Capítulo 19: Bajo la manta

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- Aprovechando que acaba de haber una gran nevada, he estado preparando un viaje a la nieve -A Mateo se le dibujó una sonrisa en la cara. - tú y yo solos. 

Ambos chicos se abrazaron, y allí estaba todavía Carolina observando y pensando cuándo conseguiría ella un novio que la llevase a la nieve.

Asur había reservado una pequeña habitación para dos en un albergue que estaba a 5 minutos de las pistas de esquí.

Comenzaron a organizar todo lo necesario. Después de muchos líos y dramas sobre la ropa y lo que llevarían, acabaron escogiendo cada uno una  maleta minúscula, en la que cabía lo justo: la ropa del día a día y la necesaria para esquiar.

Llegó el gran día, subieron al autobús a las 8:35 AM, el trayecto duraría 2 horas y estaban sentados al fondo, no había mucha gente y los pocos que estaban se sentaban en la parte de delante del bus.

Mateo empezó a morderle la oreja Asur mientras le susurraba cosas al oído, el chico se ruborizó y miró hacia sus lados comprobando que no hubiera nadie cerca, y aprovechando que estaban tapados por una manta, la mano de Asur comenzó a subir lentamente por la pierna de mateo, hasta llegar al nudo de su nuevo pantalón de Adidas, lo deshizo rápidamente y masturbó a Mateo hasta que se corrió dentro del pantalón. Mateo le dio una colleja.

-¡Has hecho trampas! Ahora tendré que ir manchado hasta el hotel.

-Tu has empezado...

Bajaron del autobús y llegaron a la estación de esquí. Uno de los trabajadores les guió hasta las cabañas donde se hospedarían y podrían dejar sus cosas. Una vez se pusieron la ropa de esquiar, Asur y Mateo salieron a la aventura.

No era la primera vez que esquiaban pero hacía tiempo desde que lo habían hecho, así que empezaron en las pistas más fáciles, y cuando vieron que ninguno se había matado, subieron de nivel. Estuvieron casi toda la tarde en las pistas azules (nivel intermedio). Eran en las que mejor controlaban los esquíes y además había muchas y muy distintas. Algunas incluso tenían circuitos para retar a los esquiadores.

Mateo y Asur siempre se lo pasaban bien juntos, pero no recordaban una sensación así desde hace tiempo. Solos, libres. Sin tener que ocultar su relación, riendo como nunca al terminar de bajar la pista. Nunca olvidarían aquella aventura. 

Cuando apenas les quedaban un par de horas para volver a su cabaña, Mateo decidió probar una pista negra (nivel muy alto). El final de esa pista conectaba con el principio de la pista azul en la que estaba Asur, así que Mateo le daría una sorpresa a su novio apareciendo de la nada después de completar una pista negra sin un solo rasguño.

Aunque a lo mejor aquello no fue una buena idea.


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