Capítulo 9

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Aurora

El despertar es violento y cálido a la vez. Paris duerme sobre mi mientras Kamel se acurruca a mi lado, juntos forman la agridulce mañana.

Kota nos apresura a todos a levantarnos, darnos baños de arena y comer la ración diaria matutina. Esperamos que el sol se oculte completamente en el horizonte para salir de la cueva. Dina va ultima en la línea para seguir con nuestro rumbo.

—el bosque no esta tan lejos de aquí —anuncia Kota al grupo —nos internaremos allí y mañana llegaremos hasta las ruinas de la ciudad de oro.

—¿crees que están allí? —le pregunto

—por lo que Kalliope te mostro y tu describiste, es el único lugar donde podrían estar —responde. Kam se coloca junto a mi —. La ciudad de oro es la ruina mas cercana al corazón del desierto, por ende, es lógico que estén por allí.

Me mira fijamente antes de dar la vuelta e incitarnos a seguirlo.

Viajamos durante todo el día en silencio, solo acompañados por el sonido de nuestras pisadas en la arena. Mi hermano y Luc llevan las provisiones mientras los demás vamos armados, alertas a cualquier señal de Dina o de Kota por cualquier amenaza.

Caminamos a un paso constante y apurado, esta vez no tardamos mucho en visualizar el bosque del que Kota nos ha hablado.

No es más que un montón espeso de árboles muertos y tierra podrida. No necesitamos acercarnos mucho para comenzar a notar el hedor que el lugar expele, la luz de la luna le da un aspecto mas que espeluznante al lugar.

—recuérdenme porque soporto esta tortura —dice Paris cubriéndose la nariz

—en el fondo me quieres

—sí, pero creí que ese sentimiento estaba mas profundo en mi.

Luc mira sorprendido a su prometida, me causa gracia esa reacción en el que se supone es el futuro esposo de mi mejor amiga. A estas alturas creía que el pobre inmortal conocería muy bien a Paris... me he equivocado al parecer.

Cubro con la manga de mi chaqueta mi nariz y boca, el hedor de los bosques es bastante desagradable. Todos están intentando no vomitar.

—¿no había otro camino? —pregunta mi hermano en voz alta para que todos lo escuchemos.

—claro que lo hay, pero demoraríamos más y el tiempo para nosotros es oro —se detiene para levantar la antorcha que lleva y mirarnos a todos —. Nos ocultaremos dentro y mañana llegaremos a las ruinas

—¿no hay alternativa? —pregunta Mérida. Gabriel le toca el hombro.

—necesitamos avanzar, si descansamos una noche, podría ser fatal

Kota no acepta mas replicas, da la vuelta y continua el camino junto a Calix.

Al ser ellos los únicos portadores de las antorchas y ser este un lugar poco adecuado para acampar a solas, no nos queda de otra que seguirlos.

El nauseabundo hedor que hay en el ambiente es cada vez mas intenso, sin embargo, es constante dentro del bosque muerto. El olor no sale de los árboles, no emerge de la tierra, solo esta ahí, cargando el ambiente y provocando nauseas.

Kamel y Kota parecen ser los únicos que llevan este apestoso inconveniente bien. Me quedo cerca de ellos.

—¿Cuándo saldremos de este bosque infernal? —pregunta Dante.

—con el ritmo que llevamos, deberemos pasar al menor una dos noches aquí —dice Kota. Mi hermano parece sufrir con la respuesta tanto como yo —. No se preocupen, aquí solo hay bestias, nada de espíritus. Ellos no se acerca aquí.

Elegida de los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora