Gato Callejero

1.4K 200 268
                                    


XII

Por fin tenía el día libre, eso significaba solo una cosa: no escuela, no entrenamiento, no dolor. Kim Jongdae era un elfo libre, y podía tontear en Internet tanto como quisiera, o eso había pensado.

Estaba acostado sobre su mugre, cuando la puerta de su habitación se abrió de par en par.

—Es sábado, tienes que cortar el césped. —La voz melódica de su padre resonó, y Chen gimió como un moribundo. —Ya, mocoso, deja de masturbarte y ve a hacer los deberes. —Dijo en tono tranquilo, recostado en el marco de la puerta.

Chen se quitó las sabanas de encima. —Viejo, deja de molestar. Además es tu turno de cortar el césped. —Recordó con una mala cara.

Jonghyun se cruzó de brazos con una sonrisa altanera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jonghyun se cruzó de brazos con una sonrisa altanera. —Ah, no me expliqué bien. —Canturreó. —Ve a cortar el césped y has mis deberes.

—Eres un demonio. —Acusó Chen, casi como un reflejo de su padre.

Jonghyun se encogió de hombros. —Soy terrible. —Admitió.

Chen se colocó las zapatillas de mala gana y caminó hasta el patio. —Viejo eres como un grano en el culo. —Masculló, era como una rutina mítica, discutir con su padre como si fueran críos. — ¡¿Mamá, ¿por qué no abandonas a este viejo?!

La mujer sonrió desde la cocina. —Porque lo amo. —Respondió con su tono cálido de voz, completamente acostumbrada a aquella situación, y aunque muchas veces sintió que no solo criaba a un hijo sino a dos, jamás cambiaria a su familia por nada.

Jonghyun le sacó la lengua infantilmente a su hijo. Y Chen solo maldijo al cielo.

—Debes ser más lindo con él. —Pidió la mujer acariciando la barbilla de su esposo.

Jonghyun se encogió de hombros haciendo una mueca. —No me agrada.

Ella le miró con ojos refutadores. —Es tu hijo.

—Por eso mismo. —Se excusó, pero estar bajo la mirada acusadora de su esposa lo doblegó. —Vale, vaale. —Dijo como cachorrito. Le robó un beso fugaz en los labios y caminó al patio.

Chen se sorprendió un poco al verlo.

—No soy Rihanna, mocoso, sigue trabajando. —Amenazó su padre, tomando la podadora.

La mujer sonrió complacida desde adentro de la casa. Los dos, eran los amores de su vida.

Preparó una limonada, era lindo verlos trabajar juntos, y el día estaba bastante caluroso, de pronto, mientras aplastada unos limones sintió una nueva presencia en su cocina, pero actuó como si nada, tomando disimuladamente una sartén, y cuando el intruso se acercó a ella por la espalda, se giró golpeándolo con fuerza con la sartén.

G|L|O|R|Y |EXO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora