Capítulo 11

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-De acuerdo, capitán -Alex lleva diez minutos hablando por teléfono con el hombre. Le ha contado lo que ha ocurrido, ha dejado que la regañara por su falta de racionalidad y le ha prometido que enseguida que sepa algo sobre Luke, le avisaría.

Ese momento llega más pronto que tarde, y en menos de dos minutos ya se encuentra en la habitación que le han asignado. Le echa un vistazo y la imagen que obtiene le forma un nudo en el estómago. Su amigo se encuentra tendido en la cama, completamente inmóvil y con los ojos cerrados, aun inconsciente debido a la anestesia de la operación. Lleva puesta la típica bata de hospital y está conectado a varias máquinas que registran sus constantes vitales. Desde donde la chica se encuentra, puede ver las vendas en el hombro del policía, tapando la herida.

-La cirugía ha ido bastante bien -le explica el médico que la ha acompañado hasta allí-. Afortunadamente, la bala no ha dañado ninguna estructura importante, por lo que la recuperación puede ser relativamente rápida, aunque es un poco pronto para asegurarlo. Sin embargo, no había orificio de salida, así que hemos tenido que hurgar bastante para encontrar el proyectil, por lo que probablemente le duela cuando se despierte. Le hemos administrado calmantes para que hagan efecto cuando recupere la consciencia, pero si ve que el dolor es insoportable, que llame a una enfermera y le modificaremos la dosis.

La chica asiente, aun analizando atentamente a su compañero. Le parte el alma verlo en ese estado, pero lo peor es que ella es la responsable. No puede dejar de culparse por lo que ha ocurrido, y a cada segundo que Luke no abre los ojos, se siente peor. Decide quedarse con él hasta que despierte, ignorando los consejos de los sanitarios, que le proponen que se vaya a descansar. No sabe cuánto tiempo lleva ahí, sentada en la incómoda butaca junto a la cama, pero le da igual. No tiene hambre, no tiene sueño, ni siquiera tiene ganas de ducharse y quitarse la ropa ensangrentada que todavía lleva puesta. Simplemente se queda allí, sentada mirando al chico que le ha salvado la vida más de una vez, con la mente en blanco y prácticamente sin pestañear. En algún momento de su guardia aparece Kate con una bolsa en las manos.

-Hola -saluda al entrar por la puerta, llamando la atención de la inspectora-. ¿Cómo está?

-Los médicos dicen que no ha sufrido grandes secuelas -se encoge de hombros y vuelve la vista hacia el rostro del encamado, que refleja paz y tranquilidad. Ojalá ella se sintiera de la misma manera-. No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero sigue sin despertarse.

-Es normal, ha perdido mucha sangre y necesita recuperarse. Te he traído algo de ropa -le acerca la bolsa que llevaba al entrar y le sonríe-. Supuse que no te habrías ido a casa a cambiarte y que seguirías con el mismo atuendo.

-Gracias -responde enormemente agradecida. Siempre se habían llevado bien, pero no era una gran relación de amistad, sino más bien estrictamente profesional. Pero la chica le demostraba que podía confiar en ella, y eso la reconfortaba.

-Si lo desea, puede ducharse en nuestro vestuario -le indica un enfermero que acababa de entrar para comprobar las constantes de Luke y que, al parecer, había oído parte de la conversación.

-Yo me quedaré con él, tranquila -asegura Kate-, no estará solo.

Alex asiente con la cabeza, toma la bolsa que la informática le tiende y sigue al sanitario hasta las duchas. Ahora que se le presenta la oportunidad, se da cuenta de que se moría por asearse. La sangre seca de su ropa y parte de cuello y cabello es bastante desagradable, y no hace más que recordarle el tiroteo en el que se ha visto involucrada. Pero como quiere estar ahí cuando el inspector despierte, se desviste con rapidez y se mete en uno de los cubículos. El agua tibia cae por su piel, relajando sus músculos tensos y empezando a tranquilizarla. El olor al champú que le ha traído su compañera la reconforta, se parece mucho al que usaba cuando era pequeña. Termina de eliminar cualquier rastro de suciedad de su cuerpo y se envuelve en la toalla que le ha proporcionado el enfermero. Se viste con rapidez, colocándose un pantalón de chándal y una sudadera limpias. Suspira profundamente, la ducha le ha ido de maravilla.

The caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora