Capítulo 1

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FLASHBACK

Su corazón iba a mil. Oía sus propios latidos martillear su pecho. Respiraba pesadamente mientras intentaba ventilar correctamente su cuerpo. Las piernas le suplicaban que parara, pero su cabeza le ordenaba que siguiera. "Un poco más. Hasta el columpio" Se obligó a sí misma a llegar a su meta. La gente a su alrededor le abría paso al verla llegar corriendo hacia ellos. "Va, 50 metros más y podré pararme". 40. 30. 25. Sus pulmones ardían, sus piernas temblaban y su corazón estaba a punto de salírsele por la boca. En un último empujón, se propulsó hacia delante, apoyó la pierna derecha en la posición precisa para tomar la curva y cayó al suelo. Al levantarse, vio que un chico estaba también caído enfrente suya.

-Lo siento –dijo aun jadeante, mientras le ofrecía una mano al desconocido para ayudar a levantarlo.

-Tranquila –sonrió el chico mientras se limpiaba los pantalones y las palmas de las manos, asegurándose de no dejar rastro de polvo en ellas-. ¿Alex? –la aludida, que también se estaba sacudiendo la suciedad de sus shorts de deporte, levantó la mirada- ¿Alexandra Holt?

-¿Justin... Brown? –tardó en reconocer el rostro que hacía más de diez años que no veía.

-Dios mío, eres tú de verdad –el chico la alzó y le dio una vuelta en el aire. Le correspondió al abrazo soltando una carcajada, pero cuando se dio cuenta de que iba toda sudada debido a la carrera, más larga de lo normal, se separó suavemente de él. Se removió incómoda ante la expresión del chico. La miraba sonriendo de lado, sin decir nada. Carraspeó antes de hablar.

-Esto... sí, soy yo –se acomodó el cabello que, seguramente, llevaba despeinado y hecho un desastre. Justin solo amplió su sonrisa. Alex se miró los pies inquieta. Al fin, el chico salió del trance en el que estaba y se enderezó.

-¿Te apetece ir a tomar algo? Así nos ponemos al día –ofreció. Sus ojos brillaban, esperando la repuesta.

-Claro –asintió con entusiasmo-, pero primero debería ducharme –reconoció, sonrojándose.

-Por supuesto –concedió-. No quiero decir que huelas mal, porque no lo haces –Alex enarcó una ceja y se miró de pies a cabeza-. Bueno un poco, pero es por la carrera, a todo el mundo le pasa. No quería decir que...

-Justin –interrumpió con una sonrisa al chico, que la miró nervioso-, te he entendido, tranquilo. ¿Te parece bien, dentro de, digamos, una hora y media, en la heladería que hace esquina? –señaló la otra punta del parque en el que se encontraban. El chico asintió -. Bien pues hasta dentro de un rato.

Se despidieron y cada uno emprendió su camino. Menos mal que no le quedaba mucho para ir a su apartamento, no pensaba ir corriendo. Suficiente cardio por hoy, sobre todo el de los últimos cinco minutos. Tenía miedo de que Justin oyera los latidos desenfrenados de su corazón. Llegó a su pequeño pero acogedor hogar y se metió en la ducha. Respiró profundamente intentando tranquilizarse, en vano. El agua caliente comenzó a hacer efecto, sus músculos se iban relajando poco a poco y, solo cuando dejó de sentir sus pulsaciones a flor de piel, se permitió pensar en lo ocurrido.

Justin Brown, el chico que una vez tuvo lugar en su corazón, había vuelto. Se conocieron durante el instituto, en clases de boxeo. Sí, Alex Holt no era la típica chica que vestía el uniforme de animadora e iba a los partidos del equipo de fútbol. Siempre destacó por eso, aunque no era motivo de burlas o risas. De hecho, era bastante sociable con la gente. Pero ese no es el caso. Justin y ella habían compartido toda su adolescencia tres veces por semana, sin contar los campeonatos. No, no iban al mismo instituto, así que solo se veían en los entrenamientos. Pero eso fue suficiente para que ella sintiera algo más que amistad por su compañero. Justin era un año mayor que ella, amable, simpático, gracioso y, por qué no decirlo, increíblemente guapo. Se preocupaba por los demás, era muy atento y tenía a todo el mundo encantado con él. Y con razón.

The caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora