Capítulo 1

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Aurora

Nunca había visto a Kamel dormir, se supone que los ángeles no duermen.

Tampoco deberían sangrar.

Mi madre también ha estado preocupada, pero sus razones son distintas. Gracias a que mi hermana se fue y desato el pánico en el palacio de los mil cristales, ahora debo permanecer encerrada en la escuela de Sartha.

Aunque esta situación me ha permitido estar cerca todo el tiempo de Kam, el encierro solo me ayuda a ahogarme en lágrimas y angustia.

Paris ha estado a mi lado todo el tiempo junto con su prometido, incluso han dejado a Dimitri estar en la escuela. Sé que planean mantenerme vigilada, si algo he aprendido de lo nephilim es que desconfían de casi todos. Cualquiera puede ser el enemigo.

La mayoría está nervioso por tener un ángel tan cerca, no saben cómo tratarlo e intentan todo lo posible por verificar el estado de Kam. sin embargo, nadie vivo a tratado o visto un ángel hasta ahora. El único que podría ayudar está encerrado en su casa.

Nunca pensé que a Kota le afectara tanto el destino de mi hermana, es por eso que hoy, luego de cinco días de cautiverio, casi jadeo al verlo entrar por la puerta.

Esta más delgado, su cabello ya no brilla como antes y tiene un tono pálido alarmante.

—¿terminaste de llorar? —le pregunta Paris desde un rincón de la habitación. Su prometido ronca en el sofá más cercano a la ninfa.

—necesita regenerarse —Kota ignora a mi amiga y señala a Kamel tendido en la cama —, los ángeles no están acostumbrados a ser corpóreos. Cuando le arrancan las alas un poco de su magia se va.

—¿le duele? —pregunto apretando la mano de Kam

—es como si le hubieran arrancado una parte de su alma, algo de luz se fue —murmura Kota.

Agradezco la información a pesar de sentir como mi corazón se aprieta. Mi Kam está sufriendo y yo no puedo hacer nada para mitigar su dolor.

—¿Qué sabes de tu hermano? Algo que nos ayude a rescatar a mi hermana.

—¿lo viste? ¿a Gustav?

—un par de veces —hago una mueca —. Nos llevó a la fiesta y sé que entro algunas veces al palacio. Creí que nos ayudaba.

—¿en qué? —Kota toma asiento del otro lado de la cama de Kamel. Está atento a mi respuesta y no parece reparar en mi postura angustiada mientras sostengo la mano de Kam —. Dímelo.

Nunca confié en Kota, desde el primer momento en que lo vi con esa expresión perspicaz y esa postura petulante, supe que tenía algo raro. Ahora el está aquí, exigiendo explicaciones con lo que parecen ser buenas intenciones. Le prometí a Kalliope que intentaría llevarme mejor con el nephilim, aunque sea difícil. Bastante difícil.

—descubrimos ciertas cosas —me pongo de pie y suspiro señalando al prometido de Paris.

—Lucas —grita Paris. El chico hada se despierta de repente y mira a su alrededor alarmado. Observa la expresión impasible de su prometida y suspira.

—¿Qué pasa, mi amor? —pregunta él. París lo toma de la manga de la camisa y comienza a tironearlo para que se ponga de pie.

—demos un paseo

—está bien, mi amor. Podemos buscar algo de comer para tu amiga ¿sí?, mi amor

Ambos salen en medio del parloteo insistente de Luc. Paris ha aceptado a duras penas su nueva situación de novia. A pesar de sus protestas e insultos, su madre no acepto por nada del mundo anular el compromiso, está convencida que Paris se ablandará y volverá una mujer más femenina con esta unión sagrada.

Elegida de los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora