oro. Se juró a si mismo que la próxima mujer que estuviera en su corazón seria valiente, audaz y fuerte, no necesitaría un protector... el seria su compañero.

-¡tienes que levantarte! ¡no puedes confinarte aquí!

Alexei grita desesperado junto a Kota. El nephilim oscuro siente como se desplaza de la sala a la cocina y abre el grifo.

Kota ha estado cinco días clavado en sofá, comiendo lo justo y bebiendo lo necesario. No se atreve a descansar en su habitación, para llegar allí tendría que subir y pasar por la habitación de ella. Es insoportable saber que su aroma aun impregna el ambiente. Kota no es tan fuerte.

-eres el único que puede ayudar de verdad -Alexei intenta levantar a Kota del sofá -. Conoces a tu hermano mejor que esos viejos libros de historia.

-puede controlar los sentimientos de las personas -murmura Kota. Sus ojos prácticamente cerrados por las ojeras que han aparecido en los últimos días. Alexei retiene el aliento al verle por primera vez la cara, antes cubierta por un montón de mantas. Kota esta pálido -. Es el hijo favorito de... mi padre. No sabe amar... no, él no puede amar -se corrige.

-y ahora tiene a Kalliope -los dichos de Alexei se clavan en el corazón de Kota de manera dolorosa.

-lo hace porque conoce mis sentimientos por ella -se lamenta Kota -. Debí decirle la verdad, debí ser más valiente. ¡Tengo miles de años y no puedo decirle a una mujer que la amo y abrirle mi corazón!

-no es fácil hacerlo cuando son sentimientos verdaderos -Alexei siente un poco de compasión por su amigo -. A mí me costó dos años decirle a Sharline que la amaba. Había muchos que sentían lo mismo que yo por ella. Necesite mucho valor.

-no es lo mismo -murmura Kota -, a ti no te desprecia.

-¿Qué te paso? Creí que había jurado enamorarte solo de aquella que pudiera vencerte. Acaso...

-no -suspira Kota y vuelve a taparse la cara con la manta -, es por eso que debo quedarme aquí hasta que se vaya todo sentimiento hacia Kalliope.

-no puede hacer eso -gruñe Alexei -. Tienes que ayudarme.

-siempre te ayudo en todo...

-'pues ahora me estas fallando -suspira -. No puedo quedarme aquí todo el día, debo ir con Sharline y le prometí que vendrías conmigo.

Kota gruñe resignado. Sharline es, al igual que Alexei una de las pocas amistades que posee. Hace un par de días ella estuvo en la casa de Kota para cocinarle y obligarlo a darle una ducha. Fue en ese momento cuando se dio cuenta que su amiga estaba... abultada.

-el embarazo la tiene malhumorada -gruñe Kota -¿en serio debo levantarme?

-en realidad la tiene estresada -suspira-, todo esto tiene que pasar justo ahora. Sé que estas mal, pero tienes que seguir -Alexei se pone de pie -. Aurora está en la academia velando día y noche a ese ángel, los líderes de los clanes me piden salir a cazar a Kalliope y los padres de la niña intentan no derrumbarse otra vez.

La madre es la que peor lo está pasando. Kota la vio el día que Kalliope desapareció, fue como si a la pobre mujer se le hubiera caído el alma. Lo peor sucedió cuando Aurora huyo gracias a su siniestra amiga, Astra casi derriba el edificio con el grito que soltó.

Alexei ayuda a Kota a ponerse de pie. El nephilim oscuro mira a su alrededor como si el mundo hubiera cambiado en cinco días de auto cautiverio.

-necesitas un baño, amigo -Alexei arruga la nariz -¿te has hecho encima?

-¡estoy deprimido, no enfermo! -grita Kota indignado. Alexei se ríe de su amigo mientras este va al baño de visitas.

Cuando se quita la ropa y se mira en el espejo, hace una mueca. su físico se ve un poco desmejorado gracias a los días sin entrenar. La vida de ejercicio tiene sus beneficios, pero hay que ser constante. Y alimentarse... alimentarse seguidamente.

Decide dejar de lado esos pensamientos superficiales y se adentra en la ducha en medio del ruido que hace su amigo en la cocina. El agua caliente no relaja ningún musculo, solo lo hace sentirse más miserable.

Recuerda un viejo sueño, lo tuvo cuando vio a Kalliope entrenando sola en la noche.

En el mundo onírico de su subconsciente se vio a si mismo corriendo hacia su amada, envolviéndola en sus brazos y llorando por lo que nunca podría ser.

Kota aún recuerda cuando vio por primera vez a Kalliope. Parecía un gatito asustado escondiéndose detrás de la confianza de su hermana gemela. Hablaba en susurros, temerosa de decir algo que la sentenciara a muerta. Casi tropezaba con sus propios pies.

Él supo enseguida que la chica era un caso difícil. No tenía seguridad en sí misma, todo lo que pudo ser le fue arrebatado. Lo peor fue cuando Alexei le dijo que no tenía mucho tiempo para dejarla a un buen nivel. Kota acepto que no haría ninguna diferencia con ella de sus demás alumnos, la trataría como siempre ha tratado a sus pupilos, inclemente.

Sin embargo, con el tiempo, Kalliope se volvió más fuerte y demostró ser una luchadora de la vida y las circunstancias. Es un rasgo extraño en alguien tan joven, pero la chica persevero como ningún otro alumno lo había hecho.

Ella paso de ser una gatita a ser una verdadera leona.

Kota cierra la llave del agua, sale de la ducha y se seca rápidamente. Alexei le ha dejado ropa encima de la taza del váter. Él se la coloca.

-¿Dónde vamos? -pregunta al salir y ver a Alexei preparando comida suficiente para un regimiento

-a la escuela

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Elegida de los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora