Asur guió a su chico hasta llegar a un edificio que parecía un bloque de pisos común (aunque bastante descuidado), Mateo no entendía nada.
- ¿A qué venimos aquí? - Preguntó. - ¿Acaso tenemos llave?
- Tú cállate y sígueme, ya verás. - Respondió Asur.
Entraron en el edificio, y, para sorpresa de Mateo, por dentro no resultaba tan desagradable como por fuera. De hecho, todo lo contrario: la pintura de las paredes estaba impecable y las puertas del ascensor relucían.
Mateo había estado cientos de veces en Gijón, pero ese edificio no le sonaba de nada. Es verdad que muchos edificios se parecían, pero pensó para sí mismo que de este en concreto se acordaría.
- Date la vuelta. - Dijo Asur repentinamente, y Mateo obedeció. Se quedó mirando los buzones, leyendo para sí los nombres de las personas que vivían en el edificio, mientras de fondo oía un tintineo. Entonces, Asur le agarró del hombro y le obligó a mirarle.
- ¡Voilà! - Exclamó el moreno, apuntando a una puerta que acababa de abrir.
- ¿Pero qué...? ¿Tienes un piso aquí?
- Más o menos. En realidad, esto es un bajo. Mis padres lo compraron hace muchos años, y lo usan para almacenar trastos, pero es más o menos soportable estar dentro, que yo recuerde. No está sucio y es acogedor.
Mateo estaba alucinando. En su interior sabía que no era para tanto, pero sentía que el hecho de que Asur le hubiese llevado hasta allí suponía un gran paso en su relación. Le parecía algo muy íntimo, muy personal. Miró a su novio a los ojos, y sabía que estaban pensando lo mismo.
Como si de un acto reflejo se tratase, abrazó a Asur con todas sus fuerzas y antes de entrar en el bajo, le besó. Fue un beso fuerte pero suave también, para que su chico supiese que estaba allí y para transmitirle cuanto le quería.
Se separaron y, tras dedicarse una sonrisa, entraron.
Asur no entendía nada. El piso estaba impecable y los muebles ordenados. Se dirigió apresurado a la habitación principal y la abrió de un portazo, confirmando lo que se temía.
La chica que estaba sentada en la cama no era nada más ni nada menos que Carolina, la ex novia de Asur.
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DIOSES DE LA PASIÓN [LGBT]
RomantizmEllos son Asur y Mateo, dos chicos de 15 años que no se esperaban todo lo que se les venía encima. Una historia de amor, sexo y muchos otros imprevistos que marcan la vida de sus personajes. Inspirada en hechos reales.