Capítulo 4

47 9 4
                                    

-Estupendo, iré a ver a Jeff antes. Que nadie hable con él. Quiero que se ponga nervioso.

Luke sonríe y asiente. Alex baja a la morgue justo cuando el forense termina la autopsia.

-Inspectora –saluda el hombre.

-Jeff. ¿Qué has descubierto?

-Debido a las heridas de la víctima, diría que murió ayer a primera hora de la mañana, quizás antes. La causa de la muerte es una fractura de la columna cervical, una astilla de una de las vértebras seccionó la aorta, provocando el desangramiento.

-¿Con qué se produjo la fractura del cuello?

-Aun no estoy muy seguro, pero por lo que parece fue con un objeto circular y romo, como una tubería o una palanca.

-¿Tienes idea de quién podría haber causado tales heridas? –la inspectora está anotando todo en su libreta, aunque después disponga de una copia del informe de la autopsia le gusta tenerlo todo escrito por ella.

-Aunque el golpe en la cabeza fue el definitivo, no presenta demasiada destrucción de cráneo, así que me decanto por una mujer fuerte.

-O por un hombre debilitado por las drogas –intuye la chica.

-Cierto, es más probable –concuerda Jeff-. Además, he descubierto una puñalada en el abdomen, no llegó a perforar ningún órgano, pero he encontrado larvas en su interior, que me dirán con más exactitud la hora de la muerte.

-¿Qué causó esta herida? –está horrorizada por cómo murió el chico, apuñalado y después golpeado en la cabeza. Está claro que no es un crimen premeditado, sino que fue debido a la ira del momento. Y solo conoce a una persona capaz de enfadarse tanto con Justin. Su hermano.

-Los bordes son regulares y rectos, yo diría que fue un arma con unas hojas muy afiladas. Un cuchillo. He sacado un molde para mandarlo a que lo comparen –se gira para coger unos papeles de encima de su mesa-. Los análisis han dado negativo en cualquier tipo de sustancia ilegal. Estaba limpio. He buscado cualquier medicamento que pudiera nublarle los sentidos, pensado que la asesina era mujer. Así le facilitaría el acabar con su vida. Pero no he encontrado nada.

-Porque el asesino no es una mujer, y no es un crimen premeditado –concluyó la inspectora-. Gracias, Jeff, mándame los resultados de las larvas cuando los tengas y cualquier otro descubrimiento que hagas.

La inspectora sale de la morgue y se dirige a la sala de interrogatorios. Entra en la habitación adyacente, donde están el capitán y Luke vigilando al sospechoso. Lo mira a través del cristal y le cuesta reconocerlo. Está mucho más delgado y notablemente hecho polvo. Lleva ropa sucia y una barba de unos cuantos días, el pelo enmarañado le cubre parte del rostro. No parece él. No hay rastro del chico que una vez fue.

-¿Ha dicho algo? –pregunta Holt, girándose hacia los hombres.

-Hace cinco minutos que ha dejado de gritar que alguien le hiciera caso –responde el capitán.

-Bien.

-Estaremos aquí por si nos necesitas –interviene Luke, que recibe un asentimiento por parte de su compañera.

Esta se dirige al interior de la sala. Cuando entra, se encuentra a su sospechoso con la cabeza apoyada en las manos, murmurando algo ininteligible. Al oír la puerta cerrarse, reacciona.

-Hombre, por fin alguien que se digna a... -al levantar la cabeza, reconoce de inmediato el rostro de pocos amigos que le dedica la inspectora-. Alex Holt, pequeña rebelde –sonríe mostrando unos dientes sucios y torcidos-. Te abrazaría, pero tus amigos me han esposado a la mesa. No puedo moverme.

The caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora