Capítulo 6

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Kalliope

La habitación me parece fría y austera. He vuelto a tener el control de mi cuerpo, sin embargo, me siento extraña. He intenta bañarme, cambiarme de ropa, dejar que el aire nocturno toque mi piel... pero sigo sintiéndome sucia.

Gustav está a una puerta de distancia provocándome escalofríos. Hace dos horas que termino la fiesta y yo sigo despierta, temiendo las pesadillas.

Me levanto otra vez de la cama, agradeciendo a los ángeles que Gustav haya estado tan borracho, puesto que solo fue a su habitación a dormir. No sé qué hubiera sucedido si se le hubiera ocurrido entrar a mi cuarto, solo puedo imaginarlo.

La brisa que rodea la mansión es completamente artificial. El jardín que veo desde mi balcón es una mera ilusión. Todo lo que me rodea es una mentira, lo único que me mantiene cuerda en un mundo así, es mi voluntad de volver con Kota.

Suspiro, pienso en él. Si cierro los ojos y me concentro lo suficiente, casi puedo sentirlo junto a mí. solo pudimos estar juntos por un tiempo demasiado corto, debo volver y remediar aquello. Necesito saber si esto que se asienta en mi corazón es real o nuevamente una ilusión creada por un monstruo.

Observo la puerta que lleva a la habitación de Gustav, deseando que sea otro hombre quien duerma allí y que ese hombre, me quiera como nunca una persona ha amado a otra en la historia.

Abro las ventanas y salgo al balcón, la brisa artificial acaricia suavemente mi piel. Por extraño que parezca, ese gentil contacto con el mundo exterior me calma.

Desde que llegue aquí, no he tenido la oportunidad de poder descansar, dudo que eso cambie. Miro hacia el jardín, algunas brujas pasean entre los arbustos. La mayoría esta borracha y llevan consigo a otros brujos. No hay vampiros a la vista.

Esa es otra cosa ¿Cómo conciliar el sueño sabiendo que hay un montón de brujas que me odian a muerte del otro lado de la puerta? Gustav es el único que las mantiene a raya, sino es por él, ya me hubieran asesinado.

Las horas pasan, el paso del tiempo es lento y rápido al mismo tiempo. Me sorprendo al levantar al vita y encontrar el cielo teñido de los colores del amanecer. Mi piel esta helada, pero no me importa, el frio me hace sentir viva.

Una bruja entra en mi habitación, sorprendiéndose de verme en el balcón. Me mira con el ceño fruncido mientras deja dos baldes de agua humeante.

—parece que se le ha pasado la mano —la oigo murmurar. Entra al baño, escucho como llena la bañera con agua caliente, sale del baño y se acerca a mí —. Ven aquí, niña.

Sujeta mi brazo y e guía hasta la bañera. Me denuda y obliga a darme un baño caliente, mi piel arde al notar el cambio de temperatura.

—hoy desayunaras con el señor —anuncia la bruja mientras estruja mi cabello. Intento que no se me note el nerviosismo.

El resto sucede en medio de una nube onírica. Me parece estar soñando cuando soy llevada a mi habitación y me visten con un vestido ligero. Nadie se preocupa de secar o peinar mi cabello, lo cual agradezco en medio de la confusión.

Cuando salgo, busco algún consuelo en el fondo de mi mente. Me decepciono al llegar al comedor principal, encontrar allí a Gustav masajeándose la sien y no haber encontrado ninguno.

Me siento junto al nephil, me mira con cautela.

—¿Cómo estás? —pregunta. Mi mente se nubla de nuevo, evitando que pueda tener control de lo que digo y hago.

—perfectamente —sonrío. Una mano que parece ajena le toca el hombro —. Creí que estarías conmigo anoche.

Gustav sonríe al mismo tiempo que yo evito llorar. La impotencia de volver a perder la voluntad me asfixia. No sé qué ha hecho este monstruo conmigo, pero estoy comenzando a asustarme de manera alarmante.

Elegida de los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora