Capítulo 15

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-Peter, viejo amigo -saluda con una sonrisa forzada el mayor de los hombres-. Qué alegría volver a verte.

-Dejémonos de formalidades -tiene los dientes apretados y su mirada no se despega del cuchillo que sigue presionándose contra el pecho de Alex.

-Tienes algo que me pertenece, socio -su voz suena amenazante-. Te sugiero que me lo devuelvas.

-¿Por qué mejor no hablamos del motivo por el que mi amiga está atada a una silla, y parece ser que la has sometido a uno de tus interrogatorios? -escupe con brusquedad.

-Bueno, aquí tu amiga -hace énfasis en la última palabra-, se negaba a colaborar, por lo que me he visto obligado a dejarle unas cuantas cosas claras -acaricia con el dorso del dedo la cara de la chica. El recién llegado siente ganas de ir y apartarle la mano de un empujón, pero se contiene al ver que Raoul deja entrever no demasiado disimuladamente su pistola-. Por lo que os recomiendo que me entreguéis lo que quiero y nadie más saldrá herido.

-Oh, vamos -la carcajada de Peter sorprende a todos-. Ambos sabemos que cuando te demos lo que buscas, te desharás de nosotros.

-Me ofende que dudes de mi palabra de esta manera -se lleva una mano al corazón, teatralmente-. Pero para que veas que soy una persona piadosa, haré como que no he escuchado ese comentario y te dejaré conservar tu sucia lengua.

Sus palabras hacen estremecer a la joven. Realmente ese hombre está demente. Intenta una vez más liberarse de las cuerdas que la retienen, pero sus extremidades llevan demasiado tiempo en aquella posición forzada, por lo que están entumecidas y no responden a sus órdenes. El resto de su cuerpo no es que se encuentre en demasiado mejor estado. Su rostro demacrado le duele como el infierno, su estómago lleva contraído desde que se despertó, y el corte de su pecho no ha dejado de sangrar. Por no hablar del golpe en su cabeza, que no ha sido tratado y está empezando a pasarle factura. Siente unas inmensas ganas de dormir, pero su parte más racional, a la que aun le quedan fuerzas, la obliga a mantenerse despierta. Se remueve de nuevo inquieta, pero un punzada de dolor la recorre de arriba abajo, provocándole que suelte un gemido de dolor. Aquel sonido hace reaccionar inmediatamente a Raoul, que da un paso hacia la prisionera.

-Usted aclare sus asuntos con Peter, yo me encargo de ella, jefe -sus ojos están oscuros de lujuria y desesperación. Al oír aquello, el joven parpadea rápidamente por la sorpresa.

-Acércate a ella y yo mismo me encargaré de romper todos y cada uno de tus huesos -avanza sin pensárselo dos veces hacia él, con la intención de derribarlo. El otro, ante la amenaza, saca su pistola y le apunta directamente entre los ojos.

-Bueno, bueno, vamos a calmarnos todos un poco, ¿de acuerdo, caballeros? -Burke, que no había intervenido en la pequeña riña de los demás, ordena a su secuaz a esconder su arma, puesto que si mata a Peter jamás recuperará lo que le ha robado. Pero los aludidos no dejan de retarse con la mirada, por lo que se ve obligado a tomar medidas más drásticas-. Raoul como no guardes eso ahora mismo permitiré que nuestro viejo amigo cumpla su amenaza.

El susodicho se sorprende ante las palabras de su jefe, pero obedece. Respirando con un poco más de normalidad, el mayor se gira hacia su antiguo socio.

-Estoy empezando a cansarme ya de esto -saca un revólver de su cinturón y apunta a Alex en la cabeza-. O me das lo que me robaste o le pego un tiro.

La chica aun tiene fuerzas para estremecerse una vez más, pero parece que a su amigo no le han afectado tanto sus palabras, porque comienza a reírse.

-Oh, créeme cuando te digo que no lo harás -su interlocutor alza una ceja, como preguntándole cómo está tan seguro-. En estos mismos instantes los federales están en tu apartamento, oficina y cualquier edificio que esté a tu nombre. Lo están registrando absolutamente todo, y me apuesto el pescuezo a que más de la mitad de tu plantilla está siendo procesada, y la otra mitad debe estar ya entre rejas o de camino al calabozo. Adelante, compruébalo tú mismo si no me crees -anima al ver la mueca de incertidumbre dibujada en su expresión.

The caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora