Capítulo 10

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---¡Felices Ocho Meses Pequeña Caty! -Exclamo Miranda entregandole una bolsa de Cartier a su amiga pelirroja.

---¿Le compraste diamantes a mi hija de Ocho meses? -Cuestiono Divertida.

---Claro que no Idiota -Habló por lo bajo tratando de no despertar a el pequeño Nathan quien dormia placidamente en sus brazos--, no hay pulseras para sus pequeñas manos, las he buscado, pero... ábrelo.

Suspiró y colocó a la pequeña de ocho meses en sus piernas mientras quitaba toda la envoltura para quedar solamente con una caja azul marino, la abrió, no dudo en soltar una sonora risa al ver el regalo. 

---¿Qué es esto Miranda? -Rio  fuertemente.

---Son pulseras para los Pies, Elle ¿Acaso no le quedan a la gordita? -Dejo a Nathan en la cuna a su lado-- Mira -Se colocó en cunclillas y le colocó las dichosas pulseras en sus pies haciendo que la pequeña los mirara fijamente-- Linda ¿No lo crees?

Ella solo solto una pequeña carcajada, regresó la vista hacía sus pies nuevamente y despues miró a su madre quien noto sus hermosos ojos azules cristalizados, sus párpados comenzaban a cerrarse y ella abría la boca en busca de comida.

---Bien, te daremos de comer y dormirás, iré por la almohada.

Miranda la tomó en lo que su amiga buscaba la almohada en forma de dona jugando con ella y sus nueva - extrañas- pulseras.
Ellea subió hasta su cuarto, ahí estaba, a lado del cambia pañales. Fue entonces que algo vibro llamando su atención. Su teléfono. 

—¿Herzen?

—Hola cariño. -Ellea respondió con una sonrisa triste.

—Amor, perdoname yo... Estoy en China.

—¡¿China?! -exclamó su esposa alarmada.

—Mi madre y su fundación... Elle lo siento.

Ellea negó con la cabeza masajeando sus sienes, tomo aire y finalmente lo dejo salir levemente.

—Esta bien, no importa. -respondió levemente.

—¿Esta Cath contigo?

—Cath esta durmiendo ya... Pensé que te habías aprendido sus horarios. -ella trato de bromear.

—Comenzaré a creer que no quieres que hable con ella...

—Alistair por el amor de los dioses -Ellea se sintió brevemente indignada–... Es tu hija, de ninguna manera haría tal cosa...

—Era una broma...

—Al -Ellea suspiro–... Estoy cansada, Cate tuvo una mala noche y por ende yo también... Me gustaría dormir así que perdoname si te dejo por el momento.

Lo escucho suspirar y frunció el ceño esperando una respuesta positiva de su parte.

—Bien, te llamaré mas tarde amor... Te amo.

Ellea sonrió inconscientemente.

—Te extraño Al. -respondió terminando la llamada.

Bloqueó el teléfono de forma instantánea soltando todo el aire que había retenido. Si bien, si familia había sido perfecta durante los primero 4 meses, en cuanto Alistair regresó a el trabajo Ellea supo que estaba sola nuevamente en eso, pues si bien, Miranda, las nanas, Nicole y muchas veces sus hermanas estaban ahí para ayudarla, Ellea notaba la ausencia de el que se supone sería su brazo derecho.

Alistair.

Suspiro y guardo el teléfono en su bolsillo trasero, tomó la dona y bajó las escaleras rapidamente el escuchar los llantos de la bebé. 

Forever MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora