Capítulo 31

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Narra Evan

Conduje alrededor de nueve horas. Todo el camino me la pasé escuchando canciones tristes. Si sonaba una feliz, la pasaba hasta que encontrara un triste. Llovió todo el trayecto, haciendo que todo encajara para sentirme aún peor.

Cuando llegué, mi tía estaba sentada afuera en una hamaca junto a su esposo.

Genial, ver parejas cuando estás pasando por una ruptura te hace sentir miserable.

-¿Evan? Pero si es mi hijo Evan.

Hijo. Bueno, al menos sé que aquí no me faltará nada. Todos en mi familia me quieren tener como hijo. Soy guapo y buena onda, así cualquiera.

Ella corrió abrazarme. Seguido lo hizo su esposo.

-Molly, ven aquí. Primo Evan está de visita.

Molly era mi prima más cercana. Tenía 13 y era la chica más tierna del mundo.

Hasta qué salió a recibirme.

La Molly del pasado había quedado atrás. Sus ojos estaban pintados por lápiz de ojos negro en la parte de abajo. Llevaba todo su atuendo de color negro y unas cadenas de calavera colgando de su cuello.

Alguien aquí se había convertido en una chica rebelde...

-Mi pequeña Molly-Fingí una sonrisa y cuando la iba abrazar, me esquivó.

-¿A quién le llamas pequeña? Puso sus ojos en blanco y se fue por donde vino.

No pude evitar reír. Sé que años más tarde se reirá de ella misma.

-Tíos, he venido a quedarme. Será mientras termino la escuela, ya el próximo año iniciaría la universidad.

-Me alegra. ¿Tuviste problemas con tus padres? -Preguntó mi tía preocupada.

-Oh, no nada de eso. Quería simplemente cambiar de ambiente. La cuidad se me ha vuelto aburrida.

-Lo sé, te entiendo. No hay nada mejor que escuchar las olas del mar chocando mientras se mezclan con la melodía de la brisa playera. Pasa, bienvenido a tu nueva casa.

Toda la noche no hice más que dar vueltas en la cama. Mi mente no se callaba pensando en Amanda. Si emprendí este viaje sería para olvidarla, pero su recuerdo me persigue a donde vaya. Si tan sólo me hubiera perdonado, yo sería el hombre más feliz del mundo. Habría hecho las cosas bien y en estos momentos estaría a su lado. Ya nada será como antes, cada cual vive lejos y debe iniciar otra vida.

**

A la mañana siguiente, salí a trotar a la playa. Puede que esté lejos de casa, pero eso no me impedirá seguirme ejercitando. Este cuerpazo no se hace solo de la noche a la mañana. Siempre he dicho que las mejores cosas se consiguen con paciencia, disciplina y perseverancia.

La mayoría de chicas-por no decir que todas-se me quedaban mirando. Es más, hasta tengo varios números.

Números que bote en el camino.

Para mi ninguna se compara a mi chica, y yo siempre escojo lo mejor. Y lo mejor para mí, es ella. Así no este, la tengo presente en mis pensamientos.

Una hora después y yo me encontraba bañado por el sudor que recorría mi cuerpo. El sol era muy fuerte y la piel me ardía. Estaba cansado y con sed, por lo que decidí parar en una cafetería.

Pedí una botella de agua y me senté en unas sillas de afuera. A mi lado estaba un anciano vendiendo periódicos.

-Compré el periódico de hoy-Decía él a los visitantes que pasaban por el lugar.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora