Capítulo 14

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Kalliope

Una mano cálida envuelve la mía.

Me deleito en el gentil y conocido contacto. Suave, tersa, la piel de un ángel es la única que puede lograr esta sensación en una persona.

Abro mis ojos, mi dolor de cabeza aliviado y las pesadillas alejadas de mi nublada mente. Me siento como en un sueño cuando alzo la mirada y me encuentro con los ojos de Banyan.

Su sola presencia me llena de paz, mi corazón mantiene un ritmo constante y mi respiración es profunda y delicada. No lo veía desde lo que pareció demasiado tiempo, busco en su rostro alguna señal del paso del tiempo aunque sé que es inútil.

Se ve mal, pero no tan débil y demacrado como antes. Sus alas vuelven a brillar, su cuerpo mantiene un estado lo suficientemente saludable para no preocuparme.

—¿Qué pasó? —pregunto confundida.

—te trajo aquí después de... enviar el mensaje —responde en tono suave.

—¿mi hermana respondió?

—no lo sé — niega con la cabeza —. Me ha dado tiempo para estar aquí contigo, pero no demasiado. Creo que quiere volver a ganarse tu confianza.

—¿tendrá sentimientos? —murmuro —. Por un momento pensé que sentiría algo.

—¿Por qué lo dices?

—algo paso hace unos días... ha estado actuando diferente desde entonces

—por lo que se, ha estado toda su vida confinado en el infierno bajo la influencia de su padre —frunzo el ceño. Continua luego de una pausa —. Los sentimientos son algo que pueden ser naturales para algunos, pero para el no. Nadie le ha enseñado a amar o incluso expresar emociones reales. Sabe controlarlas pero ¿podrá tenerlas?

Suspiro. Si Banyan tiene razón, el alma de Gustav es más negra de lo que creí.

Es extraño pensar que todo aquello que me decía, aquellas declaraciones de amor fueran una mentira. Yo las creía en medio de mi inocencia e ingenuidad.

Pensé que el amor era difícil, algo hermoso que puede llenar el corazón y la vida de una persona. Se que no conozco tanto del tema, pero el amor debe ser uno de los sentimientos más puros que las personas podemos llegar a sentir.

Kota. Aquí recostada en la cama pienso en él. El amor que su madre le profeso y con el cual lo crió lo volvió quien es ahora. Debe ser verdad aquello que dicen, que el amor vuelve bueno hasta a la peor de las criaturas.

Si algo he aprendido, sin embargo, es que todos tenemos luz y oscuridad en nuestra alma, solo hay que saber con cual de vivir.

—esta abajo —susurra Banyan interrumpiendo mis silenciosos pensamientos —, podría ser nuestra oportunidad.

—no soy tan buena —murmuro —, casi me mata la última vez que pelee con él.

—casi, dices, pero ahora está solo y no habrá quien lo ayude...

—no es seguro —estiro la mano para acariciar su suave rostro —. Viejo amigo, la paciencia es una virtud.

—soy tu ángel guardián, ¿recuerdas?

—no estás en tu mejor momento —sonrío —. Mi hermana esta de camino, juntas somos más fuertes. Tendremos una oportunidad mejor con ella.

—puede que llegue demasiado tarde. No sabemos mucho de sus planes

—¿has averiguado algo?

—están esperando el momento oportuno, las brujas han estado más inquietas de lo normal, parecen un poco... ansiosas.

Elegida de los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora