I

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A las afueras del pueblo, en un lugar bastante alejado se alzaba un majestuoso castillo donde el rey y la reina de Kerth se preparaban para recibir a su primogénita. Las bendiciones habían llegado muy pronto, la reina estaba embarazada de su segundo hijo y por los gritos se podía predecir que su pequeña princesa estaba por llegar, porque si, debia ser una niña la que naciera.

No! Ya basta! Por favor! Alguien! -

Quedese quieta por favor -

NO! gh! Mmhg! Ya...nh...o duele -

Sólo un poco más, sólo un poco más  -

No ghhg mahas AAhh! Ah! -

Puje! -

Pronto se escuchó el llanto de un infante recién nacido, el médico que atendía el parto tomo a la criatura en brazos envuelta en restos de tejido y sangre, que con mucho cuidado fue limpiado.

Felicidades, es un hermoso niño - hablo el médico, llevándolo hacia la madre.

No me lo acerquen! - grito histérica.

Pero mi Reina -

No lo quiero! -

El médico resignado pasó la criatura a los brazos de uno de los sirvientes.

Tomenlo con cuidado y llevenlo con las nodrizas - ordenó.

Como diga -

Las ayudantes tomaron al niño y obedecieron, el médico salió en busca del rey para darle las buenas nuevas.

Felicidades mi rey, es un niño -

El rey se mostró desilusionado al escuchar sus palabras pero no dejó que lo abrumara.

Y mi esposa? -

Ella está bien, pero rechazó el contacto con el niño -

El imponente hombre ingreso a los aposentos donde reposaba el cuerpo de su esposa pero unas pequeñas manos lo detuvieron.

Padre - llamo un pequeño niño de cabellos rojizos -  ya nació mi hermanita? -

Si mi pequeño príncipe, pero no fue una niña, fue un niño así que deberás protegerlo y cuidarlo de todo mal ya que eres el mayor -

Lo juro por mi vida padre -

Que bien mi pequeño, ahora ve con él debe de estar con las nodrizas y no debes preocuparte, tu madre traerá al mundo a una niña muy pronto -
Si -

El pequeño niño de ojos heterocromaticos se fue corriendo por los pasillos hasta la habitación donde atendían al recién nacido.

Runnime, mi querida esposa, como te encuentras -

Te odio! - grito llena de ira y resentimiento  postrada en la cama.

Ya deja ese rencor, han pasado años desde que nos casamos -

Soy tu maldita prima! Como pudiste! -

Lo hice por nuestro linaje, somos los últimos -

He condenado a mis hijos...pero no condenare su futuro! -

Deja de quejas, sólo debes darme una niña y podrás irte a donde quieras-

Jamás! -

La mujer levantó una de las tijeras que el médico había utilizado para atender su parto.

No dejaré que tus planes egoístas se cumplan!!-

Todo había pasado en unos instantes, la mujer de hermosos cabellos celestes había clavado las tijeras en su vientre una y otra vez. La sangre se derramaba en las sábanas de seda, poco pudo hacer su esposo al verla en ese estado.

MI MALDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora